La formación morada busca recuperar la iniciativa como fuerza impulsora del cambio

“Ciudadanos tiene la pole position y para nosotros son el rival a batir”. Así respondía Pablo Iglesias, candidato a la presidencia del Gobierno por Podemos, a una pregunta del periodista Jordi Évole sobre sus perspectivas para las elecciones generales del 20 de diciembre. La respuesta se enmarca en el análisis de los resultados obtenidos por Catalunya Sí Que Es Pot (Cat SQP) –la marca de la formación para las catalanas en confluencia con otras fuerzas–, resultados que estuvieron “por debajo de las expectativas”, según indica a Diagonal Carolina Bescansa, secretaria de Programa y Análisis Político de la formación.
Carolina Bescansa: “La estrategia de nuestros adversarios es hacernos creer que la posibilidad de cambio ya no es real”
En seis meses Podemos ha pasado de ser una firme fuerza candidata a la presidencia del Gobierno –en enero el CIS le otorgaba un 23,9% de estimación de voto– a estar en una posición en la que ese horizonte se aleja poco a poco –el barómetro del mismo organismo reducía la cifra al 15,7% en julio y la de Metroscopia de octubre a un 14,1%–. Mientras que desde el aparato del partido se apela a la ilusión y se habla de triple empate junto al PSOE y a Ciudadanos, lo cierto es que la aparición de la formación naranja –que cosechó un 17,9% en las catalanas, exactamente el doble que Catalunya Sí Que Es Pot– y la resistencia de un PSOE que aguanta el envite y permanece como segunda fuerza en varias encuestas le están complicando las cosas. ¿Qué ha pasado en estos seis meses?
Frescura perdida
“Hay varias causas, pero un elemento importante ha sido la normalización del proyecto”, apunta Germán Cano, integrante del Consejo Ciudadano estatal del partido. “Podemos nació como una fuerza fresca que no estaba contaminada por lo institucional en un contexto de odio a la clase política, y estaba claro que esa frescura se iba a perder. El proyecto se ha ido normalizando porque ha tenido su traducción institucional, y además han sucedido algunas cosas que nos han hecho bastante daño”. El caso Juan Carlos Monedero, exnúmero tres del partido que dejó sus cargos en el mismo mostrándose crítico con el camino tomado por la dirección, es la primera que comenta. Monedero ocupó durante semanas las portadas de los mass media, acusado de defraudar a Hacienda. “Fue un punto de inflexión, ayudó a normalizar la imagen de Podemos como un partido más para un gran sector de la población que lo veía como una fuerza totalmente inmaculada, y eso fue fomentado por los medios, que ayudaron a extender ese cinismo generalizado que dice ‘¿lo véis?, todos son iguales’”. Otro caso que comenta fue la polémica que protagonizó su número dos, Íñigo Errejón, por el supuesto incumplimiento de un contrato de investigación en la Universidad de Málaga del que las rotativas sacaron hasta el más mínimo detalle.
Lectura derrotista
Carolina Bescansa no comparte la “lectura derrotista”, tal como la define, que se hace desde la mayoría de medios para las generales. “Creo que la estrategia de nuestros adversarios es hacernos creer que la posibilidad de cambio ya no es real, y ése es un discurso que están construyendo las grandes instancias que controlan el poder político de nuestro país”. La responsable destaca que cada vez que se han presentado a unos comicios han mejorado sus resultados y pone de relieve la apertura del escenario electoral. “Por primera vez en 35 años se abre un horizonte por el que una fuerza de cambio como es Podemos puede ganar”, una afirmación que comparte Cano: “Este voto vale más, hay una sensación de que se pueden cambiar las cosas”.
Raúl Camargo: “La organización al principio era un marco desbordante de gente que se acercaba”
Respecto a las perspectivas de voto, la propia Bescansa firmaba un informe que daba a la formación en torno al 20% de sufragios. En el mismo indicaba que, según la fotografía del Parlamento que ofrecía la encuesta, su partido “no estaría en condiciones de liderar un Gobierno” en el Estado, ya que Ciudadanos sería un socio mucho más apetecible para PSOE o PP. Por si quedaban dudas, descarta cualquier posible pacto con los socialistas si la formación morada estuviese por debajo de éstos. Otra cosa es si Podemos quedase por encima: “Al PSOE le sienta muy bien ser segunda fuerza detrás de Podemos o de lo que representen las fuerzas del cambio –indica– eso le facilita adoptar medidas sociales”.
