Democracia participativa
Empieza el juego de la participación ciudadana

El reto de abrir las puertas de las instituciones

15/06/15 · 8:00
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Plenario de Ganemos Madrid celebrado el sábado 6 de junio en Tabacalera. / David Fernández

Del poder centralizado al reparto de competencias. De la opacidad a la transparencia y de la consulta a la decisión. Si algo caracteriza a las candidaturas ciudadanas municipales que se presentaron en las pasadas elecciones del 24 de mayo es el amplio catálogo de propuestas de participación ciudadana que recogen en sus programas. Su intención: abrir los ayuntamientos a la ciudadanía mediante la descentralización de competencias y la democratización de las diferentes instancias del ámbito municipal. Pero no va a ser sencillo pasar del papel a la práctica, al menos si lo que buscan es una auténtica transformación de las instituciones. A partir de que los nuevos ayuntamientos que se han constituido comiencen su actividad veremos hasta qué punto los diferentes concejales electos están dispuestos a distribuir un poder que hoy por hoy la legalidad concentra en sus manos, hasta qué punto consideran necesaria la puesta en marcha de estas herramientas para hacer cumplir su programa y cuál es la capacidad de negociación de unas candidaturas ciudadanas a las que, en el mejor de los casos, les toca gobernar en minoría.

“Nuestra idea principal se basa en que la participación tiene que ser transversal a todas las políticas públicas”, explica a Diagonal Gala Pin, número siete de la lista de Barcelona en Comú y, previsiblemente, próxima concejala del distrito de Ciutat Vella. “Estamos en un cambio de ciclo político en el que la ciudadanía quiere ser protagonista de la política pública”, añade. Para ello, el que será el próximo equipo de Gobierno de Barcelona ha planteado, por una parte, hacer posible que las organizaciones vecinales tengan voz en los plenos del ayuntamiento y distritos, espacios en los que, hasta ahora, sólo podían participar a través de partidos políticos. También la reformulación de herramientas ya existentes en el municipio, como los consejos de barrio. “Son espacios que teórica­mente sirven para discutir las líneas estratégicas de intervención en los barrios y que hasta ahora no han servido para ello. La ciudad tiene muchos espacios de participación, ahora mismo tenemos audiencias públicas, a nivel de distrito, consejos de barrio…, pero se usan mal”, según Gala Pin.

Y es que lo que Esperanza Aguirre ha llamado ‘soviets’ son espacios de participación ciudadana que la legislación reconoce desde 2003 en la Ley de Medidas para la Modernización del Gobierno Local, normativa que contempla la descentralización de competencias municipales hacia las Juntas de Distrito y la creación de espacios de participación ciudadana en los barrios. Buenas intenciones sobre el papel que, en la mayoría de los casos, lejos de transformarse en herramientas reales de participación, han sido aprovechadas para generar aún más opacidad dentro de la maraña institucional.

En Madrid hay 21 Juntas de Distrito, que podrían ampliar sus competencias y convertirse en auténticos espacios de participación para los barrios. En cada una de ellas hay, desde 2005, Consejos Territoriales de Distrito, espacios colegiados de participación ciudadana y consulta acerca de la actuación municipal que, sin embargo, no tienen capacidad para tomar decisiones vinculantes ni permiten la interlocución con agentes sociales que carezcan de figura legal. En poco más de un año, estos consejos territoriales se vaciaron de participantes después de que las asociaciones de vecinos se cansaran de que el Ayuntamiento de Ruiz Gallardón no aceptara ninguna de sus propuestas. “Las normas de participación actuales exigen a las asociaciones que van a participar primero cierto canon legal y luego otro de utilidad pública. Habría que pensar que el ámbito social puede estar organizado sin necesidad de tener una forma legal”, afirma Pablo Carmona, número seis de la lista de Ahora Madrid.

Carmona señala más obstáculos existentes en el sistema actual madrileño: “Tanto la Ley de Capitalidad y Régimen Especial de Madrid como los reglamentos orgánicos de funcionamiento del Ayuntamiento y los distritos son presidencialistas. En el programa llevamos una propuesta de descentralización de competencias que debe traducirse en un cambio de estas leyes. Es poco comprensible que en una ciudad de más de tres millones de personas con un área regional de seis, las juntas de distrito, que son de tamaño similar al de una ciudad mediana, tengan restringidas sus competencias”. Sin embargo, por el momento Carmona no ve viable una modificación legal a corto plazo y, para el próximo gobierno, los concejales de las juntas serán elegidos como hasta ahora, desde la Alcaldía, un inmovilismo que ha sido criticado desde algunos colectivos de barrio, que no ven lógico que, a día de hoy, el cargo que represente a un distrito sea elegido desde el Gobierno municipal y no por los habitantes del propio distrito.

