Daniel Munevar
Asesor del ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis
"La victoria del 'sí' sería continuar con el desastre económico en el que está sumido Grecia"

El 5 de julio se celebra el referéndum en el que se determinará si el pueblo griego acepta las condiciones que la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional ha presentado hasta ahora al Gobierno de Syriza para continuar el plan de rescates que la economía griega ha sufrido desde 2010.

04/07/15 · 7:03
Munevar ha estado en Barcelona y Madrid en el marco de la semana de la solidaridad con Grecia. / Gorka Leiza

Dos días antes del referéndum en el que se juega parte del futuro inmediato de Europa y el futuro del proyecto político de Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, presidente y ministro de Finanzas griego, entrevistamos al colombiano Daniel Munevar, asesor de Varoufakis y miembro del Comité de la Verdad que ha investigado el origen de la deuda de ese país. Munevar insiste en que técnicamente es inviable el plan europeo de "exprimir" hasta la última gota del sudor, la sangre y las lágrimas de los griegos mediante la austeridad y recuperar el monto total del crédito con el que se rescató el sistema financiero a partir de 2010, por lo que ve imprescindible una reestructuración de la deuda.

¿Muestra el referéndum del 5 de julio que el 'plan a' de Syriza de negociar se ha topado con un muro más duro que el que ya se esperaba?

La posición del Gobierno ha sido muy clara desde que asumió el poder y es que el mandato electoral que recibió el 25 de enero por parte del pueblo griego es el de llegar a un acuerdo que permita una resolución definitiva de la crisis que sea consistente, con una mejora de las condiciones de vida de la población que han sido diezmadas por la imposición de medidas de austeridad a lo largo de los últimos cinco años. En el marco de este mandato, Syriza ha conducido las negociaciones en los últimos cinco meses en las que ha mostrado un increíble grado de flexibilidad ante las imposiciones de las instituciones.

"La propuesta del Gobierno griego no implicaba ni siquiera una quita sino sencillamente posponer los plazos del pago"

Desde hace varias semanas, el Gobierno ha venido insistiendo en que estaba dispuesto a ceder en una serie de asuntos a cambio de tres elementos específicos: el primero, respeto a las líneas rojas del Gobierno, en temas relevantes como las pensiones, donde, tras recortes del más del 40% las instituciones, se piden recortes adicionales por un valor de un punto del PIB. Sin embargo, estaba dispuesto a adoptar un paquete que contiene varias medidas recesionarias, por ejemplo el aumento en las tarifas del IVA [VAT en Grecia] a cambio de una reestructuración de la deuda, partiendo del entendimiento de que la deuda griega es insostenible, como ha reconocido el mismo FMI el jueves en su nota de análisis.

La propuesta del Gobierno griego no implicaba ni siquiera una quita sino sencillamente posponer los plazos del pago de ésta mediante el Mecanismo Europeo de Estabilidad.

Y el tercer requisito del Gobierno griego es un plan de inversiones y financiamiento, por el cual recursos frescos serían utilizados para promover el crecimiento económico del país sin el tipo de presiones financieras que han prevalecido sobre Grecia en estos últimos cinco meses.

Ante estas propuestas, las instituciones mostraron un grado total de inflexibilidad, señalaron que las discusiones, por ejemplo, sobre reestructuración de la deuda tenían que ser llevadas a cabo después del cierre de las actuales negociaciones, Es decir, no podían ser incluidas como parte del actual acuerdo. Cuando se discutió el tema del financiamiento, la propuesta inicial era extender el plazo del acuerdo por cinco meses y entregar financiamiento a Grecia por 15.000 millones de euros. Lo interesante es que esos 15.000 millones de euros básicamente iban a ser utilizados de manera íntegra para pagar deuda. Es decir, que cuando se habla de los rescates, y los recursos que se le entregan, son básicamente usados para pagar una deuda insostenible.

En esa misma línea, en el informe del FMI que fue publicado ayer señala que las necesidades de financiamiento de Grecia desde este año hasta 2018 alcanzan los 50.000 millones de euros, pero básicamente 48.000 millones son para pagar deuda al FMI y al BCE. Con ese mecanismo realmente se negocia cómo las instituciones van a desembolsar más deuda para pagar la deuda que ya existe.

¿Esa inflexibilidad obedece sólo al propósito de castigar a Syriza por haber sido el primer partido que se ha opuesto a la austeridad?

