COMUNICACIÓN // EN LOS ÚLTIMOS MESES, IMPORTANTES MEDIOS HAN APOSTADO POR LOS CONTENIDOS DE PAGO EN SUS PÁGINA
Los muros de los grandes medios, una oportunidad para el periodismo en la red

Cada vez más periódicos
tradicionales apuestan por
que sus ediciones online
sean de pago. Aunque
por un lado estén creando
élites informativas, por el
otro dejan espacio a otros
medios que distribuyen
libremente la información.

09/05/11 · 8:00
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30_new_york_time_Paul Stocker

David Simon, periodista y director
de la exitosa serie The Wire, desató
una gran polémica a mediados de
2009 con un artículo en el que mandaba
un claro mensaje a los editores
de los grandes periódicos: “Los contenidos
cuentan. Tenéis que encontrar
una manera, en el nuevo mundo
digital, de hacer que la gente pague
por ellos. Construid un muro”. No
fue la primera voz (ni la última) que
defiende la prensa digital de pago,
pero llegó antes de que el magnate
británico de los medios, Rupert Murdoch,
empezara a cobrar por la lectura
de los contenidos de The Times y Sunday Times.

Dos años después, el 28 de marzo,
The New York Times (NYT) alzó el
muro blasonado por Simon. Este
muro limita a 20 los contenidos (escritos
o multimedia) que quien no pague
la suscripción puede visualizar.
Según los primeros análisis, el paywall
(muro de pago) habría hecho
bajar las visitas a la web del NYT entre
el 5% y el 15%. Aunque sea pronto
para juzgar la situación del periódico
neoyorquino, las webs del imperio
de Murdoch a finales de 2010 constataban
una disminución de dos tercios
en las visitas.
Según James
Breiner, analista de medios digitales
en Latinoamérica, esto puede ser una
oportunidad para una información
que nazca “desde plataformas que
ofrezcan mejor oportunidad de crear
una comunidad de intereses y servirla
bien”.

Encontrar un foco y a la carga

Lo de cobrar por las noticias es algo
en lo que, según destaca Breiner,
“sólo los medios muy especializados,
por ejemplo los económicos,
tendrán éxito”, como demuestran
los casos de Financial Times o The
Wall Street Journal.
La razón por la
que la gran mayoría de los medios
no pueden cobrar “es porque la información
está disponible en otros
espacios”,
sigue Breiner. “Ya existe
una élite de la información. En
México por ejemplo, con 110 millones
de personas, la circulación de
los diarios es de sólo dos millones,
es decir que llegan a menos del 2%
de la población. Pero la cifra de mexicanos
en Facebook, 16 millones,
es 8 veces superior. Y se enlazan
muchos artículos interesantes. De
esta manera la gente tiene acceso a
la información general”.

En este panorama, hay pequeñas
plataformas digitales especializadas
que consiguen aprovecharse de la
mala cobertura de los grandes medios
sobre muchos asuntos (desde
los derechos humanos, hasta la crónica
hiperlocal por el medio ambiente).
Webs como la mexicana bionero.
org, espacio de comunicación colaborativo
sobre temas sociales y medioambientales,
u oloramitierra-
.com.mx, medio alternativo online
que informa sobre la situación en
Oaxaca, son ejemplos de cómo un
pequeño medio de información puede
llegar a llenar el espacio dejado
vacío por los medios institucionales.
Y vivir de ello, con la publicidad temática
que hospedan en su páginas.

Gracias a esto, según Breiner, una
vez buscado el foco de su atención,
“un medio puede evitar ser esclavo
de sus patrocinadores por obtener
decenas de ellos y no depender de
uno sólo”.

Publicidad, ¿única vía?

Mientras la publicidad online aumenta,
más que los medios quien
se beneficia de ello son los agregadores
como Google o AOL. Los medios
locales españoles no alcanzan
más del 5% o 6% de sus ingresos de
la publicidad online, cifra que llega
al 15% y 16% cuando se habla de los
grandes grupos mediáticos, según
el análisis de Juan Varela en su blog
Periodistas21. Según este experto
en periodismo y medios de comunicación,
“mientras se mantiene el
negocio tradicional, hay que desarrollar
con decisión las nuevas
oportunidades”.

