La alta abstención no favoreció a los dos grandes partidos
El bipartidismo sale herido del test europeo

La irrupción de Podemos con 5 representantes marcará la agenda para las municipales.

26/05/14 · 11:21
Mítin de Podemos en Madrid tras conocerse los resultados. / Dani Gago / DISO Press

En las elecciones 2011, el PP de Mariano Rajoy y el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba obtuvieron un 73,39% de los votos emitidos. Ayer, la suma de los dos partidos fue del 48,82%. La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas de comienzos de mayo, que ya auguraba un descenso de los apoyos de los dos principales partidos, se quedó a medias a la hora de mostrar su declive. Hace menos de 20 días situaba la suma de PP y PSOE en un 65% de los votos.

En las Generales participó un 68,4% del censo. En las elecciones europeas del 25 de mayo, la participación fue del 48,51%. Solo en dos comunidades, la valenciana y La Rioja, votó más de la mitad del censo. La participación más baja se produjo en los dos archipiélagos y las ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla. El mantra de que la abstención favorece al bipartidismo no se cumplió. Los partidos pequeños han pegado un buen bocado a PP y PSOE: en 2011, la diferencia entre el PSOE y la tercera fuerza política fue de más de un 22% de los votos, ayer fue de un 11%.

La regeneración se atasca

La política de austeridad, que ha dado entrada primero a una agenda de recortes orientada a la disminución del gasto público y el certificado de defunción del Estado de bienestar, y, en una segunda fase, a una fase de reformas cuyo calado perdurará durante décadas si antes no se produce una ruptura radical, ha comenzado a castigar al bipartidismo, pero aún está por ver si esta combinación PP-PSOE, con todo el aparato que lo sostiene, es capaz de hacer pasar por un simple toque de atención los resultados de anoche y acometer lo que en sus términos se llama la regeneración del régimen.

El PP se enfrentaba por primera vez a unas elecciones tras la publicación de los papeles de Bárcenas, la supuesta contabilidad b del partido en pie desde los años 90. Las elecciones de ayer muestran lo que los sondeos del CIS trataban de velar: un partido gobernante exhausto, sin un plan b, sustentado en un electorado que, al contrario de lo que se ha dado a entender por derecha e izquierda, no es eterno ni tan fiel como se pretendía.

Que las europeas sean propicias para un voto de castigo no servirá al PP como pretexto en las próximas citas electorales, por más que se mantenga aún un año más la estructura básica del partido, establecida en torno a un sistema clientelar con graves desvíos a las prácticas corruptas que es, precisamente, lo que el PP achaca a su alter ego, el PSOE. Un Partido Socialista que también se escudará en la excepcionalidad de las europeas para justificar un resultado que sólo le da cierto margen de acción en Andalucía, donde gobierna en coalición con Izquierda Unida; en Extremadura, donde "la pinza" de PP e IU ha castigado al PP --no así a IU-- y en Asturias, donde el PSOE aparece como la fuerza más votada a pesar de que se deja tres puntos porcentuales con respecto a las autonómicas de 2011.

Irrupción de Podemos

La candidatura liderada por Pablo Iglesias ha sido la protagonista de la noche electoral. Con un presupuesto de 200.000 euros y apenas tres meses de vida, la formación ha conseguido más de 1.200.000 votos y gana a Izquierda Unida en plazas importantes para la coalición como la Comunidad de Madrid, Asturias o Aragón. En detalle, la nueva formación gana a IU y consigue más del 15% de los votos en ciudades del extrarradio de Madrid como Rivas (donde IU atraviesa una fuerte crisis interna), Leganés, Coslada, San Fernando o Fuenlabrada.

Podría esperarse que la coalición de izquierdas hubiera sufrido más desgaste allí donde ha gobernado: No ha sido así: IU se mantiene en Andalucía como tercera fuerza más votada y aumenta ligeramente su porcentaje de votos (del 11,34 al 11,62%). Aún así, los datos de la coalición en las capitales --comparados con los de Podemos-- confirman lo que es un hecho también en el resto del Estado: IU debe dejar de mirar a su derecha --el PSOE-- y afrontar, por primera vez en la historia de la etapa iniciada en el 78, que también debe mirar a su izquierda, algo a lo que históricamente se han negado las dirigencias de PCE/IU incluso en los territorios donde esto ya sucedía desde la Transición --caso de Euskadi--. En Sevilla Podemos supera a IU, y en el resto de capitales andaluzas la coalición supera a Podemos con un margen de entre un punto (caso de Granada) y tres puntos (como en Málaga).

