Segundo día clave en la semana de pasión del Parlament de Catalunya. El hemiciclo no confía en Artur Mas en su primer intento para ser investido president. En Madrid, el Consejo de Estado ha dado luz verde al recurso que se enviará al Constitucional contra la resolución de comienzo del proceso tomada ayer en Barcelona.
El Mas de la austeridad, el que entró en helicóptero al Parlament el 15 de junio de 2011, el presunto cómplice de la corrupción de Convèrgencia Democrática de Catalunya ha perdido la votación de investidura en el Parlament a pesar del gran apoyo del Artur Mas más socialdemócrata y preocupado por los problemas de la gente más humilde, que ha hecho guiños tanto al ala izquierda de Junts Pel Sí, como a las CUP y a Catalunya Sí que es Pot.
No han servido, poco antes de las 20h del 10 de noviembre, los parlamentarios han rechazado la investidura por 73 votos a favor y 62 en contra. La president Carme Forcadell ha detenido la sesión y convocado a los parlamentarios para el próximo 12 de noviembre.
El resultado era previsible, pero la puesta en escena de ese segundo Mas, social y reivindicativo, ha vuelto a mostrar la capacidad del número 4 de Junts Pel Sí para la reinvención. "Hemos hecho todo para no tener el poder", ha dicho Mas en un momento de la sesión. También ha clamado a favor de las democracias de calidad frente a las de "baja calidad" como la del Estado español.
El apoyo de Junts Pel Sí ha sido insuficiente para investir en primera ronda al expresident. Antonio Baños, número uno de las CUP en septiembre, ha recordado el papel de ese primer Mas –gestor de la austeridad y autodefinido como business friendly– y ha añadido a su voto un rechazo del personalismo que encarna Mas, un obstáculo para el proceso, en opinión de Baños.
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La negativa de las CUP ha sido tan definitiva como se venía anunciando y no se ha producido la apertura de las aguas del mar Rojo que habría supuesto el apoyo de cualquiera de los otros cuatro grupos representados en el Parlament.
El guión ya estaba escrito, pero la película sigue, y esto durará al menos unos meses más. Como ha recordado Mas, las siguientes tentativas para nombrarle de nuevo president requerirán sólo una mayoría simple, para lo que tendría un peso importante la decisión de votar 'no' u optar por abstenerse. Sin embargo, simultáneamente al nombramiento de la nueva cabeza del Govern, se desarrollará la resolución aprobada ayer por el Parlament por una mayoría del hemiciclo.
¿Qué se aprobó el 9 de noviembre?
“Una declaración solemne del inicio de proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de república”. Una fórmula imprevista que elude deliberadamente el concepto Declaración Unilateral de Independencia (DUI), previsto –aunque poco empleado– en la legislación internacional. La declaración de ayer es el comienzo de un proceso de “desconexión” de la legalidad del resto del Estado español.
La propuesta, de nueve puntos, fue apoyada por 72 diputados y rechazada por 63. La resolución incluye la puesta en marcha de tres leyes, la ley del proceso constituyente, la de la hacienda catalana y la de la seguridad social. Si la primera de ellas sale adelante, en teoría, se realizaría una consulta para ratificar la nueva constitución, pero antes hay muchas estaciones que pasar. Los pasos internacionales no se han hecho esperar, el diario Ara.cat ha publicado que Carme Forcadell, presidenta del Parlament, ha enviado una carta a la UE y la ONU comunicando que Catalunya comienza el proceso de independencia.
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¿Qué pasa ahora?
El tren que echó a andar ayer no saldrá de la primera estación hasta dentro de 30 días. La legislatura, una vez haya arrancado, durará 18 meses, el tiempo en desconectar al futuro Estado catalán del Estado español. Pero, si el 9 de enero no hay un president, el Parlament estará abocado a unas nuevas elecciones. Más incertidumbre.
Hasta entonces, se debe resolver la primera incógnita: quién será el president que dirija este proceso. Artur Mas se ve como el único capaz de hacerlo, por eso ha advertido a las Candidatures d'Unitat Popular (CUP) de que “el proceso encallará” si no sale elegido en las sesiones de investidura.
Las CUP han advertido desde el comienzo del proceso electoral que no investirán con su voto a Mas. Ya no es noticia que el candidato preferido por los anticapitalistas catalanes es el exeurodiputado de ICV y exdirector de campaña de Òmnium Cultural, Raül Romeva. Hasta ahora, JxS no ha dado ninguna muestra de plantearse que Romeva sea una posibilidad.
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Dónde está cada uno: el independentismo
Junts Pel Sí: sin sus votos hubiera sido imposible la declaración de ayer... aunque hay 'peros'. El propio Mas defendió que la declaración de ayer no prevé la DUI. “Si el Estado hiciera una lectura serena de ella entendería que hay margen para la negociación”, dijo en la sesión de ayer.
Pero la versión 'light' de la resolución de ayer tiene quien la corrija, dentro del proyecto JxS, donde se sitúan Convèrgencia Democrática de Catalunya (CDC), ERC y varios independientes. De las tensiones en el interior de este grupo puede surgir una solución al laberinto abierto, si Mas cede el testigo a Romeva y fía a la socialdemocracia consolidada y la izquierda catalana el rumbo del Procés que ha encabezado hasta ahora.