Para Carmona, y para  buena parte de la gente que participa en Ganemos Madrid –una de las plataformas integradas en Ahora Madrid–, la opción es empezar por aprovechar los resquicios que deja la ley para asentar las bases de una participación formal. “Aunque la presidencia de la Juntas de Distrito tiene que ocuparla un concejal electo, su reglamento tiene vocalías vecinas que pueden funcionar como pequeños parla­men­tos. Nuestra intención es que los vocales vecinos de cada una de esas juntas sean elegidos por primarias abiertas”. Sin embargo, esta decisión no depende sólo de Ganemos y tendrá que decidirse en la mesa de coordinación de Ahora Madrid, por el momento principal órgano de decisión de la candidatura, con el permiso de Manuela Carmena.

Frente a los órganos ya existentes, pendientes de reformularse, el programa de Ahora Madrid también contempla la creación de nuevos espacios de participación: los foros locales y los observatorios sectoriales.

Tomás Villasante, miembro de Cimas, experto en participación ciudadana y participante del debate que está delimitando la forma de organizar la participación en Madrid, calcula que se podrían abrir alrededor de 60 foros locales que se configurarían como espacios cercanos al ciudadano donde se concentrarían también asociaciones de barrio, ONG y personas no adscritas a colectivos.

“A mí se me ocurren como sitios en los que el espacio físico y los técnicos de dinamización serían puestos por el Ayuntamiento, pero que deben ser espacios abiertos tipo 15M, no tanto por la celebración de asambleas, sino por los grupos de trabajo”, propone Villasante. Estos foros locales están planteados, según explica el programa de Ahora Madrid, con capacidad para la toma de decisiones vinculantes que serían ratificadas por la población del distrito mediante consultas, pero que estarían atadas a algunas limitaciones. Dos de ellas son el respeto de los derechos humanos y la solidaridad entre distritos. La tercera se ha encontrado con críticas desde varios sectores: que las decisiones concuerden con el programa de Ahora Madrid. Junto a los foros locales, los observatorios secto­ria­les aparece­rían como espacios de investigación y seguimiento de las políticas públicas, y elaboración de diagnósticos participativos. Está previsto que tanto los observatorios sectoriales como los foros se pongan en marcha a finales de julio, aunque aún quedan muchas dudas por resolver sobre su funcionamiento.

Decidir sobre qué

Y después del ‘dónde’, queda definir el ‘qué’. “De manera general para toda la ciudad, se quiere llegar al planeamiento urbano participativo, ése sería el marco más amplio. Luego, en cada distrito se está pensando en presupuestos participativos y, a escala de barrio, se está hablando de planes de barrio más participativos, de cogestión de centros sociales”, explica Villasante. “La idea es ir de lo más chico a lo más grande”, añade.

En Madrid, Barcelona, Valladolid, Zaragoza y otras tantas ciudades el concepto de presupuesto participativo es uno de los que más resuenan. No es algo nuevo. Desde que, en 1988, Porto Alegre (Brasil) puso en marcha esta herramienta de democracia participativa por la que los vecinos deciden el destino de lo recaudado con sus impuestos, las experiencias se han multiplicado. También en España, con proyectos en País Vasco, Andalucía o Galicia.

El 5% del presupuesto municipal es el punto de partida que la mayoría de estas formaciones han planteado para comenzar las experiencias de presupuestos participativos. A partir de ahí, Barcelona en Comú quiere intentar que, para el final del mandato, la proporción del presupuesto decidido de forma participativa alcance el 40%, según explica Pin. En Madrid, el objetivo final es que “el conjunto del presupuesto pueda estar participado por la ciudadanía”, señala Carmona.

¿Cómo se organizarían? Villasante traslada a Madrid el modelo de Sevilla. Una de las decisiones más conocidas tomadas por los vecinos de esa ciudad fue la de crear una red de carriles bici de más de un centenar de kilómetros: “En la primera parte del año se propuso el carril bici, y 18 de las 21 asambleas de distrito eligieron este proyecto. La decisión se tomó en mayo y después tocó hacer el diseño concreto, con ingenieros y arquitectos. Tras el verano se presentó el modelo de carril bici a toda la ciudadanía, lo aprobaron los delegados vecinales y se llevó al Pleno, que lo aprobó con democracia representativa”. Como diferencia, el programa de Ahora Madrid fija que la ratificación de las decisiones no recaerá en los cargos electos, sino en la población de cada distrito.

