Y los peligros de las alianzas con el PSOE.

No cabe ninguna duda de que las pasadas elecciones merecen el calificativo de históricas, pero convendría precisar por qué. Sin duda que la campaña llevada a cabo por el Partido Popular debe ser recordada como uno de los peores desastres de la política reciente. La formación dirigida –es un decir– por Mariano Rajoy se decantó por introducir los menores cambios posibles en las candidaturas electorales: al parecer, las caras nuevas pueden poner en peligro la estabilidad tan idolatrada por el PP. Los estrategas, si los hay allí, prefirieron volver a llevar como cabezas de cartel a políticos acosados por escándalos de corrupción.
Da la impresión de que ya se olvida que el PSOE sigue siendo el mismo partido de antes de las elecciones
¿Segunda transición?
En ocasiones y de acuerdo con la posición en que te deje, la victoria puede ser amarga Hoy parece que se vuelven las tornas. Distintos medios de comunicación daban por descontado este lunes que se inicia una segunda transición caracterizada de nuevo por los acuerdos y el consenso, indicando con ello que el PSOE, a diferencia de ocasiones pasadas, no está en posición de imponer sus designios. Queda por ver el alcance de la nueva transición, que de momento solo es un titular periodístico, pero es necesario moverse con prudencia. Es de sobra conocido que el PSOE ha promovido políticas antisociales, pero da la impresión de que ya se olvida que sigue siendo el mismo partido de antes de las elecciones, el que ansiaba con llegar a grandes pactos con el PP y deploraba de los “populismos”.
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