Savia nueva en la defensa del territorio en l’Horta de València

El impulso de la agroecología y la defensa del territorio valenciano sigue dando frutos tras tres largas décadas de especulación inmobiliaria.

, Valencia
19/03/13 · 15:02
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VALENCIA. Panorámica de La Punta, zona colindante con la Albufera. / Kai Fosterling

En el territorio valenciano hay tres hitos en las luchas vecinales y sociales por la defensa del territorio en las postrimerías del Franquismo y principio de la Transición. Una se perdió, y supuso la implantación de la nuclear de Cofrentes. Dos se ganaron. Una fue la paralización de la urbanización de apartamentos costeros en los terrenos de la Devesa d’El Saler y otra la reconversión del proyecto de autovía en el viejo cauce del Turia en un jardín. A partir de este momento, y con la llegada del PSOE al poder, el vacío reivindicativo se instaló en la sociedad valenciana.

La propuesta de recuperación integral de la huerta periurbana (Pla Verd), un sistema agroecológico de unas características excepcionales, fue languideciendo y acabó en el último cajón de la burocracia local. Pero la destrucción de diversas partidas de suelo agrícola para el crecimiento especulativo impulsó en los ‘90 la respuesta en diversos barrios de la ciudad como La Torre, Campanar o La Punta. El movimiento en defensa del territorio continuó y el colectivo Per l’Horta impulsó una Iniciativa Legislativa Popular que consiguió reunir y coordinar a diferentes grupos. La propuesta, que pretendía forzar una moratoria urbanística hasta la aprobación de una ley de defensa de l’Horta, consiguió presentar, en enero de 2001, 117.842 firmas, pero el resultado fue que Les Corts, donde el PP gobernaba con mayoría absoluta, ni siquiera debatió la propuesta.

En 2004 se dictó la Ley de Ordenación del Territorio y Protec­ción del Paisaje, que establecía la protección de la huerta mediante un instrumento de ordenación territorial denominado Plan de Acción Terri­torial de Protección de la Huerta Valenciana. Los trabajos de redacción del Plan fueron desarrollados por un amplio equipo técnico bajo el nuevo paradigma tecnocrático de la protección del paisaje. Fue presentado en 2008 y desde entonces se mueve en un limbo entre su definitivo archivo y los intentos de resurrección.

A este estado de cosas vino a sumarse el estallido del crash capitalista. La tensión sobre los suelos agrícolas de la periferia urbana se desinfló en pocos meses. Así, los colectivos que habían centrado sus esfuerzos en intentar fijar los límites de una urbanización desbordada se encuentran ahora con un nuevo escenario. Las “batallas” mayoritariamente ya no se libran en los bordes de las poblaciones. Todo está por recuperar, desde polígonos o urbanizaciones –en rápido deterioro– a zonas que, sobre el papel, aparecen como urbanizables y donde en algunos casos la actividad agrícola ha seguido pero que la mayoría de veces han sido abandonadas en manos de nadie.

Desde la asociación vecinal de Benimaclet se ha iniciado la recuperación de huertos comunitarios de los terrenos de huerta. Su enfrentamiento con el BBVA y el ayuntamiento de Valencia es un rocambolesco periplo con final feliz Desde la asociación vecinal de Benimaclet se ha iniciado la recuperación como huertos comunitarios de los terrenos de huerta que en un Plan de Actuación Integrada, colindante al barrio, aparecen como zona verde. Su enfrentamiento con el BBVA y el ayuntamiento de Valencia es un rocambolesco periplo con final feliz. Otras asociaciones, como Llavors d’Ací se dedican a la recuperación y difusión de las variedades agrícolas arrinconadas a través de encuentros de intercambio de semillas y bancos de germoplasma.

Las experiencias de producción agroecológica de la comarca se unen en Ecollaures que, entre otros proyectos, ha puesto en marcha un sistema de certificación social participativa independiente de las instituciones. Per l’Horta impulsa un observatorio de la Huerta como sistema de detección rápida de las agresiones al territorio, o una asesoría jurídica popular, al tiempo que la Universitat d’Estiu de l’Horta crea un sistema de prácticas agroecológicas y tradicionales. Diversas ONG y sindicatos se organizan en la Plataforma per la Sobirania Alimentària del País Valencià y se han creado equipos de trabajo para revisar la legislación que constriñe los canales cortos de comercialización.

Asimismo, aparecen mercados de venta directa de productos de la Huerta y ecológicos (como en los municipios de Godella y Albal o el barrio de Russafa en València) y han nacido proyectos como el mapeo de iniciativas o el calendario de productores, grupos de consumo y distribuidoras.

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* Josep M. Pérez es miembro del movimiento Per l'Horta (http://www.perlhorta.info)

La Punta: bajo la tierra yerma está la memoria

El momento culmen de la defensa del territorio en los ‘90 se produjo en la pedanía de La Punta, una zona de huerta de altísimo valor patrimonial y colindante con el parque natural de La Albufera, que pasó de estar clasificada como suelo no urbanizable de especial protección agrícola a víctima de la construcción, vía declaración de interés general, de una Zona de Actividades Logísticas (ZAL) para el puerto de Valencia. La lucha de parte del vecindario, junto a otra gente venida de fuera, para parar la destrucción, escenificó la unión posible entre sectores en principio tan dispares como los habitantes de la huerta y gentes provenientes de la okupación urbana. Aquella larga lucha terminó con 716.000 metros cuadrados de tierra de la máxima calidad agronómica y un ingente patrimonio cultural (hidráulico, arquitectónico y natural) arrasadas bajo una yerma capa de zahorras que hoy en día, más de diez años después, sigue estéril y sin uso.

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comentarios

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    09/04/2013 - 1:11pm
    Magnífico artículo, pero a mi juicio, hay algunas inexactitudes. No es cierto que hubiera un vacío reivindicativo después de la batalla del Saler y del Río, si bien es cierto, que lamentablemente la llegada al poder del PSPV-PSOE supuso una fuerte desmovilización social. No podemos decir que no hubiera movimiento, porque los grupos ecologistas nunca dejaron de movilizarse ante las agresiones medioambientales y de territorio. Recordemos que el Parque Natural de la Albufera fue declarado 1986. No solo bastaba la paralización de la agresión ejercida en los años 70 sino su  reversión. Durante los "felices 80" comienzan a desarrollarse los primeros movimientos de recuperación y defensa del patrimonio en la ciudad de Valencia, sobre todo en el centro histórico, motivados  por su estado de degradación más que por que por la amenaza directa de la especulación. Es en el final de mandato del PSPV-PSOE, a principios de los 90, cuando se abre la puerta con la redacción de la R.A.U, a los abusos urbanísticos. Esta ley dio alas a la destrucción masiva de territorio llevada a su máxima expresión por el PP valenciano. No obstante no debemos olvidar que tanto La Punta como el solar de Jesuitas fueron agresiones sembradas en época socialista. Después vendrían los terribles años del ladrillo, Salven el Botánico, Salvem el Cabanyal, Salvem a Punta, Salvem Russafa, Salvem Les Llometes de Massarojos, y una infinidad de movilizaciones y organizaciones que acabarían por crear  "La Coordinadora de Salvems", para coordinar y unificar las actuaciones en defensa del territorio.   
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