XX aniversario del Centro Social Seco, referente de autogestión en Madrid
Seco: 20 años haciendo camino al andar

Tantos años de autogestión del centro social y cultural, cuyo icono es una pantera rosa, son dignos de celebrar. Hacemos genealogía de Seco y del barrio que lo acoge.

, Redacción
22/04/11 · 8:00

Es miércoles por la tarde. La puerta
del madrileño Centro Social Seco
 permanece abierta y está encendida
la luz del local del taller de bicicletas.
Ruedas, cuadros y manillares están
 dispuestos para ser usados, junto a
herramientas y personas que comparten
 su saber para poner tu bici a
 punto. Un grupo de jóvenes –algunos
 se han asomado por primera
vez– crece a medida que transcurre
la tarde. En los puntos de acceso libre
a internet varias mujeres que hablan
en árabe esperan la hora de entrar
a su clase de castellano.

Cristina Castañeda, abogada de la
 asesoría jurídica de la Oficina de
 Derechos Sociales (ODS)
de Seco,
 realiza unas gestiones de urgencia
 para enviar la documentación de un
 compañero senegalés que acaba de
ser detenido y enviado al Centro de
 Internamiento de Extranjeros (CIE)
 por no tener papeles. En el habitáculo
donde trata de enviar los documentos
 escaneados comienzan las clases
 de castellano entrada la noche; también
 se reúne allí la Asociación vecinal
 los Pinos de Retiro Sur otro día
 de la semana.

"Como la Pantera Rosa,
 Seco dibujó un Plan
 Urbanístico Alternativo y
 en él desapareció su
identidad autorreferencial"

Malik G. del Grupo de Vulneración
 de Derechos de la ODS nos espera
 sentado en el sofá de la entrada, uno
 de los pocos muebles con aires de hogar
 en Seco. Hoy no está detrás de la
 barra del bar-cabaret, donde jueves y
 viernes comparte turno con otro chico
 marroquí de la ODS. Aún no sabe
 que la nevera que usan para el bar
pierde agua; de este percance doméstico
se enteró ayer uno de los dos grupos
de consumo de Seco cuando recibió
 el pedido quincenal de los productos
ecológicos, entre ellos los lácteos,
 para los que la nevera se ha quedado
 pequeña. “Me encantaría
 montar un centro como este en mi
 país, en mi barrio, donde hubiese clases
de alfabetización, talleres de violencia
 de género para mujeres y un
 rapeadero con estudio de grabación
como el de la ODS” dice Malik. Se
 despide y camina solo hacia el metro;
 a otra parada que no sea Puente
de Vallecas, donde, si no va acompañado,
 tiene muchas posibilidades de
 que la policía le detenga sólo por el
 color de su piel.

Así transcurre la vida diaria en este
 nuevo ciclo de la veinteañera historia
 de Seco, donde convergen diversos
colectivos cuya implicación
 en el Centro Social es asimétrica.

 Además del espacio físico, los colectivos
más consolidados coinciden en
una asamblea gestora quincenal y
 tratan de compartir la organización
 de algunos eventos, como las fiestas
 barriales de San Juan o el aniversario
 del centro social. “Se planteaba
tener alguna temática que fuera común
 a lo largo del año, sobre el tema
de redadas o la sanidad en el barrio,
 pero al final no hemos sabido hacerlo”,
reconoce José L. Fernández, de
 la Asociación vecinal los Pinos.

Como otras personas con fuerte
implicación en el Seco, José L. considera
 que la falta de un proyecto político
común es una carencia, pero que
también es complicado: “En el Seco
viejo éramos como un grupo de colegas
 amplio. Cuando eso lo abres a
 más gente (se ha multiplicado por
 diez el número de gente que usa el
 espacio), esa relación afectiva común
 es inviable. También por las propias
 exigencias de los colectivos más fuertes,
que tienen que reinvertir la energía
 en sus propios proyectos”. Edurne
Irigoien, veterana de los Pinos, sopesa
 que este ciclo de estabilidad ha
permitido que algunos proyectos
 “crezcan de verdad”.

Veinte años de compromiso y autogestión
en tiempos de amor líquido
y obsolescencia programada son toda
 una conquista. Para celebrar su
 larga vida y su modelo de gestión, así
 como agradecer a todas las personas
 y colectivos que lo han hecho posible,
 el Centro Social Seco convocó
 una tercera edición de la Marcha
 Rosa el pasado mes de marzo. No es
 habitual festejar y socializar las victorias
 de centros sociales convertidos
 en referentes, una vez que ya no es
tan visible una amenaza externa como
 el desalojo.
“Nos movilizamos
 cuando hay una amenaza externa y
vas en socorro de alguien”, dilucida
 Edurne cuando le preguntamos por
 la afluencia a la marcha.

"La campaña de socias y
socios que ha empezado
 en marzo es la vía
 para una autogestión más
 sólida del centro"

Cuantitativamente hablando, la cita
 de 2011 no ha tenido el poder de
 convocatoria de la Marcha Rosa de
 2005. Entonces, Seco reivindicaba el
 realojo, no sólo del propio centro, sino
 de los vecinos y vecinas que habitaban
 las casitas de Las Californias
(que venía a ser el casco viejo del
 Distrito) y que fueron literalmente
arrasadas por el Plan Especial de
Remodelación Interna (PERI).

“Fuimos unos okupas que lucharon
 por su propio desalojo. Al apoyar
 como centro social la remodelación
 del barrio, estábamos apoyando que
 nos echaran de allí. Era una apuesta
por vincular el destino de Seco al destino
del plan urbanístico alternativo”,
 
rememora José L. La mayor parte de
ese vecindario fue realojada en el
 propio barrio, al igual que Seco, que
de forma temporal se acomodó en un
local alquilado de la Empresa Municipal
 de la Vivienda y el Suelo de
 Madrid (EMVS), donde todavía sigue.
Ambos realojos fueron conquistas
 del Plan Urbanístico Alternativo,
 una estrategia adoptada por Seco para
 convertir la amenaza de la remodelación
 del barrio, el PERI, y el desalojo
 del centro, en un escenario de
 participación barrial.