El sorpasso de Podemos a IU en varias comunidades abre la posibilidad de que quien maneje la batuta en la conformación de un hipotético frente popular sea la candidatura de Iglesias y no IU. Íñigo Errejón, coordinador de campaña de Podemos anunciaba durante el acto tras conocerse el resultado electoral que ahora su intención era la de iniciar un proceso constituyente, idea que también aparecía en la boca de Willy Meyer (IU). La cuestión central, tanto para las militancias y electorado, es si estos guiños entre ambas formaciones se harán mediante un proceso abierto que mantenga en el centro elementos discursivos y organizativos procedentes del ciclo abierto por el 15M: superación del eje izquierda-derecha --fundamental si se aspira a desalojar a la casta política y abrir un proceso constituyente--, con candidaturas municipales abiertas, o bajo una decrépita forma de componenda entre las cúpulas que se traduzca en unas listas conjuntas para las municipales donde el juego de las marcas electorales y el reparto de puestos sean el elemento central.

El discreto avance de los post populares

Avance suave de Unión Progreso y Democracia, que se sitúa en los terrenos templados de la regeneración del régimen. Sube dos puntos porcentuales respecto a los resultados de 2011, pero pierde casi cien mil votos --la diferencia se da por la mayor abstención en estos comicios--. No obstante, la entrada en el Parlamento Europeo de Ciudadanos, que ha obtenido un 3,16% de los votos, evidencia que crecen las opciones de la regeneración de centro-derecha ante la más que posible fragmentación del Partido Popular tras el ciclo de Rajoy.

Catalunya y Euskadi, otras voces, otros ámbitos

Con los medios de comunicación de Madrid centrados en establecer diferencias estéticas con ERC a cuenta del papel de Pasqual Maragall en los actos de este partido, los resultados de estas elecciones no hacen sino certificar la imposibilidad que esos mismos medios tienen a la hora de generar "mayorías silenciosas" en Catalunya. El proceso soberanista en los términos de CiU y ERC sale modestamente reforzado en unos comicios que, no obstante, no sirven como test para los apoyos a la consulta de noviembre. ERC sube diez puntos respecto a las autonómicas de 2012, sobre todo a costa de su socio, CiU, que ha perdido casi medio millón de votos y un poco menos del 9% en porcentaje de voto.

Al margen del ascenso de ERC cabe destacar dos ausencias que, seguramente, dibujarán a partir de otoño un mapa más ajustado de lo que pasa en Catalunya: en primer lugar las Candidaturas d'Unitat Popular, autodescartadas en esta ocasión; en segundo, el largamente trabajado Procés Constituent, una incógnita a nivel electoral pero ya un "factor X" como expresión de una sociedad civil extraña a los postulados del régimen del 78. La intervención de los Mossos para evitar el Multireferendo de siete preguntas --que incluían preguntas sobre el pago de la deuda o sobre políticas públicas-- que estaba previsto celebrar ayer, ha mostrado las costuras de un régimen cuyo punto de partido es la limitación a su mínima expresión de la participación ciudadana.

Si la situación en Catalunya es difícil de leer, los resultados en la Comunidad Autónoma Vasca arrojan un equilibrio mucho más parecido a los resultados de las elecciones autonómicas celebradas en 2012. De nuevo, PNV-EAJ, que formaba parte el 25 de mayo de la Coalición por Europa, es la fuerza más votada en la CAV, aunque se deja casi siete puntos porcentuales respecto a los comicios que dieron la lehendakaritza a Iñigo Urkullu. También retrocede, ma non troppo, Bildu, que se deja en el camino casi cien mil votos pese a las interpretaciones que le aseguran un electorado más fiel. No obstante, la diferencia negativa respecto a 2012 es de solo un punto y medio. Bildu ha formado la coalición Los Pueblos Deciden junto a BNG y otros partidos de la "Europa de los Pueblos", que ha conseguido un eurodiputado. Cabe destacar, por otro lado, que ha sido la coalición territorial con Compromís la que le ha asegurado a Primavera Europea -marca electoral de Equo- un puesto en Bruselas: 133.000 de los casi 300.000 votos de PE proceden del País Valencià, territorio donde esta opción ha superado el 7% de los votos. 

Pero, de nuevo, hay que destacar que en estos dos territorios, Catalunya y la Comunidad Autónoma Vasca, el bipartidismo aparece como el gran perdedor de las elecciones. En ninguna de las dos comunidades, en las que el PSOE recibe tradicionalmente más apoyos, y que en un tiempo no tan lejano, llegó a gobernar, la suma de PP y PSOE ha superado el 25% de los votos emitidos.

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