EN NOVIEMBRE ESTE COLECTIVO VASCO CELEBRÓ SUS ONCE AÑOS DE EXISTENCIA
El transfeminismo callejero de Medeak

Hablamos con cuatro integrantes del colectivo donostiarra Medeak sobre las prácticas feministas en Euskal Herria y el movimiento transfeminista.

, Redacción / Pikara Magazine
01/12/11 · 8:00

Del sujeto único a la multiplicidad de
sujetos, del feminismo a los feminismos, del binomio sexo-género a la
disolución de las categorías de género
en el transfeminismo y las luchas
Queer/Cuir, de la cama a la calle. Ésta podría ser una síntesis de los últimos 30 años de recorrido de las teorías críticas feministas.

En ese devenir plural se plantean
no sólo nuevos sujetos y discursos,
sino otros marcos de acción política.
Ya no se trata un feminismo de la
igualdad sino unos feminismos de
los derechos
, donde lo que importa
no es tanto sumar etiquetas a las siglas (migrantes, negras, putas...) sino la inclusión real de esos sujetos
en las prioridades, agendas y acción
política feministas.

En Euskal Herria, el colectivo
Medeak, que es un grupo que desde
el año 2000 vienen transitando los feminismos, en sus limites, centros y
periferias, representa el correlato de
esa evolución. Para celebrar su aniversario han realizado unas jornadas
cuyo formato buscaba fomentar la
participación horizontal entre ponentes y participantes y que no sólo
hablaran las “popes”. Los días transcurrieron con debates sobre post
porno, violencia machista, sexofobia, prostitución
, o alianzas para generar resistencias transfeministas al
capitalismo.

Radicales y lesbianas

Consideradas radicales por frases
como “en caso de duda, tú la viuda” y
por reivindicar el uso de la violencia
legítima y auto defensa ante agresiones machistas, las Medeak han entrado en el movimiento feminista
vasco chocando contra todo pero
creando a su vez estrategias para la
comunicación intergeneracional
con
antiguas expresiones del feminismo.

Hoy afirman tener mucho más en común con lo que llaman “el MFC”
(movimiento feminista clásico) y que
su labor está en contribuir a que la
gente más joven cree sus propias estrategias y espacios. En 2003 decidieron reivindicar el lesbianismo, no
porque fuesen todas lesbianas, sino
por pensar que se trataba de una categoría política necesaria. “Cualquiera de nosotras está dispuesta a
identificarse como lesbiana, del mismo modo que muchas lesbianas se
identificaron durante años con la
mujer blanca heterosexual en la lucha por el derecho a abortar, la anticoncepción o el divorcio”, afirma Itu
Iturrioz, integrante de Medeak.

En paralelo al proceso de nombrarse, veían fundamental ocupar el
espacio público: “Queríamos como
colectivo ser el cuerpo que demostrara que el feminismo vivía y que tomaba la calle”, explican en su web.
Además de elegir formas no ortodoxas de salir a la calle, también preferían el trabajo en células en vez de
grandes asambleas. “Con el tiempo
transformamos las formas de funcionar típicas, que traen implícita la idea
de que la revolución va a ser de masas
”, afirma Nagore Iturrioz. “Las jóvenes hemos crecido con el discurso
de la derrota, porque ya no montamos manifestaciones masivas. No
podemos autovalorarnos comparándonos con los ‘70, cuando todo el
mundo estaba en la calle y el machismo era mucho más evidente, porque
no había ni derecho a divorciarse”,
dice Itu Iturrioz.

De diferentes inquietudes políticas
y formas de organizarse surge el colectivo para trabajar desde unas necesidades especificas que “las feministas de 40 años no estaban tratando”. “Cuando empezamos llegabas a
un espacio y tenías que ponerte a hacer feminismo, aunque tuvieras 19
años y no tuvieras ninguna idea, solo
sabías que eras feminista de tripa y
necesitabas que te ayudaran, por eso
lo primero que hicimos fueron unas
jornadas para formarnos” explica
Iturrioz. Aunque, como comenta Ana
Txurruka, esa distancia no significaba oposición, sino diferentes demandas, “las del MFC han sido nuestras
madres políticas, pero cuando estaba en sus colectivos, no hablaba. Te
tocaba dedicarte a cosas de gestión,
no a debatir, que es lo que querías y
nos faltaban ciertas cosas que tuvimos que producir por nosotras mismas”, afirma. Por ello, una parte importante de
su trabajo consiste en generar espacios con chicas jóvenes, a fin de conectar con nuevas generaciones:
“No vamos a dar respuesta a lo que
están viviendo tías de 18 años.
Podemos fomentar que debatan y se
auto organicen, que creen sus colectivos con intereses y prácticas propias”, dice Txurruka.

