Análisis de los últimos 15 días que han ofrecido las siete candidaturas que optan a la presidencia de la Generalitat de Catalunya.
El espectro político que dejan las elecciones catalanas con siete fuerzas políticas en la paleta de las votantes es envidiable. Hoy se constituyen unos comicios verdaderamente excepcionales.
Repasemos a pocas horas de saber los resultados finales lo que ha dado de sí esta campaña de 15 días tan apretada, y cuáles han sido los planteamientos y las fragilidades de las distintas formaciones políticas configurando el 1x1 de cada candidatura.
Junts pel Sí: descolocada
La candidatura de unidad entre entidades independentistas como la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Ómnium Cultural principalmente, y Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) y Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) ha resultado de una esquizofrenia innegable para su cabeza de lista Raül Romeva. En los cuatro intensos debates de estos quince días –excepto el primero en TVE donde Germà Bel, cabeza de lista por Tarragona y ex socialista, ejerció de representante– el supuesto líder de la lista unitaria nunca ha podido interpelar a sus adversarios políticos en los temas referentes a la gestión de Artur Mas.
Los casos de corrupción que rodean a CDC y una acción de gobierno totalmente marcada por el apoyo a proyectos especulativos como Barcelona World o el TTIP ha generado a un candidato como Romeva, muy valorado entre la sociedad catalana como eurodiputado de Iniciativa per Cataluña Verds (ICV-EUiA). una incertidumbre que, a veces, rayaba el ridículo. La invisibilidad extrema de Mas y Junqueras (sólo aparecido en estos dos últimos días de campaña), en los cara a cara entre candidatos, ha dado motivos al resto para contrarrestar cualquier discurso en favor de la independencia, despreciando el proceso y ejerciendo una intimidación desfavorable para los intereses soberanistas que han podido auxiliar a algunos indecisos.
Raül Romeva no ha sido capaz de imprimir argumentos para defender al actual gobierno, porque incluso él, de una naturaleza política absolutamente contraria a CDC, ha sido siempre crítico con la política histórica de la Convergencia del pujolismo . El equívoco de Junts pel Sí en la figura Romeva o en las propias entidades independentistas ha sido, pues, reducir su campaña en el "marco actual en el que se enfrenta Cataluña", es decir, a unas plebiscitarias, y dejar de lado un programa político y social que ha de convertirse en esencial y necesario durante los próximos dieciocho meses de gobierno.
Partido Socialista de Cataluña (PSC): Inverosímil
Desde 2011 los Socialistas catalanes han ido perdiendo la credibilidad que algunos pocos todavía auguraban. La tradición de la socialdemocracia en Europa ha sido disuelta sin paliativos sobre todo en el Reino Unido, Francia y España. En estos cuatro años la posición del Partido Socialista ha resultado ambigua, fruto de la falta de entendimiento con el Partido Socialista Español (PSOE), verdadero y único compositor de esta sinfonía socialdemócrata en España, relegando al PSC a una comparsa dócil.
Esta ruptura de intereses ha culminado, sin embargo, a un entendimiento obligado por el contexto catalán actual en dictaminar por parte de ambos partidos una tercera vía, la federalista, que nunca ha sido su caballo de batalla. Las consecuencias de esta telaraña insólita ha provocado el exilio de grandes nombres del socialismo como los hermanos Pasqual y Ernest Maragall y numerosos militantes abocados a una realidad que propició el ex presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero cuando desdeñó su promesa de la reforma del Estatuto de Autonomía, y después su recorte en el Tribunal Constitucional.
La responsabilidad de este esperpento político entre PSOE-PSC se ha depositado en el nuevo líder catalán Miquel Iceta que, en los sucesivos debates, se ha convertido en un candidato que ha ido construyendo un discurso paralelo al del Partido Popular (PP) o Ciudadanos (C's). Dando validez, al igual que sus opositores unionistas, a la "ilegalidad constitucional" y a las declaraciones de ministros, empresarios y políticos conservadores (a priori sus contrarios) sobre el encaje de Cataluña con Europa, aduciendo que no se trataban "de opiniones sino de hechos", nunca ha querido salir al paso en defensa de los propios catalanes, por ejemplo, cuando Felipe González relacionó el independentismo con el fascismo; ni ha querido aceptar tampoco una hipótesis sobre una posible Escocia independiente en Europa que bien le habría apartado de los alegatos del PP o C's.
