Renta Básica: con crisis o sin ella

Recetas, datos y la vida misma
insistiendo en lo mismo.
La crisis, la gran crisis
desgastada en su concepto
pero impoluta en sus efectos. La crisis
está ahí y nadie sabe muy bien
qué hacer con ella. Pese a su obstinado
análisis. Por la derecha o por
la izquierda. Y mientras, el propio
sistema se está reformateando para
fagocitarse en los mismos procesos
que la ocasionaron.

11/06/09 · 0:00
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Recetas, datos y la vida misma
insistiendo en lo mismo.
La crisis, la gran crisis
desgastada en su concepto
pero impoluta en sus efectos. La crisis
está ahí y nadie sabe muy bien
qué hacer con ella. Pese a su obstinado
análisis. Por la derecha o por
la izquierda. Y mientras, el propio
sistema se está reformateando para
fagocitarse en los mismos procesos
que la ocasionaron.

Y entre todo lo hablado, ¿hay algo
salvable, algo que de verdad incida
en la mejora de las estrategias vitales
de la gente, sobre todo de la más
vulnerable, excluida y desafiliada de
la sociedad?

La Renta Básica de Ciudadanía
(RBC) no pretende ser el antídoto
contra las incorrecciones del capitalismo
bastardo. No nació con esa
idea. Tampoco necesita de la crisis
para justificarse
. Lo está por principios
republicanos, esos que inspiran
una sociedad en la que nadie tenga
que pedir permiso a otro para vivir,
para ser libre. La RBC como asignación
monetaria incondicional para
toda la ciudadanía puede aportar un
enorme plus de seguridad para los
sectores de población más inhabilitados
por la crisis. Acceder a la RBC
de forma indefinida supondría, para
esos casi nueve millones de pobres
en el reino de España, afrontar el futuro
de forma menos preocupante.
Porque disponer de esa aportación,
sobre todo para aquellos sectores de
difícil inserción laboral, permitiría
asegurar el porvenir más inmediato.
Y es que la pobreza no es solamente
la privación de los medios materiales
de existencia. La pobreza es también,
y fundamentalmente, estar a
merced de otros. Depender de su codicia
o su juicio. La pobreza es la
ruptura de la autoestima, el aislamiento
y compartimentación social
de quien la padece. Por eso una RBC
equivalente al umbral de la pobreza,
acabaría con ésta. O al menos se
configuraría como un enorme
dique de contención. Además, podría
ser un poderosísimo instrumento
de los trabajadores para
resistir la precarización laboral.
Para combatir el retroceso de las
conquistas sociales
conseguidas a
sangre y fuego a lo largo de estos
últimos 200 años de revoluciones.
Y es que esta medida incorporaría
nuevos principios de relación social
e individual. Porque evitaría la
estigmatización social a través de
la universalidad de la protección.

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