El paso del hoy consejero madrileño de Sanidad por Inmigración estuvo marcado por el cierre de dispositivos y la creación de redes clientelares.
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La entrada de Javier Fernández Lasquetty en el que, previsiblemente, será su curso más complicado, se produce tras una vida política larga pero poco agitada hasta 2012. Por lo menos para alguien que ha dirigido el primer think tank propiamente neoconservador en el Estado español (la aznariana fundación FAES) y es impulsor de una vuelta de tuerca ideológica en las políticas públicas sobre inmigración en la Comunidad de Madrid.
En el haber del hoy consejero de Sanidad que ha intentado privatizar íntegramente y de una vez nada menos que seis hospitales del área metropolitana de Madrid figuran méritos más discretos. Según las autoras del libro Spanish Ñeocon (Observatorio Metropolitano), fue “el arquitecto” encargado de darle la vuelta a las políticas públicas sobre inmigración llevadas por los gobiernos del PP en Madrid desde la primera mitad de los 2000. Lo hizo desde su cargo de consejero de Inmigración, que ocupó entre 2007 y 2010, años en los que desarrolló una política de cierre de los centros dedicados a la población extranjera sobre los que había pivotado la política anterior de los propios Gobiernos regionales del PP. Tan sólo cuatro de los 19 Centros de Atención Social de Inmigrantes (CASI) sobrevivieron al Plan de Integración 2008-2012 impulsado por Lasquetty.
¿Se trataba, con la crisis llamando a la puerta, de un primer aviso de las políticas de recortes en favor del ahorro? Según las investigadoras Marta Malo y Débora Ávila en su ensayo Manos invisibles: de la lógica neoliberal en lo social, “el recorte estaba previsto mucho antes de la crisis”. Los CASI apenas atendían, según Spanish Neocon, a unas 20.000 personas al año entre un censo cercano al millón. Y lo que hizo Lasquetty fue dar la vuelta, no arrasar: pronto fueron sustituidos por los Centros de Participación e Integración (CEPI). “Frente a los programas de acogida, mediación psicológica y trabajo comunitario de los antiguos CASI, los CEPI se dedicarían a los aspectos culturales y folclóricos”, apuntaban Malo y Ávila.
Lasquetty promovió a los grupos religiosos y asociaciones cercanas al PP cuando estaba a cargo de Inmigración
Según informaba El País en 2009, diez de los 17 CEPI estaban en manos de “fundaciones ultracatólicas o muy cercanas al PP”, por cantidades en torno a los 400.000 euros por centro y año. La mayor receptora de subvenciones de la consejería dirigida por Lasquetty habría sido la Universidad Francisco de Vitoria, vinculada a los Legionarios de Cristo, en unas políticas que para el Observatorio Metropolitano no perseguían tanto objetivos asistenciales como de “producción de sociedad civil” y de cuadros con “capacidad de penetración desde los eventos deportivos hasta las relaciones políticas y religiosas”. En esta época entran en la ejecutiva del PP madrileño el ecuatoriano Washington Tobar y la rumana Anka Moldovan, antigua trabajadora del CEPI hispano rumano. No obstante, pese al impulso dado por Lasquetty a esta forma de gobernar, el proyecto de construir “un nuevo tejido de ONG, asociaciones y fundaciones vinculadas al ideario conservador”, que ocuparon “el nicho de las clásicas redes asociativas, cooperativas y ONG de las izquierdas”, ya formaba parte de las políticas públicas del PP madrileño.
Cuando asumió el cargo de Inmigración a la llamada de su mentora Aguirre, este licenciado en derecho venía de dirigir la neoconservadora FAES, cuya secretaría general alcanzó en 2004 –con 38 años– de la mano del expresidente José María Aznar. La FAES de 2004, año de los atentados de Atocha, divulgaba una doctrina fuertemente antiislámica que Lasquetty moderó como consejero para impulsar con sus CEPI una versión pobre del multiculturalismo británico: a cada “comunidad” inmigrante, su propio centro.
Y en esta tarea había tiempo también para los regalos: tres cargos subordinados al consejero figuran en las grabaciones policiales de la Gürtel como receptores de las dádivas de Francisco Correa: Percival Manglano (entonces en cooperación), Pablo Gómez Tavira (director de Inmigración) y el asesor Gustavo Galiani.
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