AUTOGESTIÓN // CRISIS DENTRO DE LA PRINCIPAL ORGANIZACIÓN DE COMPAÑÍAS TOMADAS POR LOS TRABAJADORES
Varias empresas recuperadas argentinas crean una coordinadora más participativa

Las fábricas recuperadas suponen una de las luchas
sociales más relevantes en Argentina. Tras la crisis de
2001, como respuesta a los problemas laborales, trabajadores
de cientos de empresas decidieron apoderarse
de ellas y gestionar la producción. Actualmente,
a causa de la fragmentación del Movimiento Nacional
de Empresas Recuperadas (MNER) generada por los
personalismos de sus dirigentes, trabajadores de las
cooperativas han dejado de reconocer a la dirección
del MNER. Proponen reorganizarse en un movimiento
nuevo, donde se refleje la autogestión y la democracia
directa que ya viven en sus trabajos.

12/10/06 · 19:48
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ZANON. La fábrica de cerámicas, autogestionada por sus propios trabajadores, se convirtió en uno de los referentes del movimiento obrero en Argentina.

Todavía sin nombre, sin representaciones,
sin definiciones marcadas,
un grupo de cooperativas gestionadas
por sus trabajadores decidieron
embarcarse en la conformación de
un espacio nuevo donde verdaderamente
se sientan representadas y
puedan construir en forma colectiva
el tipo de movimiento que los cobije.
De esta manera, a partir de la crisis
del Movimiento Nacional de
Empresas Recuperadas (MNER) que
los aglutinaba, trabajadores del
Hotel BAUEN, Gráfica Patricios y
Viniplast impulsaron reuniones informales
junto a otras cooperativas.

Los dos últimos años el MNER se
había transformado sólo en un nombre
desprestigiado por la política y
los personalismos de sus dirigentes.
De tinte peronista, con un dilema de
interpretaciones, había nacido en
aquel convulsionado 2002, con el objeto
de aglutinar y participar en la recuperación
de las empresas. Su política
se basaba en la reivindicación,
en el marco de un proyecto de consolidación
industrial nacional, de la
ocupación de fábricas como una nueva
forma de luchar contra la desocupación.
Sin embargo el desempeño
de sus dirigentes estuvo lejos de esa
proclama. Los trabajadores dijeron
“¡basta!”, ignoraron a las dirigencias
originarias y comenzaron a autoorganizarse
para refundar, no sin resabios,
un nuevo movimiento cooperativo,
ya teniendo en claro que ésta
vez querían ser voz propia del espacio
del que formarían parte.

Construcción colectiva

De esa forma, el 5 de agosto pasado
11 cooperativas localizadas en
Buenos Aires se reunieron en un
plenario para comenzar a repensar
una forma de construcción colectiva.
Las definiciones aún no están
cerradas, pero sí existe la intención
de buscar otro tipo de relaciones
sociales solidarias cuyos valores organizativos
intenten encaminarse a
la horizontalidad, la cooperación
recíproca y la transmisión del conocimiento
acumulado por las experiencias
anteriores, así como
acompañar, en concreto, tanto los
conflictos venideros como los procesos
una vez recuperados.

En la jornada plenaria estuvieron
presentes el Hotel BAUEN, La Nueva
Esperanza (ex Global), Viniplast,
Ceres, Cooperpel, Lácteos Monte
Castro, Gráfica Patricios y Rabbione.
Se sumaron como invitadas las cooperativas
La Unión de Miramar, el
Frigorífico de Bahía Blanca (actualmente
en conflicto), entre otras. En
un documento todas concluyeron:
“El MNER está agotado, y es necesario
fundar una organización nueva”.

La ocupación, la experiencia concreta
de lucha y las relaciones de explotación
desembocaron en el planteo
de construir otro tipo de articulaciones
entre empresas. De esa manera,
las cooperativas decidieron
conformar una mesa horizontal con
dos representantes por empresa, de
carácter revocable, cuyo compromiso
es incentivar y crear las condiciones
para la participación de base a
través de reuniones abiertas, espacios
comunes y actividades grupales
de integración como instancias de
democratización de las herramientas
de información a través de publicaciones
resolutivas e informativas.

Otro de los principios hace referencia
a las formas de organización:
la no autoexplotación ni la explotación.
Se trata de una de las bases asumidas
por las cooperativas. En ese
sentido, se plantearon instancias de
concienciación sobre qué es ser un
trabajador de una empresa recuperada,
qué implica el compromiso colectivo,
social y de cooperación mutua
tanto dentro de cada uno de las
empresas como con el resto de las
cooperativas. Esta concienciación estaría
asentada en trabajar sobre
“quienes somos”, “no olvidar de dónde
venimos”, “no perder la memoria
de todo lo que pasamos”.

