ANÁLISIS : V JORNADAS DE NOVIOLENCIA ACTIVA, CELEBRADAS EL 4 DE NOVIEMBRE EN DONOSTIA
Resistencia noviolenta para luchar por la paz

Junto a un balance de la desobediencia civil y el movimiento contra las guerras, tomaron la palabra diversas víctimas de distintas situaciones de violencia. Sus relatos llamaron a romper con el resentimiento.

, periodista y miembro de Bidea Helburu
23/11/06 · 0:00
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CONTRA LA DISPERSIÓN. Acción del colectivo Solidarios con los PreS.O.S en 1998, durante la primera tregua de ETA. Se cortó la Autopista A-8 a su paso por Zarautz, para pedir el acercamiento de los presos vascos / Zuri So

El cartel anunciador de las Jornadas
de Noviolencia Activa de Donostia
recogía diversas fotografías
de una acción noviolenta realizada
muy lejos de Euskal Herria,
pero que tenía a un puñado de
vascos como protagonistas. Se
trataba de los zanpatzar de Judizmendi,
de la capital alavesa, que
se habían desplazado hasta la localidad
palestina de Bil’in, junto a
Ramala, para solidarizarse con la
campaña internacional contra el
“muro del apartheid” que Israel
ha construido en Cisjordania.
“Con esta marcha ritual”, relataban
los protagonistas de esta peculiar
modalidad de protesta en el texto
preparado para explicar a los palestinos
el sentido de su acción,
“nuestros antepasados vascos creían
que hacían despertar a la tierra con
el sonido de sus cencerros tras su
largo letargo invernal y que ahuyentaban
a los malos espíritus agitando
la cola de caballo. Con este acto de
hoy, los zanpantzar bajaron de las
montañas para llamar al mundo para
que despierte y vuelva los ojos a
Palestina, a este pueblo que, como el
nuestro y como otros muchos en el
mundo, se resiste a desaparecer”, leímos
en una crónica informativa.

La policía israelí terminó con la
acción a base de disparos, pero el
sonido del cuerno, los cencerros y
la alboka (instrumento ancestral
vasco) acompañaron por unas horas
la soledad de la población palestina
que se enfrenta a la barbarie legalizada
y protegida por los intereses
económicos de los países más
poderosos de la Tierra.
Contar ésta y otras experiencias
similares, analizar los límites, sombras
y posibilidades de la práctica
noviolenta, escuchar a los protagonistas
explicar sus motivos y posibilitar
un coloquio abierto con todo
ello... fue la base que nos motivó
ponernos a caminar hace cinco
años con la organización de estas
jornadas.

Al grupo promotor de los encuentros,
Bidea Helburu (el objetivo
es el camino), nos une la decisión
de hacer juntos un camino de
exploración, conocimiento, debate
y clarificación de lo que significa
hoy la noviolencia activa. Para
nosotros ése era el camino a explorar
y por ello nos juntamos para organizar
estas jornadas una vez al
año, que no es poco.
Nos interesaban e interesan las
experiencias concretas, los testimonios
personales y colectivos, las distintas
formas de entender la noviolencia
activa de la gente. Es verdad
que en ocasiones invitamos a charlar
con nosotros a personas que tienen
cierta proyección pública, como
es el caso de Leonardo Boff,
Jean Mari Muller, José Bové, Montserrat
Galcerán, José María Setién
o Javier Sádaba, pero ello no trastoca
nuestro objetivo de llegar a los
movimientos sociales de base.

Es por ello que todos los años, y
a modo de apertura de las jornadas,
invitamos a distintas personas
y grupos que creemos están
aportando con su lucha de no-violencia.
Ésta es nuestra forma de
entender lo que se denomina clásicamente
en las jornadas oficiales
como comité de honor. El honor
es nuestro, en este caso, al
contar con personas y grupos que
no vienen a lucirse o a soltarnos
un ‘chapón’, que no son profesionales
ni especialistas ni grandes
oradores, o sí, pero que con su
aportación tratan de compartir las
ideas, expectativas y preocupaciones
que dan motivo a la organización
de estas jornadas. Tampoco
las personas asistentes vienen a
hacer mérito alguno, ni a quedar
bien con nadie ni a la búsqueda de
créditos para sus estudios. Buscan,
como nosotros, otros valores,
otra relación con lo social.
Los temas abordados han sido diversos
y los grupos que han compartido
sus inquietudes con nosotros
durante estos cinco años
también han sido variopintos: Demo,
Brigadistas Internacionales por
la Paz, Brigadistas en Irak y Ramala,
Gasteizkoak, New profile, Desobedientzialariak,
Elkarri, Amnistía
Internacional, Dones x Dones, Grupo
de Trabajo 18/98, En Pie de Paz,
Greenpeace, Solidarios con Itoiz,
Democracia Ambiental, Alarde
mixto de Hondarribia, Kakitzat,
MOC, Tortuga, Asamblea Antimilitarista
de Madrid, Global Call For
Non-Violent Civil Resistance, CIMADE,
Astra Gernikentzako, Red
Global, Cromañón, Grupo de Análisis
tras el 11-M...

Con algunos de ellos, además,
hemos hecho balance de tiempos
anteriores y hemos juntado a históricos
dinosaurios y “viejas glorias”
para compartir batallitas,
refrescar la memoria y tratar de
mirar al presente desde ella.
Este año hemos contado en Donostia
con propuestas y testimonios
de víctimas -bien anunciadas en el
programa, bien que se sumaron
desde el público- que se atrevieron
con la aserción de “cuando el sufrimiento
no impide pensar ni actuar”.

Compartieron sus consideraciones
Jo Berry, hija de un diputado
conservador que murió en un
atentado del IRA junto a otros cuatro
más en el Hotel Brighton de
Londres; Pat Magee, miembro del
IRA que participó en dicho atentado
y que fue detenido y encarcelado
por ello; Victoria Mendoza, psicoterapeuta
torturada por la policía
mexicana; Oscar Hernández Gordillo,
que perdió a su mujer en el
atentado del 11-M y que fue acompañado
por dos miembros del grupo
de análisis tras el 11-M; e Ivana
Molinari, del Movimiento Cromañón
de Buenos Aires.

Sus relatos conmovieron a todos
los presentes. Son víctimas,
familiares y allegados que luchan
diariamente por transformar su
dolor y la pérdida de sus seres
queridos en caminos de paz, de
búsqueda de diálogo y justicia.
Luchan para romper la cadena fatal
de resentimiento y violencia,
más resentimiento y más violencia.
Luchan para evitar que se instrumentalice
su sufrimiento para
acumular poder. Luchan para
aprender de nuevo a ver el mundo
no sólo desde la posición de víctima
y no juzgar la realidad desde
una jerarquía del dolor en la que
el sufrimiento se puede medir, pesar
e intercambiar (por dinero, poder...).
Nos hablaron de resistencia
y creación: de resistencia a la
fatalidad, a la venganza, al odio, a
la manipulación; y de creación de
nuevos vínculos, otras maneras de
vivir juntos y de tratar de entenderse,
escucharse y respetarse.
Cualquiera pudo extraer elementos
para el deseable proceso de
paz del País Vasco.

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