Partido Popular: Reaccionaria
La herencia reaccionaría de Xavier García Albiol proviene de su gobierno en el ayuntamiento de Badalona. Con campañas ciertamente xenófobas como la última: Limpiamos Badalona, que supuso su derrota a manos de una gran alianza municipalista, Mariano Rajoy ha optado por mantener el autoritarismo que ha ido fabricando durante estos últimos cuatro años en la persona de Albiol y en detrimento de Alicia Sánchez Camacho, volatilitzada en esta campaña.
En un discurso del miedo fundamentada en una hermética Constitución Española, el PP o su nacionalismo español, como bien explica el catedrático de Ciencia Política Vicenç Navarro, ha conseguido el efecto contrario en todo lo que se ha propuesto, es decir, incrementar el independentismo gracias al juego sucio, utilizando los instrumentos más primarios de los que dispone un gobierno de mayoría "absolutista".
Haciendo de los registros en la sede de CDC un espectáculo electoralista que ha acabado banalizando la corrupción y, en consecuencia, favoreciendo la propia candidatura de Junts pel Sí, y sirviéndose de las proclamas de Merkel, Obama, Cameron y toda la Comisión Europea como si fueran mandamientos irrenunciables, Rajoy y Albiol han demostrado tener cierta ignorancia o falta de interés en la realidad catalana, obviando incluso que parte de "su Cataluña invisible" es la misma que ellos han olvidado.
Ni las presiones de la banca, ni la amenaza del ministro de Defensa Pedro Morenés sobre la actuación del ejército, ni la manipulación de dirigentes europeos estrictamente relacionados con el PP, o el comunicado adulterado hace unos días, han conseguido disminuir el carácter plebiscitario que quería el PP y mucho menos rebajar el interés de unos comicios históricos para Cataluña. Albiol y toda la cúpula del PP no han sabido dilapidar en ningún momento las exigencias independentistas debido a su retahíla de despropósitos, porque sólo les ha interesado cargar contra Artur Mas, que ha acabado erigiéndose en mártir y héroe del proceso soberanista, politizando los otros poderes del Estado en una clara operación punitiva.
Catalunya sí que es pot: Contradictoria
La estadística más cercana nos dice que ICV encuentra el camino de la victoria cuando forma coalición con otras formaciones políticas. Así resultó con el tripartito que, finalmente, le supuso un castigo irrevocable que hoy todavía no se ha olvidado. Luego, hace tan sólo 100 días, con el éxito de las elecciones municipales en Barcelona junto a Ada Colau en Guanyem Barcelona, y ahora vuelve a probar suerte junto a Podemos y Equo.
Bajo la batuta de Pablo Iglesias que se ha exhibido durante estos días de campaña electoral por el "extrarradio" barcelonés, la candidatura comandada por el activista vecinal Lluís Rabell, que no quiere la independencia, pero si aspira a un referéndum pactado con el Estado Español, se ha esforzado a comparar a Mas con Rajoy y viceversa con la sensación más bien de calentar una campaña para las generales de diciembre que las inmediatas catalanas. Proponiendo, eso si, unas políticas sociales, que a la vez se distancian de las anti y postcapitalistas de la CUP-CC, a Rabell se le ha visto inexperto y perdido liderando la lista de la izquierda verde.
Rígidos en un discurso contra las gestiones de CiU en Cataluña y el PP en España, Pablo Iglesias siempre ha tendido la mano a la paciencia de un referéndum que sólo puede determinarse, según él, con una hipotética victoria de Podemos en las generales, una suposición que a estas alturas es aventurarse a realizar un ejercicio insustancial con unos sufragios autonómicos a la vuelta de la esquina. mientras que Rabell ha defendido un pacto con el mismo Estado Español que a su vez ha acusado de antidemocrático antes y durante la campaña.
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Ciudadanos (C's): Reiterativa
Algunos expertos han catalogado a Ciudadanos como un partido de laboratorio, creado en 2005, a partir de unas voces como las del escritor Félix de Azúa, el dramaturgo Albert Boadella o el periodista Arcadi Espada, intransigentes con el nacionalismo catalán, con el propósito de aglutinar a una parte de la sociedad catalana con ansias de combatir contra CiU y desencantada con el Partido Popular.