Bescansa no ve un trasvase de votos de Podemos a Ciudadanos en los últimos meses: “Los datos que dibujan nuestras encuestas indican que los 18 puntos que pierde el PP son más o menos los que crece Ciudadanos. No creo que estemos en el mismo espacio ideológico ni político, por lo que es difícil que compitamos por el mismo espacio”. Sin embargo, el llamado ‘cinturón rojo’ de la periferia de Barcelona ya es conocido como ‘cinturón naranja’, debido a los buenos resultados obtenidos por la formación de Rivera en las catalanas.
“En un momento de descomposición del Régimen del 78, de desafección hacia la clase política, el discurso regeneracionista de Ciudadanos tiene una gran capacidad de seducción”, reflexiona Cano, pero matiza que ese discurso “está adaptado a lo que hay, a que todo cambie cosméticamente para que quede tal cual”. Y es que para este profesor han mutado los ejes de discusión: “Ya no son izquierda y derecha, sino lo viejo contra lo nuevo, y en ese discurso compiten Podemos y Ciudadanos, con grandes diferencias”. Con todo, Cano ve en la propuesta de Ciudadanos una ficción. “Lo comentaba Guillermo Zapata [concejal de Ahora Madrid], los dos grandes valores sobre los que se asienta la posición de Ciudadanos son el valor España y la recuperación laboral, y esos dos viajes son imposibles porque no vamos a volver a esa sociedad de estabilidad del trabajo ni vamos a pensar España como se pensaba antes. Es como si no hubiesen aprendido nada de la crisis”.
Un mensaje atenuado
La moderación en el mensaje es uno de los principales reproches que desde sectores críticos se hace a la estrategia adoptada por los órganos ejecutivos estatales del partido, copados mayoritariamente por la corriente afín a Iglesias Claro Que Podemos (CQP) tras la votación llevada a cabo en la asamblea fundacional del partido hace un año en Vistalegre (Madrid). El propio Iglesias reconocía este domingo en La Sexta esta moderación en pro de un pragmatismo de cara a obtener un mayor apoyo social.
El diputado autonómico por Madrid de la formación y miembro de la corriente interna Anticapitalistas, Raúl Camargo, aboga por un discurso “más a la ofensiva” y tilda de error la estrategia tomada por la actual dirección tras Vistalegre, destacando el abandono del primer programa electoral que presentó la formación: el de las Europeas de 2014. “Se hizo de forma precipitada, podía haberse abierto un debate, pero al final se optó por una forma que no permitió que la gente que estaba en los círculos pudiera tener participación”.
La crítica al modelo organizativo es algo que destaca el diputado como una de las causas del “desinfle de la ilusión”, tal como califica la situación actual. “La organización al principio era un marco desbordante de gente que se acercaba, que construía círculos… y ahora eso no es así”. Su corriente presentó en Vistalegre un modelo organizativo que daba más peso a las bases, pero perdió en las votación contra la propuesta de CQP, en unos comicios que fueron polémicos y criticados por varios sectores, que consideraron que la forma de votación favorecía al equipo de Iglesias. Aunque no tiene claro que la elección del modelo alternativo hubiese ofrecido mejores resultados, sí cree que hubiese contribuido a tener “una organización fuerte, que se hubiera conservado para el ciclo que se va a abrir después del 20D, una fuerza social que va a ser fundamental para encarar un nuevo ciclo donde la crisis sigue y donde, gobierne quien gobierne, lo va hacer con una situación muy inestable”.
Nuevos actores
Anticapitalistas no son los únicos que apuestan por reforzar los cimientos de la organización. El pasado 16 de octubre se presentaba una nueva corriente interna crítica, denominada Bases Podemos, que nacía con el objetivo de reforzar los círculos y “unir a las bases en una estructura única para exigir dentro del partido aquella idea que había y que nos cortaron en Vistalegre”, tal como explicó Carlos Armada, uno de sus representantes. Otro portavoz, Carlos del Río, apelaba a “un discurso purista que provenía del 15M y que fue abandonado” y lanzaba duras críticas contra el Consejo Ciudadano estatal haciendo un duro diagnóstico: “Las encuestas son demoledoras, en octubre el porcentaje de voto ha caído casi a la mitad y hay una desafección de las bases y de la ciudadanía determinada por varias causas, principalmente porque se han dejado de lado los círculos, que son los que tenían que ser portavoz y vehículo del discurso de Podemos”.
