El futuro de estas candidaturas dependerá de su capacidad para seguir siendo parte del diálogo que las ha construido

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Lo que pasó el domingo es, sencillamente, imposible. Quizás no nos damos cuenta de ello. En tan solo unas horas se acabó, formalmente, con el bipartidismo. Sí, en unas zonas fue brutal, y en otras más suave, pero el PP, básicamente una máquina de comunicar y una máquina de ejercer la mayoría absoluta, dejó de comunicar y dejó de ser mayoría absoluta. Sin esas dos cosas, no existe. Por lo que se puede decir que el PP, oficialmente, ha dejado de existir. Esta frase puede parecer de un optimismo desmesurado. Pero la vida es así: el cuchillo de sílex dejó de existir mucho años antes de desaparecer. El PP en Madrid, en Valencia, en Baleares –por citar topos en los que era un absoluto, en los que lo era todo, en los que era la suma de los tres poderes más el de la prensa–, no sucede. El plan b de la derecha española, C’s, un partido nacido para hacer con el PP lo que Disneyland hizo en EuroDisney –trasladar un objeto, de un lugar a otro sin cambios notorios–, si bien está cargado de futuro, no está cargado de presente. Sólo una o dos CC AA podrán mantener un gobierno PP gracias a C’s y en primera instancia. El batacazo del PSOE no ha sido más pronunciado porque viene de un batacazo pronunciado.
La forma de pactar con lo viejo para acceder al poder, quizás será el primer sitio en el que someter a prueba esa ser
La prensa internacional, carente de los mitos culturales locales, ha llamado a esto toma del poder por parte del 15M
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