Frente a esta situación, el Free
Culture Forum presentó en 2010 un
proyecto de modelos sostenibles
para la creatividad en la era digital.
Según esta plataforma internacional,
existen “opciones intermedias y
éticas,
como anuncios selectivos
conectados con proyectos afines”
que permiten no ahogar de publicidad
al consumidor digital. El proyecto
destaca que el público está
dispuesto a pagar por los productos
o bienes culturales siempre y
cuando considere que el precio es
razonable y el pago no restringe su
libertad. Prueba de ello son las experiencias
de las plataformas de
crowdfunding.

Por su parte, los grandes medios
españoles no parecen ir en esta dirección.
El País, a finales de 2002, decidió
ofrecer sus contenidos digitales
de pago, con el resultado de dejar en
bandeja de plata a Elmundo.es el liderazgo
de la prensa digital en castellano.
Hoy en día ambos se encuentran
disponibles gratis online, al igual
que el diario ABC, aunque reservan
secciones exclusivas para sus abonados
(desde la descarga de la edición
en PDF hasta contenidos extra o la
hemeroteca).

El Mundo ha dado un paso más,
ha integrado su participación en
Veo7 (TDT) y ha creado un híbrido
entre papel y digital (Orbyt),
que obliga a sus periodistas a
“multimedializarse” y hacerse reciclables
en cualquier forma, de la
prensa escrita a la televisada. Sin
que esto suponga ninguna mejora
de de sus contratos, como denunció
la redacción de este periódico
a finales de 2010.

Pero los resultados no dejan otra
opción, de momento a los grandes
medios, que mantener la publicidad
como la mejor opción para recaudar
fondos,
con el hándicap de
la presión del anunciante sobre la
línea editorial. Por ello, dos periodistas
del mexicano El Portal fueron
despedidos a finales de marzo.
En este caso, el anunciante era el
Gobierno estatal, que puso como
condición para mantener la publicidad
en el medio que estos dos trabajadores
abandonaran la redacción.
Y no debemos olvidar que las
instituciones públicas son uno de
los mejores clientes publicitarios.


OTRAS VÍAS PARA
EL PERIODISMO

MEDIAPART.FR

Este medio digital francés se
apoya en una redacción de poco
más de 30 personas, declara contar
ya con 40.000 suscriptores.
Creado en marzo de 2008 entre
otros por Edwy Plenel, ex director
de Le Monde, logró la fama con
un scoop (caso Bettencourt) sobre
la presunta financiación ilegal del
partido de Sarkozy. El precio de la
suscripción es muy bajo: 9 euros
al mes. Los editores cuentan con
llegar a 55.000 suscriptores en el
2012, con los que lograrían el
equilibrio financiero.

‘CROWDFUNDING’

La página spot.us es un proyecto
open source pionero en los reportajes
impulsados por la comunidad
de internautas. Los periodistas
autónomos proponen en la
página sus reportajes y cada
internauta da su aportación económica
hasta lograr lo necesario
para realizar el reportaje. Proyectos
parecidos, siempre basados
en el crowdfunding son el francés
J’aime l’info, que acaba de arrancar,
o -aunque traten proyectos
de todo tipo- los españoles Lanzanos.
es y Verkami.com.

DIFERENTES MODELOS DE MEDIOS DIGITALES DE PAGO

LE MONDE

Este periódico francés permite el libre acceso
a las noticias de última hora y las coberturas
en directo, así como las noticias del
día a partir del mediodía. Donde su muro es
mucho más férreo es en el acceso a la
hemeroteca, a todos los contenidos infográficos
y a la posibilidad de crear un blog en
el directorio del periódico, que está únicamente
reservada para las personas que
estén suscritas.

THE NEW YORK TIMES

Desde el 28 de marzo, el periódico estadounidense
ha creado su paywall. Quien no sea
suscriptor puede ver un máximo de 20 contenidos
al mes. Esta cifra se eleva a 25 si se
accede a ellos a través de una búsqueda en
Google. Pero su gran apuesta está en el veto
al acceso a cualquier artículo desde las
redes sociales. Según algunos analistas,
este intento representa «la última posibilidad
para los periódicos digitales de pago».

FINANCIAL TIMES

Este 'salmón' dio una esperanza a quienes
creían en los medios de pago, cuando
en 2003 se convertía en el primer digital
por número de abonados. En 2010,
gracias a su versión para tabletas declara
haber ganado 200.000 suscriptores más.
Su mayor éxito, especializarse en Wall
Street y sus brokers, dando herramientas
de seguimiento en tiempo real de las
transacciones financieras.

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