Hoy, Mas ha defendido el estrecho margen que el marco institucional deja a las Comunidades Autónomas para aplicar distintas políticas de las aplicadas en Catalunya.
Anna Gabriel Sabaté, número dos de las CUP y portavoz en el Parlament de este grupo, aseguró que la declaración es “un acto de ruptura, de soberanía, democracia y de dignidad”. Por su carácter asambleario, las CUP va con la tarea hecha al Parlament: "Todos somos necesarios, pero nadie es imprescindible", ha recordado Baños a Mas en la sesión de esta tarde.
Su voto positivo a favor de la resolución de ayer y hacia la construcción de una República catalana no se supedita a la aprobación de Mas como director de orquesta de ese proceso, lo que le ha costado no pocas críticas en los medios "convergentes", Ara.cat o La Vanguardia.
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Sí que es Pot, entre dos tierras
Ni por activa ni por pasiva, lo habían anunciado y lo han cumplido: Catalunya Sí que es Pot ha negado su voto en la investidura a Artur Mas. La declaración de inicio del proceso aprobada ayer tampoco contó con el apoyo de esta formación, que presentó una propuesta que incluía un proceso constituyente que desembocase en un referéndum en 2016. En la primera sesión de investidura, el número uno de CSQP ha dicho que la hoja de ruta de JxS es inviable y que el derecho a decidir debe pasar por un referéndum.
La propuesta sólo fue apoyada por este grupo, recibió el 'no' de JxS, PSC, PP y Ciudadanos y la abstención de las CUP, que no votó a favor porque no recoge “la no subordinación al Estado y tampoco supera el autonomismo”.
Su posición en la investidura ha sido recordar el papel de Mas como gestor de la austeridad. El fracking, el TTIP, la reforma laboral o los recortes en educación y sanidad han sido algunos de los "hitos" de la carrera del expresident que ha recordado Lluis Rabell en su intervención.
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El españolismo se encomienda a Arrimadas en Catalunya
Ciudadanos ha sido, antes y después de las elecciones, la casa común del españolismo en Catalunya, lo que la sitúa, no sólo por número de votos, al frente de la oposición en el Parlament, con la sola excepción de una aislada Catalunya Sí que es Pot. La reacción ha sido la esperada, duras palabras contra Artur Mas, a quien se señala como único responsable del proceso catalán, y, como propuesta, el reformismo: “España hay que reformarla, no romperla”, se establece como el mantra de Ciudadanos, que con ese estribillo aspira a cerrar su ciclo triunfal el 20 de diciembre.
El PSC de Miquel Iceta asume como suyo el concepto de federalismo, palabra que desde hace meses gira en el vacío y parece insuficiente para la demanda de una mayoría independentista. “El problema no es España, sino Rajoy” es otra de las consignas que divulga el PSC, que ha recordado que niega a Mas el apoyo para gobernar que le dio en 2010.
PP: Con un “Visca Catalunya y Viva España” cerró Xavier García Albiol su intervención en la sesión de ayer, día 9. Como en campaña, los populares catalanes se sitúan a rebufo de Ciudadanos. La palabra clave para este partido es “unidad”.
Noticias de Madrid
Si todo sigue su cauce, es decir, si a Mariano Rajoy no le da un siroco y cambia su posición, el Consejo de Ministros aprobará en las próximas horas un recurso de impugnación ante el Tribunal Constitucional contra la resolución. El primero en hacerlo ha sido el Consejo de Estado, que ha dado luz verde al recurso que interpondrá el Gobierno por entender que la carta de ayer va en contra de la soberanía nacional, que reside en el Estado español.
El Tribunal Constitucional suspenderá automáticamente la resolución aprobada ayer... que contempla que las instituciones catalanas no acatarán la decisión de este Tribunal. Lo que equivale a decir que desde ayer Catalunya ya no reconoce la Constitución del 78 como marco legal, lo que también equivale a decir, como ha hecho Guillem Martínez, que hasta ahora –técnicamente– no ha habido desobediencia.
La respuesta desde Madrid, según apuntan los medios españolistas El País y Abc, puede pasar por la intervención de la Tesorería de la Generalitat. Un estrangulamiento financiero de la actividad de la Generalitat que se plantea desde el PP como último recurso pero que parece ser el primero al que acudirá el Ejecutivo. Además, la Fiscalía, por medio de Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, ha sugerido que el peso de la ley puede aplicar a la Generalitat los delitos de sedición, prevaricación, desobediencia, usurpación de atribuciones, uso indebido de fondos públicos o delitos contra la Corona y contra la forma de Gobierno como el de rebelión, según ha informado Europa Press pasadas las 14h del 10 de noviembre.
Raül Romeva, número uno de JxS, y candidato de consenso para president si Mas cede en su pretensión de encabezar el próximo Gobierno catalán, advirtió al Gobierno español que no frenará el proceso cargando “los tribunales con artillería legalista”. No obstante, en el choque entre legalidades, apunta Martínez en Contexto, la última palabra puede tenerla “un auge de la desobediencia, esta vez ciudadana, no institucional”. Sin esa toma de palabra por parte de la ciudadanía, parece difícil que se resuelvan las incógnitas abiertas.
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