Las elecciones generales que se celebran hoy, 20 de diciembre, pueden mostrar de manera rotunda el fin del turnismo entre los dos grandes partidos españoles. ¿Cómo se ha llegado a esta situación de crisis para el bipartidismo?

Si hay que situar en una fecha concreta el comienzo de la voladura de lo que se conoce como régimen del 78, nadie duda de que hay que apuntar al 15 de mayo de 2011. Ese domingo, y la desproporcionada reacción represiva que siguió a las manifestaciones convocadas en muchas ciudades, es la brecha por la que empezaron a supurar varias de las heridas acumuladas durante los 33 años previos: un paro juvenil inasumible, una falta de conexión total entre las discusiones políticas y las vivencias a pie de calle, o las obscenas relaciones entre empresas constructoras, ayuntamientos y entidades financieras, por ejemplo. Así lo recuerdan seis personas de distintas edades y ámbitos que han respondido a esta pregunta: ¿cuáles son los principales hitos que han llevado al fin del bipartidismo?
Beltrán Roca (antrópologo): El primer hito es mayo de 2011, con la explosión del movimiento de los indignados. En ese momento nació una nueva gramática política que los partidos tradicionales no han entendido (tampoco los sindicatos u otras organizaciones de la sociedad civil, como las vecinales o las ONG).
El segundo hito es mayo de 2014, con la irrupción de Podemos. Un partido creado apenas tres meses antes de las elecciones y que logró más de un millón de votos. Ese partido nacía con el objetivo de dar una expresión electoral a muchas demandas y discursos del 15M. Demandas ante las que el sistema institucional se había cerrado a aceptar e introducir, siquiera parcialmente.
El más claro ejemplo fue la Iniciativa Legislativa Popular propuesta por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que fue totalmente desvirtuada en el Congreso de los Diputados en 2013. Si el sistema institucional hubiera estado más abierto a las demandas de la calle, y si el PSOE hubiera preservado algunas características socialdemócratas, incorporando los discursos de los nuevos movimientos sociales, hoy el bipartidismo no estaría amenazado.
Beltrán Roca: "En mayo de 2011 nació una nueva gramática política que los partidos tradicionales no han entendido, tampoco los sindicatos u otras organizaciones"
Lolo Rico (cineasta, creadora del programa de televisión 'La bola de cristal'): Empezó con el 15M y lo retomó Podemos, no quiero decir que sean la misma cosa pero Podemos hace un papel muy importante en este ver la política de otra manera.
Pastora Filigrana (abogada, de la Asociación de Juristas Grupo 17 de marzo): Una recesión económica importante que deja fuera del "estado del bienestar" a grandes capas de la población, principalmente la gente más joven. Gente joven que ha hecho todo lo que le dijeron que debían hacer, una carrera, y varios master, y que así prosperarían, que tendrían primera y segunda vivienda en propiedad al igual que sus padres. La ruptura de este deseo colectivo lleva al descontento y este a la movilización. Es este discurso en contra del engaño de la política el que se plasma en el 15M y que es uno de los hitos de este cambio de paradigma partidista.
Esta protesta se agrava por la represión con la que responde el Estado y que aun evidencia más la falta de democracia y la escasa legitimidad de los partidos políticos como representantes de la ciudadanía.
En el momento electoral, una parte de estas protestas convertidas en movimientos sociales deviene partidos político o candidaturas ciudadanas, como es el caso de Podemos u otras candidaturas de Unidad Popular. Sin duda, la creación de estos nuevos partidos y su irrupción en el panorama político institucional supone un hito en la ruptura del bipartidismo.
Por último, la respuesta de la derecha conservadora a esta situación y la creación de un nuevo partido político conservador como Ciudadanos con una imagen fresca y renovada y unos discurso neoliberales sin diferencias al PP. La derecha hasta ahora no había necesitado más que un partido, sin embargo los hitos anteriores le hacen tener que mover ficha a nivel mediático y la respuesta orquestada es Ciudadanos.
Jaime Pastor (profesor de Ciencia Política): La creciente desafección ciudadana hacia los grandes partidos que se iba ya expresando en las encuestas a partir, sobre todo, del estallido de la burbuja inmobiliaria y el comienzo del fin del "capitalismo popular" (mayo de 2010), acompañada de la inacabable lista de escándalos de corrupción que ha ido afectando a PP, PSOE y, más recientemente, CiU.