El cuerpo en la calle

El cuerpo como arma política es uno
de los principales ejes trabajados
desde el principio en Medeak.
“Bilgune Feminista (formadas en los
referentes de la izquierda abertzale)
dicen que Medeak ha sexualizado la
lucha feminista, incluyendo el placer
en ella
”, comenta Itu. En Euskal
Herria, “nuestras formas se asocian
mucho con la frivolidad, con una
transgresión que parece falta de contenidos”, comenta Nagore.

Conscientes de que la práctica performativa produce sujetos al mismo
tiempo que los representa, una de
sus lineas de trabajo fueron los talleres de drag king. La idea para ellas
era clara: hacía falta generar otras
imágenes que representasen prácticas de desobediencia como estrategia crítica contra el capitalismo. Al
principio, los talleres generaron muchos conflictos con algunas feministas que no entendían qué es el drag
king y no lo veían como una sátira
del modelo masculino hegemónico.
“En ese devenir se nos fueron cayendo algunos de los mitos del feminismo más clásico vasco, cuyas prioridades estaban muy claras y en donde todo lo masculino tenía que estar
apartado”, cuenta Ana Txurruka. “Al
terminar el primer taller tuvimos mucha sanción y el comentario fue ‘habéis estado poniéndoos bigote cuando había un seminario de economía
feminista’. Esto de estar poniéndonos un bigote no era para nada feminista”, recuerda Itu.

Las resistencias también tienen
que ver con el estilo políticamente
correcto del feminismo, “esto de salir
a la calle en tetas y darnos por culo
¿es hacer política?”
, pregunta Ana
Txurruka. “Hay veces en las que toca romper. Probablemente las feministas que nos cuestionaron hace tres
años ya no nos cuestionan hoy. Nos
han criticado, pero porque querían
comprender para qué lo hacemos”,
puntualiza Kattalin Miner.

Transfeminismo mestizo

El transfeminismo supone el paso
del sujeto simple a un sujeto más amplio y no refiere solo a un discurso
‘no binomio’, unido a la transexualidad, sino que incluye otras dimensiones como las diferentes precariedades. En ese cambio de paradigma,
“lo que estamos haciendo es generar
formas de pensamiento muy distintas que casan con el discurso trans-charco o trans-migrantes. Multiplicar el sujeto feminista significa que
no hay un sujeto mujer único al que
yo pueda describir y al cual le puedo
hacer una agenda
”, explica Itu.

Llevar esto a la práctica, producir
alianzas con sujetos que están atravesados por ejes distintos, y poder
ver hasta qué punto estos ejes están
relacionados y cómo el contacto de
las unas con las otras enriquece y fortalece es uno de los desafíos del
transfeminismo. Como explica
Kattalin, “lo más interesante del
transfeminismo es que se relaja el
sujeto
. No es ya definir tanto ese sujeto ni sumarle trans, puta, bollo, negra, si no dejarlo abierto lo que hace
que nos acerquemos y que sucedan
alianzas antes no pensadas”.

Ana Murcia de la Asociación
Garaipen (de mujeres inmigrantes y
vascas), comenta que “las Medeak
nos han ayudado a ampliar la visión
del feminismo que queríamos hacer”. El trabajo con Garaipen implicó
un proceso muy colectivo, nos cuentan. “Al entender la diversidad de migrantes y de bolleras, nos vamos contagiando, ellas se van ‘bollerizando’
y nosotras nos vamos
‘migratizando’”, afirma Itu. “Este año, las
Garaipen se travistieron para salir en
la mani del 28-J con nosotras. Eso
muestra cómo vamos permeándonos, y cómo eso se refleja también en
el cuerpo”, comenta Nagore.