Syriza representa un problema para el statu quo europeo. El centro del espectro político, no solo en Grecia sino en toda Europa, apostó de manera directa por políticas de austeridad como el mecanismo para salir de la crisis. La exposición de los bancos privados a la deuda fue transferida prácticamente de manera íntegra al sector público y hoy en día son los contribuyentes europeos los que están soportando esta carga. En la medida en que hacer frente a esta carga implica recortes al Estado de bienestar, implica mayores impuestos, implica caída de los salarios, implica caída de las condiciones materiales de vida de la población, los pueblos de Europa están votando por movimientos políticos alternativos.

"Continuar con la austeridad sin reestructurar 
deuda básicamente tomaría 50 años de austeridad y aún así no sería suficiente para hacer la deuda sostenible"

Syriza, que es el primer partido de izquierda con una agenda abiertamente antiausteridad que llega al poder, es una manifestación de la evolución de la política en Europa. Desde esta perspectiva, el problema es que para el Eurogrupo dar concesiones al actual Gobierno griego implica reconocer una serie de elementos problemáticos. Primero, que la institucionalidad económica europea no tiene la flexibilidad suficiente para hacer frente a las demandas de uno de los pueblos miembros de la Unión. Segundo, que si reconocen que es necesario cambiar el curso de la política en Grecia, en la medida que es solo uno de los países que tienen memorándum de entendimiento, habría que recalibrar todos los memorándum de entendimiento para reconocer este error e implicaría reconocer que la estructura de la Zona Euro tal y como existe hoy en día no es funcional. Es necesario ver cómo se puede cambiar esa estructura de la Zona Euro, que es el verdadero origen de los problemas no solo en Grecia sino en otros países de la periferia europea.

En la medida que Syriza representa todas estas amenazas, las instituciones han tratado de sacar a Syriza del poder: el pasado fin de semana Jeroen Dijsselbloem [presidente del Eurogrupo] cuestionó la idoneidad del Gobierno griego para implementar el proceso de reformas, ayer [por el jueves] Martin Schulz, el presidente del Parlamento europeo, también habló de la necesidad de que se llevaran a cabo elecciones en Grecia para que los griegos eligieran un Gobierno diferente a Syriza. ¿A qué clase de Europa estamos llegando, donde la estabilidad de un proyecto económico con serias carencias como lo es el euro se impone sobre las decisiones democráticas de un pueblo soberano?

Se insiste en la idea de que no hay que tomar por homogénea la postura de los distintos "acreedores de Grecia". Estas divisiones entre FMI, BCE y Comisión Europea, ¿Han perjudicado o beneficiado a Grecia en esta negociación? ¿Hubiera sido más beneficioso tener una única posición en contra?

De hecho éste ha sido uno de los elementos más problemáticos de las negociaciones. Desde la posición de las autoridades griegas, en el marco de negociación esto dificultaba las discusiones porque llegar a un acuerdo con una de las instituciones implicaba que otra de las partes se iba a mostrar en desacuerdo. El tema central detrás de estas diferencias se refiere a algo que está incluido en el memorándum de ayer [por el jueves] del FMI. Es muy elocuente que el FMI señale en la primera página de ese reporte que el análisis que está incluido en ese documento no fue discutido previamente con el resto de las instituciones, es la posición independiente del FMI. Esa posición es lo que el Fondo ha venido diciendo desde 2010: que el programa solo puede hacer la deuda sostenible si hay una reestructuración profunda de la deuda. Y las instituciones europeas se han negado. Hay una frase muy elocuente que dice que de cara al futuro es muy poco probable que el sector público griego pueda trasladar su exposición al sector privado para hacer la deuda sostenible. La pregunta que surge es ¿por qué el sector privado transfirió la deuda en primer lugar al sector público?

"Como ha señalado el Gobierno, no hay mecanismos legales para expulsar a un país de la zona euro"

El problema implícito detrás de esta historia es que desde 2010 hubo un compromiso tácito entre el FMI y las instituciones europeas en el cual el FMI estaba dispuesto a apoyar con su sello internacional los acuerdos de rescate sin una reestructuración de la deuda, lo cual implicaba una alta probabilidad de que el programa de rescate no funcionara. Sin embargo, en noviembre de 2012 el Eurogrupo señala que las instituciones considerarían una medida de reestructuración (debt relief) una vez Grecia alcanzase un superávit primario. Esto se alcanzó en 2014 y la discusión nunca se abrió. Lo que muestra que las instituciones faltaron a su compromiso.