Pero lo anterior no habría tenido mayor traducción política sin el acontecimiento 15M de 2011 y, con él, el inicio de un ciclo de protestas y de repolitización ciudadana, protagonizado por una nueva generación, principalmente compuesta por hijos de la clase media. Éstos expresaban su frustración ante el fin de sus expectativas de ascenso social mediante su rechazo a esos dos grandes partidos (contra ellos iba dirigido principalmente el eslogan “No nos representan”) como principales responsables de "la crisis".
En ese contexto de movilización, la intensificación de las políticas austeritarias de la troika, blindadas con la reforma del artículo 135 de la Constitución por ambos partidos y reflejadas en el contraste entre el "rescate" a la banca, por un lado, y los recortes en servicios y derechos sociales fundamentales, por otro, fue acentuando el desgaste social de ambos partidos.
Se ha ido abriendo así una ventana de oportunidad que fue, en primer lugar, aprovechada por Podemos en las elecciones europeas de mayo de 2014 y, luego, por las candidaturas locales de unidad popular en mayo de 2015, demostrando que existía un espacio político-electoral para opciones alternativas a los grandes partidos. Posteriormente, ha sido Ciudadanos, a partir de las elecciones autonómicas y locales de 2015 y de las catalanas de septiembre de 2015, quien se ha ido beneficiando también de ese desgaste, especialmente entre el electorado del PP.
César Rendueles (profesor de Teoría Sociológica y autor de los ensayos Sociofobia y Capitalismo canalla): El bipartidismo perduró porque contaba con mecanismos de legitimación sencillos pero eficaces: un estado social subdesarrollado pero capaz de limitar la pobreza, la posibilidad de que las familias legaran riqueza a sus hijos a través de la revalorización de las propiedades inmobiliarias, la pertenencia a la Unión Europea como horizonte de modernización, la lucha contra el terrorismo como elemento de cohesión…
Cada uno de esos elementos ha ido saltando por los aires: la burbuja inmobiliaria, los recortes en los servicios públicos, la crisis política de la Unión Europea, el fin de la violencia política en el País Vasco… Al final, el bipartidismo se ha mostrado como una carcasa vacía cuyo único objetivo es proteger los intereses de las élites.
La alternativa está surgiendo de una manera mucho más abrupta y desordenada, con muchísimas contradicciones. Dudo que nadie tenga la menor idea de hacia dónde va esto y por eso desconfío mucho de la gente que veo a mi alrededor haciendo diagnósticos muy categóricos.
David Becerra Mayor (doctor en Literatura Española y autor del ensayo La guerra civil como moda literaria): Creo que fue un error que, a pesar de los esfuerzos de Alberto Garzón, no se pudiera formar un frente popular entre lo que hoy es Unidad Popular-Izquierda Unida y Podemos.
La suma de votos de ambas fuerzas creo que podría haber tenido posibilidades de éxito. Podemos argumentaba, sin embargo, que integrar un frente popular o de izquierdas le restaría votos –contrariamente a lo que decían cuando se formaron las candidaturas de unidad popular para las elecciones municipales, cuando decían, con razón, que la unidad no solo sumaba sino que generaba un efecto multiplicador.
El argumento de Podemos es legítimo e incluso es probable que tengan razón; es posible que Podemos en solitario obtenga más votos que si se hubiera presentando en una candidatura unitaria. Pero una cosa son los votos y otra los escaños. Y teniendo en cuenta las reglas de juego de la democracia española, que castiga la fragmentación, quizá unos pocos votos menos podrían llegar a suponer unos escaños más. Con una candidatura unitaria, posiblemente el fin de régimen estaría hoy más cerca.
Pero también hay que tener en cuenta cómo han cambiado las cosas en la sociedad española, durante el último año, y cómo el discurso ha retrocedido.
Hace apenas año y medio estaba vivo un discurso más radical y transformador, que se había instalado en la sociedad española tras el 15M y el 25M. Hace apenas un año y medio estaba vivo el debate sobre una posible salida del euro, se hablaba de la Troika como ese ente que había secuestrado la democracia en España, se hablaba de que vivíamos en una deudocracia y que para escapar de ella tendríamos que hacer una auditoria para no pagar la deuda. De eso apenas se habla ya. Y eso es un síntoma del retroceso discursivo y político que la sociedad española ha experimentado.
comentarios
0