Lo que inflaron las encuestas –y la omnipresencia de su líder en los medios de comunicación– lo desinflaron las votaciones. Si todas las encuestas electorales publicadas en el último mes daban a la formación naranja entre un 18% de los votos las menos optimistas y un 22,5% las más halagüeñas, el partido de Albert Rivera se ha quedado a medio camino. La formación naranja ha obtenido finalmente, con un 99,81% de los votos escrutados, un 13,93% de los votos y 40 diputados, menos incluso que el 15,5% –entre 47 y 50 diputados– que le daban los sondeos a pie de urna de Demoscopia para RTVE. La formación queda en cuarto lugar por detrás de PP, PSOE y Podemos tanto a nivel estatal, con 3.493.493 votos, como en la mayoría de las comunidades autónomas.

Es significativo el batacazo que C's se da en Catalunya, precisamente el feudo en el que esta formación nació para frenar el nacionalismo, donde ha sobrevivido sin pena ni gloria durante diez años y donde Albert Rivera se ha entrenado para dar el salto a la política estatal. Allí, Ciutadans se queda en quinto lugar, por detrás de En Comú, ERC, PSC y Democràcia i Llibertat, con un 13,05% de los votos. Todavía más residual es su resultado en el País Vasco, donde queda sexto, justo por detrás del PP, con 4,09% de los votos, y en Navarra, también sexto con un 7,05% de los votos. Sus mejores resultados los obtiene en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y Murcia, donde se alza con el tercer puesto.

A pesar de unos resultados peores que los augurados, Rivera ha lanzado un discurso de victoria y puesto en valor su ascenso desde los 500.000 votos en las europeas hasta los casi tres millones y medio de estas elecciones generales. “España empieza una etapa de esperanza e ilusión”, ha dicho Rivera en su comparecencia pública tras los escrutinios, en la que ha proclamado a su partido como “el nuevo centro político” frente a la “vieja derecha” y la “vieja izquierda”.