Aunque ampliar el sujeto y nombrarse diferente por sí solos no implica un cambio en la agenda política, para Itu ése es el debate, “qué actividades vamos a hacer, cuáles son
prioritarias y cómo vamos a encontrar la forma de sentirnos representadas las unas con las otras”. Frente
a un feminismo con un sujeto y agenda únicos, el transfeminismo propone “hacer un esfuerzo para que hablen con nosotras en los espacios
aquellas de las que queremos hablar.
Algo que no sucede en el MFC, se habla mucho en nombre de, las mujeres maltratadas, las putas, las inmigrantes, pero sin ellas”, concluye.

Debates transfeministas abordados en las jornadas de Medeak

- Postporno como sabotaje. En el principio fue Annie Sprinkle, que en Herstory of
the porn
(1999) revelaba que si no te gusta el porno
que hay, lo mejor que puedes hacer es tu propio porno.
Así empezó lo que hoy se conoce como el movimiento
postporno. Dinamitar los binomios, ampliar imaginarios
y prácticas y visualizar otras sexualidades que subvierten lo establecido son algunos de sus ingredientes.

- Violencia machista. «Dejemos de hablar de violencia de género o contra la mujer
y hablemos de violencia machista», pedía Itu Iturrioz de Medeak, que recuerda que la ley actual de violencia de género sólo
es aplicable a las entendidas como relaciones sexo-afectivas
dentro de la pareja o el matrimonio y no se aplica a la violación. Para Itu, esta ley «sólo sirve para que se pegue menos»,
pero no para transformar la situación de las mujeres.

- Sexofobia y prostitución. Un debate clásico dentro de los feminismos es el de la prostitución, que muchas veces omite la diferencia entre mujeres
que trabajan por su cuenta y las víctimas de trata. Para Antonia Genaro, del colectivo Hetaira, «la ley contra la trata equivale a efectos prácticos a la regulación de la expulsión de
inmigrantes». Según Isabel Holgado, «lo peor es el estigma de
ser puta, que es contaminante e irreversible».

- Economía feminista. «Generar bienestar cotidiano para gente concreta, eso es la
economía de verdad», dice la economista Amaya Pérez Orozco. Las mujeres tienen más contratos temporales y el trabajo
de cuidados y doméstico, que produce una riqueza equivalente al 75% del PIB, no se paga. Según la economista Nekane
Jurado, «en crisis la lógica es mantener los beneficios donde
están y de ahí, la feminización de la pobreza y de la crisis».

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comentarios

1

  • |
    anónima
    |
    01/12/2011 - 7:00pm
    <p class="spip">¿TERRORISMO DE ESTADO en ESPAÑA?. Al PPSOE. Ya comenzó otra vez el terror. Me han detenido nuevamente junto con mi hijo. Sin orden de detención. La Guardia Civil se niega a hacerlo ante la Juez. Sancionarán al Comandante del dicho cuerpo. Comienza la farsa de juicio. La acusación nombra los abogados de oficio que han de defendernos. Nos dicen que la sentencia ya está dictada con antelación. Que debemos acordar con el Fiscal una reducción de la pena antes del inicio. Empieza a darme una angina de pecho. Estoy operada del corazón. Mi hijo pide auxilio médico hasta tres veces. ¡Pasan de todo!. Estoy media hora ante el juez, el fiscal, loa bogados... con dolor anginoso y sin que acuda ninguna ambulancia. Mataron a mi esposo y ahora están a punto de matarme a mi. Deciden aplicar a los mismos e idénticos hechos dos calificaciones jurídicas distintas, según acusado: delito para mi hijo, falta para mí. ¿Dónde quedo el principio de Igualdad ante la Ley?. ¿Son los últimos coletazos del pPSOE o un adelanto de los primeros del PPsoe?. Nuestro Sistema Ajudicial es una auténtica vergüenza... Ver:</p> <p class="spip">http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm</p> <p class="spip">De una pobre viuda de 79 años acosada desde hace 10 años, que no ha conseguido que se investigue el posible homicidio de su esposo. ¿Me censurarán?</p>
  • Perfomance sobre la prostitución de la koordinadora feminista transmaricabollo / Donostiakobilgunefeminista
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