No sólo los sectores internos más alejados de la promotora ven un problema en la relación de los círculos con la ejecutiva. Aunque no cree que sea un elemento tan fundamental como la normalización del partido, Cano hace autocrítica y afirma que “hay una separación que debe superarse” pero remarca que “es muy complicado generar una interrelación fluida entre los círculos y el órgano ejecutivo porque hay una aceleración cuando estás en las política institucional que hace que pongas peso en determinadas cuestiones y desatiendas otras”. A pesar de ello afirma: “Hay que atender ese problema y solucionarlo, y me consta que hay voluntad”.
Por su parte, Bescansa no ve “procesos de luchas internas”, sino “la creación de una organización estatal con cientos de miles de personas inscritas que se enfrenta a las dificultades de tener que crecer, hacer campañas electorales y ocupar espacio institucional en menos de doce meses, y eso es un reto al que creo que ninguna organización política de este país ha tenido que enfrentarse”.
Confluencias territoriales
El experimento de Ahora en Común, una confluencia a nivel estatal al estilo de las candidaturas de unidad popular municipales, era la apuesta de una parte de la militancia dentro y fuera de Podemos. Camargo expone que ya en julio más de 980 cargos de la formación firmaron el manifiesto Podemos es participación, una iniciativa que buscaba frenar las primarias de cara a las generales. “La dirección realizó unas primarias exprés, con listas plancha y un proceso de deliberación muy escaso en la base, y eso fue un error”. Para el diputado la alternativa era “reunir a distintas tradiciones y colectivos, organizar unas primarias con métodos proporcionales y hacerlo además a escala provincial para permitir que la gente que saliese elegida fuese representativa de la provincia, la unidad mínima electoral en este país. Ese proceso habría ayudado a ilusionar más”.
Pablo Iglesias: “Ciudadanos tiene la pole position y para nosotros son el rival a batir”
Finalmente eso no pasará, aunque sí continúan las conversaciones para una confluencia regional de Podemos con otras fuerzas en territorios como Catalunya, Galicia o el País Valenciano que, previsiblemente, se plantearán “en base a una marca que se llamará Podemos guión lo que sea”, apunta Bescansa. Por el camino se ha quedado el acercamiento de Alberto Garzón, secretario general de IU, que ahora se presenta a las primarias de las cenizas de Ahora en Común, proceso del que ya se han distanciado partidos impulsores de la iniciativa como Equo.
La ruptura de las negociaciones entre Garzón y Podemos el pasado 6 de octubre fue el último coletazo de un divorcio anunciado, con polémica final: mientras Garzón afirma que negociaba con Podemos una lista conjunta, desde Podemos indican que sólo se buscaba su fichaje. “Nunca tuvimos en nuestra hoja de ruta hacer una coalición con IU federal” afirma a Diagonal Bescansa. “En el momento en el que se planteó que para llegar a acuerdos y para sumar había que firmar una coalición, la propia IU puso condiciones imposibles”, continúa.
Carmena y Colau
Además de los procesos territoriales de confluencia en los que Podemos trabaja en la actualidad, en los últimos días se abre un último horizonte que podría dar un empujón a las expectativas de voto. “El elemento clave va a ser que los ayuntamientos del cambio se sumen a la iniciativa”, apunta Cano. Ada Colau ya anunció que Barcelona en Comú impulsará una candidatura para las generales que buscará unir “el máximo de fuerzas posibles para que ese proceso constituyente que está en marcha en Catalunya y los que se puedan abrir en el marco estatal sigan adelante”. Ya ha puesto condiciones a Podemos e ICV, entre ellas la de crear un proyecto soberano y ciudadano, sin sumas de siglas, para tener grupo parlamentario propio. Habrá que ver qué movimientos se dan en otras ciudades con gobiernos de unidad popular como Madrid, Zaragoza o Santiago.
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