Fundirse con el barrio

La estrategia de fundirse con el medio
en el que estaba fue algo muy novedoso,
 nos comenta Beatriz García,
 de la ODS: “Lo que Seco aportó en
 su momento fue una crítica muy clara
al gueto identitario,
a la imposibilidad
de conectar con otros, al todo o
nada. Rompió con muchas de las cosas
 que se daban por sentadas en el
 movimiento okupa, intentando tener
 más contacto con el barrio”. De esta
 estrategia surge el icono de la
Pantera Rosa, mascota de Seco: ante
un peligro, la pantera dibuja un agujero
 y se mete dentro. Seco pintó un
 Plan Urbanístico Alternativo (PUA)
 para construir una red local y reconstruir
 alianzas sociales del barrio,
 se metió dentro y en él desapareció su identidad autorreferencial.
 Entonces era un momento álgido, de
 proyección en el barrio y visibilidad a nivel metropolitano.

Veinte años de autogestión no son
 moco de pavo. “En la mayoría de los
 espacios, sobre todo en centros sociales,
 reducimos la autogestión a hacer
 cuatro o cinco fiestas al año y con ese
 dinero cubrir los gastos. Es una forma
 muy reduccionista. Deberíamos
ser capaces de generar nuestros propios
 recursos a partir de las redes de
 apoyo para financiar todas las actividades,
 la infraestructura”, reflexiona
José L. Él y Edurne consideran que la
campaña de socias y socios que comenzó
 en marzo es la vereda de una
 autogestión más sólida: “Con 250 socias
 podríamos garantizar la supervivencia
 y dignificar un poco el espacio,
 que le hace falta”. También urge
 renegociar el alquiler del local, que
 asciende a 1.700 euros al mes; máxime
 cuando el Ayuntamiento incumple
 su promesa de subvencionar el
 80% durante los primeros cinco años.

 

En la línea de generar sus propios
recursos, la ODS articuló a finales de
 2009 la Caja de Resistencia, donde
 las personas afiliadas abonan una
cuota mensual que permite pedir
 préstamos. ¿En qué supuestos? “Si
 trabajas en la manta y te quita la mercancía
 la policía; si tienes que hacer
 cualquier trámite y pagar tasas y no
tienes dinero; si te meten en el CIE o
 tienes algún familiar enfermo, y otra
 serie de circunstancias“, nos aclara
Beatriz García. El espíritu es generar
una Red de Apoyo Mutuo, que además
 de apoyo financiero, legal y afectivo,
 permita formas de trabajo social
 para personas migrantes y autóctonas.
Y en ese experimento andan.

 

 


HITOS HISTÓRICOS DEL CENTRO SOCIAL SECO

Okupas de Las Californias
 

El colectivo Adelfas Joven ocupa un colegio del barrio que se
 había quedado vacío en 1991 al sur del Distrito Retiro: nace
 Seco. Querían una casa de la juventud pero su gestión se la
 cedieron a una empresa privada. En el ‘96 se clausura temporalmente
Seco por su dinámica autorreferencial. Atraviesan
unos años de impasse, donde contactan con la Asamblea de
 Entrevías. Se transforman en Vallekas Zona Roja.

Del gueto al barrio

En el ‘97 se reabre Seco. Gente joven, implicada en Seco, se
 convierte en el relevo generacional de la Asociación vecinal
Los Pinos. El Plan de Remodelación del Barrio pretende echar
 abajo las casas bajas de Las Californias mientras el barrio
 sufre un proceso de degradación y abandono absoluto. Con
el Plan Urbanístico Alternativo exigen el realojo de la gente
del barrio, el de Seco y un edificio de vivienda joven.

Rehabilitación vecinal

La Pantera Rosa se convierte en el símbolo de Seco, que
trata de gestionar el conflicto produciendo alternativas creativas
como el PUA. Para revincularse al barrio recuperan referentes
comunitarios como el periódico El Barrio y las fiestas
 de San Juan, y así surge la Red local de Asociaciones del
 Distrito. El famoso Festival de Cine Social Las Californias ilumina
como una bengala las problemáticas del barrio.

Realojo temporal

La Marcha Rosa de marzo 2005 reivindica el realojo y tiene
un enorme poder de convocatoria. Dos años más tarde esa
 marcha escenifica la mudanza de Seco al local alquilado
de la calle Arregui y Aruej. En 2011 la tercera edición de
 esa marcha celebra los 20 años de Seco. El plan de remodelación
no ha concluido aún, el realojo de Seco sigue
 siendo temporal y los colectivos crecen con vida propia.

Vivienda joven, ¿dónde fue a parar?

Una de las tres propuestas que vertebraron el Plan Urbanístico Alternativo en el que participó el Centro Social Seco fue la demanda de suelo para una cooperativa de gestión de vivienda pública en régimen de alquiler. Covijo se llamaba. Pero aquella experiencia se quedó en el camino.

Festival de cine de Las Californias

Nació como una luz para visibilizar la situación de un barrio en proceso de remodelación y las alternativas que defendía el tejido asociativo de la zona.
Se desarrolla en una carpa ubicada en uno de los solares del barrio de Las Californias, donde, sin glamour ni alfombras rojas, se proyectan películas de temática social.

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MARCHA ROSA. El 5 de marzo de 2005 miles de personas participaron en una manifestación convocada por el Centro Social Seco exigiendo su realojo. / Sara Bienzobas
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