Cada vez que el FMI levantó el tema, las instituciones europeas se niegan a contemplar esta medida y la respuesta del FMI es que en la medida en que son los garantes técnicos en temas fiscales, la única manera de cerrar la cuadratura del círculo es que Grecia imponga mayor austeridad para intentar pagar una deuda que es insostenible. Y así se entra en un círculo vicioso en el que, en la medida en que se implementen más medidas de austeridad fiscal, comprimir gastos y aumentar ingresos para generar el espacio que permita pagar la deuda hace que el tamaño de la economía se reduzca y a la vez se reduzcan los ingresos totales disponibles para pagar la deuda. La víctima de esas diferencias es Grecia. Ya ha sido el país que ha realizado mayor ajuste fiscal en Europa, casi dos veces y media el ajuste fiscal realizado por España y realmente no es posible seguir por este camino. 

¿Han faltado aliados para Syriza dentro de la UE? 

La impresión es que los pueblos de Europa son solidarios con la causa griega. Ayer hubo manifestaciones de apoyo en Francia. Ya hay manifestaciones convocadas el domingo en España porque un segmento importante de la población europea es consciente de que ésta no es una lucha solamente en Grecia, es una lucha por el futuro de Europa. Permitir que las instituciones sigan imponiendo programas económicos basados en criterios políticos ha probado que ha sido un desastre y creo que segmentos importantes de la población son conscientes que, si esto pasa en Grecia , esta receta se va a aplicar de manera cada vez más intensa en el resto de Europa.

A nivel de los Gobiernos actualmente en el poder, es un cálculo absolutamente diferente. En el Eurogrupo, donde están los ministros de Finanzas de la zona euro, la preocupación es precisamente que dar concesiones a Syriza podría ser leído en sus países como un apoyo a estos grupos políticos con una agenda política alternativa e implicaría que estos otros partidos políticos llegarían al poder y básicamente estos ministros terminarían en el paro. Es la preocupación central que existe a este nivel.

¿Quiénes han sido esos aliados fuera de la UE? Se ha hablado de Rusia, y en los últimos días de la mediación de China para intentar suavizar la posición de la Unión Europea.

Cuando se mira desde una perspectiva más amplia, con Estados Unidos, Rusia y China, es obvio que en río revuelto hay ganancia de pescadores. En el caso de EE UU, ha intentado mediar. En el caso de Rusia, teniendo en cuenta las tensiones asociadas a Ucrania, intenta avanzar su interés para crear división en la UE. En el caso de China, está en una estrategia de expansión y desarrollo económico en el que su objetivo es invertir en activos estratégicos. Cada uno de esos intenta usar sus intereses y mientras tanto el actual Gobierno está preocupado principalmente por defender la soberanía y el bienestar del pueblo griego y asegurar que el resultado de todos estos movimientos sea llegar a un acuerdo que permita cerrar la crisis de manera definitiva y la reactivación social y económica del país.

De cara a mañana, el voto de 'sí' al acuerdo ¿qué implicaciones tiene? Se ha confirmado la salida de Varoufakis, anunciada por él, si se produce ese resultado. Pero a nivel social, a nivel de la población ¿qué significa?

Sería continuar con el desastre económico en el que está sumido Grecia. El FMI ha reforzado esa posición del Gobierno: continuar con la austeridad sin reestructurar deuda básicamente tomaría 50 años de austeridad y aún así no sería suficiente para hacer la deuda sostenible. Si esa es la voluntad del pueblo griego, el Gobierno la va a aceptar sin ningún tipo de condicionamiento. Pero votar por el 'sí' es seguir por ese camino de degradación de las condiciones de vida. Es por esa razón que el Gobierno ha apoyado el voto por el 'no'.

¿Qué significa ese voto por el 'no'? ¿La salida del euro?

Como ha señalado el Gobierno, no hay mecanismos legales para expulsar a un país de la Zona Euro. Todas estas presiones –la decisión del BCE de no extender apoyo a los bancos mientras se realizaba el referéndum, amenazar como hizo Juncker con que el voto por el 'no' implicaba no sólo la salida del euro sino también potencialmente de la UE, etc– están dirigidas a promover el miedo en la población griega y a chantajear de cara a la consulta. Lo cierto es que desde un punto de vista constitucional europeo, legalmente, no hay mecanismos para expulsar al país. El Gobierno, una vez terminado el referéndum, tiene toda la voluntad de continuar las negociaciones con las instituciones para llegar a un acuerdo que contemple sus tres puntos básicos: respeto a las líneas rojas del Gobierno, reestructuración e inversión. Es obligación de las instituciones y del BCE crear las condiciones para llegar a dicho acuerdo. Ya que, en la medida en que las medidas se han estado tomando en base a análisis políticos y no técnicos, en última instancia de una victoria del 'no' implicaría que las instituciones tendrían que aceptar este hecho político y negociar con base a criterios técnicos.

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