Durante estos 10 años, donde han ido arañando escaños en el parlamento, Albert Rivera se ha concentrado en desestabilizar al gobierno de Mas con dos únicas premisas: los recortes y la corrupción. Ni antes Rivera ni ahora Inés Arrimadas, nueva cabeza de lista de C's en Cataluña, han presentado propuestas que hayan aportado un programa político sólido a las demandas de la ciudadanía, exigencia que se le pide a una reciente formación que viene a dar aire fresco a las instituciones.
En campaña, C's se ha mostrado redundante en las mismas premisas de hace 10 años, sin explicitar ninguna promesa electoral –conocedores, quizá, que, hoy en día, en política, la promesa condena–, o ninguna realidad que pueda convertirse en una construcción que se rebele contra los modelos caducos del nacionalismo que tanto rechaza desde sus idearios. Por este motivo, la nueva líder del partido ha denostado en diferentes ocasiones el independentismo y, por ende, el movimiento popular de una parte de la sociedad catalana. que viene llenando las calles desde la manifestación del once de setiembre de 2011, devaluándolo a un mero capricho institucional.
Unió Democrática de Cataluña (UDC): Dialogante
Cuando hablamos de excepcionalidad en estas elecciones catalanas advertimos una multipolaridad singular que únicamente se ha podido dar en un caso como el catalán. Una candidatura unitaria entre CDC y ERC parecería de ciencia-ficción en otras condiciones electorales. Pero el caso más estrafalario y controvertido que ha dado este proceso ha sido la escisión después de catorce años entre CDC y UDC.
A Ramón Espadaler, nuevo Secretario Nacional del Partido en substitución de Josep Antoni Duran i Lleida, le ocurre algo similar al candidato de Junts pel Sí Raúl Romeva. En relación a la gestión del President Artur Mas no ha podido mantener un discurso reprobable ya que el dirigente democristiano ha participado durante la última legislatura como conseller de Interior, y por lo tanto ha tenido un papel protagónico en las acciones políticas del actual gobierno: resaltar cualquier logro durante su mandato hubiera sido, sin duda, favorecer una candidatura opositora.
En este sentido, UDC ha acotado su margen de maniobra al diálogo entre Cataluña y España, repetido una y otra vez en los debates televisados y en los medios como única arma electoral posible para un partido a la baja según indican todas las encuestas. Esta tensión existencial de la formación que vive independizada desde hace solamente un trimestre busca nuevos aliados entre las fuerzas políticas que también plantean precisamente un puente entre Cataluña y el Estado Español, aunque sería improbable un entendimiento con las listas de Cataluña Sí que es Pot o PSC.
Candidatura de Unitat Popular Crida Constituent (CUP-CC): Cómoda
Esta candidatura independentista feminista y anticapitalista es la que ha sabido en mayor medida moverse en ese terreno pantanoso de una campaña que ha gravitado también entre dos independentismos bien diferenciados. Tras la rotunda negativa de Mas de consolidar en julio una lista unitaria sin partidos políticos que garantizase y representara el soberanismo unitario de CDC, ERC y CUP-CC, la candidatura que engloba el movimiento popular en lucha se ha mostrado coherente en los planteamientos de base atribuyendo a la institución del Parlament un carácter instrumental más y no como una finalidad política exclusiva.
Con el lema de fundar una República Catalana y "comenzar de cero", otorgando a las clases populares y trabajadoras el único protagonismo para iniciar una ruptura democrática, el votante independentista tiene la libertad o se ve forzado a elegir entre "el vector republicano y popular o el vector nacionalista y oligárquico" como señala en este periódico Raúl Sánchez Cedillo, miembro de la Fundación de los Comunes.
No obstante, la confluencia de la izquierda radical liderada por Antonio Baños y Anna Gabriel, y con la presencia crucial del ex diputado David Fernández, ha provocado dudas razonables a un electorado independentista que aún no ha entendido cómo se puede llevar a cabo una DUI sin investir a un Artur Mas que se ve ganador. Aunque durante toda la campaña han sido categóricos en este asunto, CUP-CC no ha conseguido disipar la incertidumbre de su futura hoja de ruta (una consecuencia que finalmente podría beneficiar en escaños a Junts pel Sí) a un electorado que ha depositado toda su confianza a unas elecciones plebiscitarias.
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