Villasante señala la deuda del Ayuntamiento madrileño como límite para poder alcanzar un nivel más ambicioso de presupuestos participativos. Un problema también relacionado con otro de los temas en los que se ha planteado la participación ciudadana, no ya por Ahora Madrid, sino, desde hace cuatro años, por la Plataforma Ciudadana de Auditoría de la Deuda. Según explica a Diagonal Yago Álvarez Barba, miembro de esta plataforma, la comunicación con Ahora Madrid para definir el proceso de auditoría es “fluida”. “De hecho, Carlos Sánchez Mato está en el equipo de Ahora Madrid y es también miembro de la plataforma”. En los próximos días, una vez que se celebre la investidura de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid, pedirán una cita en el Ayuntamiento para explicarles su propuesta. “Lo que queda por determinar es quién representará a la ciudadanía en esa auditoría, si van a ser los barrios, una comisión hecha a propósito como en Grecia o determinados colectivos sociales”, señala Barba, quien afirma que también les han llegado peticiones de asesoramiento desde otros ayuntamientos, como el de Ciudad Real o Cádiz, para poner en marcha sus propias auditorías ciudadanas.

Las consultas ciudadanas, ampliar la efectividad de las Iniciativas Legislativas Populares y los referendos vinculantes son otras de las medidas anunciadas por estos partidos. “Nosotros planteamos consultas vinculantes para grandes temas de la ciudad, porque, si queremos que la gente participe y vea que su voz tiene un papel, hay que hacerlo así”, señala Pin. Como gran reto, Carmona apunta el de implementar un nuevo Plan General de Ordenación Urbana participado por los vecinos de la ciudad. “Todo plan general tiene un primer volumen de diagnóstico que evalúa el estado de la ciudad y fija líneas estratégicas, y sería un gran reto construirlo con altos niveles de participación”, añade, tras recordar ejemplos como el de la Caja Mágica y tras infraestructuras construidas a espaldas del barrio e infrautilizadas. “Mediante un proceso participado esa inversión habría estado dirigida a infraestructuras que estarían ahora abiertas al uso y beneficio del barrio”, concluye.

A Coruña

Desde el comienzo

“Lo primero que vamos a hacer es crear las Juntas de Distrito y el Consejo Social, que no existen en A Coruña aunque sean instrumentos previstos en la ley”, explica Xulio Ferreiro, candidato a la alcaldía con Marea Atlántica. “La idea es dar cabida al movimiento asociativo, vecinal. Utilizar estas Juntas de Distrito como instrumentos de participación y cogestión. Que hayan determinadas partidas presupuestarias que se puedan gestionar directamente desde los barrios y que sean los propios vecinos y vecinas quienes decidan priorizar determinadas inversiones”, añade Ferreiro, quien explica que los primeros meses de gobierno los van a dedicar a trabajar en el reglamento de participación ciudadana.
 

Valladolid

Arquitectos de oficio

“Nuestro programa dedica 54 medidas a la participación, las más relevantes las hemos puesto sobre la mesa como irrenunciables a la hora de buscar acuerdos, sobre todo con el PSOE”, explica Manuel Saravia, de Valladolid Toma la Palabra. Una figura novedosa que plantean introducir es la del ‘arquitecto de oficio’, que estaría a disposición de asociaciones de vecinos y particulares a la hora de analizar proyectos urbanísticos y presentar alegaciones. También contemplan la celebración de al menos una consulta ciudadana al año sobre temas relevantes para la ciudad. “La primera podría ser sobre el soterramiento del tren”, añade Saravia.

Valencia

Reconfigurar la ciudad

“Crearemos una comisión para el estudio y desarrollo de un nuevo mapa administrativo y político de la ciudad. La actual distribución en siete Juntas Municipales es de 1984, la ciudad ha cambiado bastante su fisionomía y población, por lo que se debería redistribuir. Eso llevará un proceso”, anuncia Pilar Soriano, quien previsiblemente será concejal de Participación en el Gobierno de Compromís. “Sobre el tema de los presupuestos, iremos destinando poco a poco unas cantidades para que puedan ser debatidas de forma participativa, y el debate de todos los presupuestos generales será llevado a las Juntas de Distrito”, añade.

Zaragoza

De la consulta a la decisión

“En Zaragoza ya está el terreno abonado”, señala Raúl Royo, de Zaragoza en Común. Entre los cambios que plantean destacan el Plan Distrito-Gobierno, que tiene que ver con presupuestos participativos –que partirán del 5% del total municipal–, con más capacidad de las Juntas de Distrito para autogobernarse y con la introducción de mecanismos de democracia interna. También la creación de grupos dinamizadores, el desarrollo de un diagnóstico participativo de cada barrio, la formación en participación y potenciar herramientas digitales de votación y comunicación. “De la lógica del gobierno participativo de consulta queremos pasar a una lógica de la decisión”, apunta Royo.

 

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