Desde esta perspectiva, el debate
también debe estar abierto para los
socios que tratan como empleados al
resto de sus compañeros. El molde
que traen los compañeros de la experiencia
anterior donde había una
relación de patrón-empleado, lleva
en algunos casos (sobre todo a los
socios originarios) a querer ser patrones
de los socios nuevos y en otros
a falta de compromiso, donde sólo
cumplen horario y no se comprometen,
como si fueran sólo empleados.

Por otra parte, ante la falta de formación
técnico-administrativa se estableció
que, si bien esta tarea está
fuertemente centrada en cada una
de las cooperativas, el movimiento
tendrá la responsabilidad de promocionar
y propiciar todas las capacitaciones
y especializaciones que estén
dirigidas a completar la formación
del conjunto de los compañeros y el
perfeccionamiento en cada uno de
sus perfiles. La formación remite a
aumentar la rentabilidad, con el objeto
de abrir fuentes de trabajo y sumar
más trabajadores desocupados
al empleo autogestionado.

Falta de legislación

La inexistencia de una legislación
que ampare a las empresas recuperadas
supone que el paso a la legalidad
dependa de la voluntad del
juzgado de turno o a la legislatura de
la jurisdicción, en caso de que el conflicto
se dirima en alguno de los dos
poderes. Por ello plantearon la necesidad
de diseñar estrategias que conlleven
a expropiaciones definitivas
de los bienes muebles e inmuebles.
De tal desprotección legislativa se
desprenden otros problemas estructurales
a resolver, como la falta de
créditos que frena la renovación tecnológica,
la imposibilidad de efectuar
aportes jubilatorios y la tenencia
de una cobertura médica. Ante
estos aspectos, el plenario dio cuenta
de la necesidad de atribuir un rol
más amplio al nuevo movimiento.
Aún los planteamientos son frescos,
entusiastas e intentan poner en escena
el protagonismo de trabajadores
que se animaron a pelear por sus
fuentes de trabajo y desafiar, muchos
sin saberlo, el sistema social
que se encarga de repelerlos.

“Sabemos lo que no queremos pero
todavía no sabemos hacia dónde
vamos”, expresó Cecilia Casablanca
integrante del nuevo espacio. Eso sí,
ya están pensando otro nombre que
los identifique. Uno de los propuestos
evoca el protagonismo que los
pone en escena como partícipes, no
sólo en el proceso productivo, sino
también en la dirección de la empresa:
Asociación de cooperativas argentinas
sin patrón. Sea este u otro
nombre, la reorganización de los trabajadores
siempre es una forma de
descolonizar el orden vigente.

Zanon: por la gestión obrera
_ Los obreros de la
planta cerámica de
Zanon vienen llevando
adelante una serie de
movilizaciones para
exigir a los diputados
que den curso al proyecto
de «Expropiación
definitiva». Tras la
reforma constitucional
provincial, un articulado
dispuso que la
legislatura estará obligada
a tratar cualquier
proyecto de «iniciativa
popular» que cuente
con el apoyo de
8.000 firmas de sus
habitantes. En mayo,
los obreros presentaron
el proyecto acompañado
de 19.600 firmas.
Logró tener
carácter parlamentario.
Pero los legisladores
siguen sin dar respuesta,
lo que ha
llevado a incrementar
las protestas de
apoyo. En ese marco,
en octubre vence el
plazo que el juez de la
causa les otorgó, un
año atrás, para la
explotación de la planta.
No obstante, los
obreros no esperan.
La gestión sigue creciendo
y las obras
solidarias ya son naturales.
Este mes incorporaron
15 nuevos
trabajadores, construyeron
una vivienda
para una familia de
niños huérfanos, continúan
donando cerámicas
a sectores sociales
de bajos recursos
y aportando fondos
para trabajadores en
proceso de lucha.

Cara y cruz para el BAUEN
- Los trabajadores del
autogestionado Hotel
BAUEN volvieron al
trote en la pelea por la
expropiación. Tres
meses atrás, un fallo
judicial contravencional
favoreció a la cooperativa
al momento
que dio el aval a la
declaración de posesión
del bien, levantó
la clausura administrativa
y abrió cauce a
una investigación
penal sobre los ex propietarios
por presunto
vaciamiento empresarial
y falso testimonio.
Sin embargo, la jueza
de la causa comercial,
amparándose en la
petición de restitución
de sus dueños y la ley
votada en diciembre
del año pasado de llamar
a una mesa de
concertación a 120
días para negociar las
condiciones de devolución,
exigió a los trabajadores
la presentación
de informes
sobre la situación de
la cooperativa. Mientras
tanto, los trabajadores
dan la batalla
en la legislatura para
lograr que los legisladores
voten el proyecto
modificatorio presentado
por el jefe de
Gobierno que reemplazaría
al sancionado
en diciembre del año
pasado. A su vez, la
cooperativa, a través
de diputados nacionales,
presentará un
proyecto de ley de
expropiación en el
Congreso argentino.

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