Cambios sociales
Qué proponen los partidos para el empleo
Propuestas electorales para el mercado de trabajo.
26/03/15 · 8:05

inforelacionada
Es año electoral y los partidos ya ofrecen un sinfín de promesas electorales al votante incauto: aquí un breve repaso de las propuestas por lo que respecta al empleo. Bajo cada una de ellas subyacen distintas formas de entender el trabajo y, con ellas, distintas concepciones de sociedad.
Aunque Rajoy haya incumplido sistemáticamente casi todo lo que prometió en 2012, su plan económico es claro y ha sido llevado a cabo con total éxito, en línea con la ortodoxia ideológica de las élites europeas: devaluar salarios vía recortes sociales y flexibilización del mercado laboral, devolver las deudas a toda costa –a un coste humano enorme: medio millón de desahucios– y fiar toda recuperación económica a las exportaciones, aunque la demanda interna se desplome. ¿El resultado? Aumento de los beneficios empresariales, pero también de las desigualdades, sin parangón en ningún otro país de la OCDE. Esto es lo que propone el PP: cotas de temporalidad, precariedad y sobrecualificación récord en Europa en un mercado laboral totalmente a merced de los ciclos económicos.
Para el exministrable del PP y cerebro económico de Ciudadanos (C’s), Luis Garicano, el contrato único con indemnización creciente es la solución a la dualidad entre contratos temporales e indefinidos. Interesante propuesta, pero le faltan los números: aplicándole los del think tank conservador Fedea del que fue miembro, el contrato único se revela flexibilización del despido encubierta, ya que el número de trabajadores que perdería indemnización triplicaría a los beneficiados. En ese sentido, C’s concibe el problema del desempleo al igual que el PP, es decir, como el resultado de una alta protección laboral y un Estado de bienestar demasiado generoso. Pero ésta es una tesis muy difícil de defender con los datos de España, aunque esté muy extendida entre las élites europeas. C’s también propone un complemento a la renta familiar similar al Earned Tax Income Credit, implementado con éxito en Estados Unidos y similar a la renta mínima de inserción de Podemos, pero “ofreciendo incentivos para trabajar”. Pretensión liberal muy vieja, la de quitar autonomía al asalariado pobre.El Earned Tax Income Credit es una idea que también baraja Manuel de la Rocha, asesor económico de Pedro Sánchez, en el ala izquierda del PSOE. Ahora bien, como bien señala De la Rocha, el problema del desempleo no es de mala legislación laboral, sino del fraude generalizado en la contratación: propone así un Plan contra la Explotación Laboral, aumentando sanciones e inspecciones. Según sus estimaciones, esto haría aflorar diez millones de horas extra ilegales, que al legalizarse crearían unos 280.000 empleos (5% menos de paro) y aumentarían los ingresos de la Seguridad Social. Además, propone subir el salario mínimo hasta 930 euros, la derogación de la reforma laboral de 2012 y nuevo Estatuto de los Trabajadores recuperando la negociación colectiva. Son las medidas que se podría esperar de un partido socialdemócrata al uso, aunque César Molinas las criticara por “desbordar a Syriza y Podemos por la izquierda”. Afirmación exagerada, pero señala una tendencia.
Renta básica
Una medida ni de izquierdas ni de derechas –ya que la apoya un amplio espectro ideológico de académicos de Hayek a Negri– es la renta básica universal, propuesta estrella de Podemos en las elecciones europeas. Esta interesante medida aumenta la eficiencia administrativa del Estado de bienestar, ya que simplifica sus transferencias, al mismo tiempo que da seguridad y libertad al ciudadano pararepensar qué entiende por trabajo productivo. Se plantea difícil de financiar; quizá por eso fue sustituida, no sin objeciones de los círculos, por ampliar la renta mínima de inserción, ya existente para 630.000 personas, a los 4,2 millones de hogares bajo el umbral de pobreza. A 5.000 euros de media por hogar, su coste sería del 2% del PIB y permitiría aliviar la crisis humanitaria y estimular la demanda.
En una dirección similar y también con un amplio respaldo académico está el programa de trabajo garantizado de Alberto Garzón, medida que la viceministra de Trabajo de Syriza, la economista feminista Rania Antonopoulos, piensa implementar en Grecia. A diferencia de la renta básica, conserva los servicios sociales, no genera tensiones inflacionarias ni puede ser acusada de desincentivar el trabajo. Con un coste neto del 1% del PIB, el ambicioso plan consiste en crear un millón de empleos –en servicios sociales, medio ambiente, cultura–, de baja intensidad de capital y quizá bajo valor añadido, pero de alto valor social. Lo verdaderamente interesante es su potencial carácter autogestionario: los entes locales y la sociedad civil serían los encargados de decidir qué trabajos se harán en cada comunidad en función de sus necesidades. Así, la redefinición de la concepción del trabajo ya no sería individual como con la renta básica, sino a nivel colectivo, abriendo las puertas a una economía mucho más democrática, más allá de mercados y Estados.
comentarios
0