Del 21 al 25 de julio, 120 activistas de varios colectivos
reflexionaron sobre las alternativas autogestionarias en
el actual marco de recesión económica.
Entrevista a Paloma Monleón: “Es fundamental anclar la reflexión en situaciones de lucha cotidiana”
- TIEMPO DE OCIO. Además de intercambio y discusión, el
Tinto dejó espacio al ocio. Foto: José Alfonso.
“¡Otro Tinto de Verano, por favor!”
Desde 2003, organizaciones como la
Confederación General del Trabajo
(CGT), Ecologistas en Acción (EeA)
o la Coordinadora de Iniciativas contra
el Paro, la Pobreza y la Exclusión
Social Baladre saludan la temporada
estival con esta máxima, tantas veces
escuchada en los festejos populares.
En el marco del activismo social,
la refrescante bebida sirve para
denominar un sugerente encuentro
que comienza a adquirir solera. La
“escuela autogestionada de verano
de los movimientos sociales” Tinto
de Verano, tras celebrarse el año pasado
en la localidad pacense de
Ribera del Fresno, epicentro de la
lucha contra la refinería de petróleo
proyectada en Tierra de Barros, regresó
al pueblo recuperado de Ruesta,
el histórico enclave del prepirineo
aragonés, que desde 1988 gestiona
la CGT [ver recuadro].
Más allá de las propuestas de la
comisión organizadora, los participantes
decidieron en asamblea qué
temas y cómo quieren abordarlos,
así como los tiempos que se destinarán
a la formación, el intercambio,
el juego y la fiesta, junto al reparto
de las tareas logísticas y de mantenimiento
del espacio. “En otras ediciones,
cuando estaba más activa la
campaña ‘UE, ¿para qué?’, se intentó
que el Tinto definiera un calendario
anual, pero esta vez y en general
no nos marcamos llegar a acuerdos
concretos”, aclara Paloma Monleón,
secretaria de Acción Social de CGT,
una de las organizadoras de este
año, que ha tenido como leitmotiv la
autogestión.
El Tinto del año pasado, a iniciativa
de EeA, se centró en la “crisis económica”
pero los anteriores ni siquiera
tuvieron un tema como hilo conductor.
Este cambio supone para
Monleón un avance interesante, opinión
que comparte Manolo Sáez, de
Baladre, aunque reconoce que “la autogestión,
muy presente en las alternativas
que construimos, da para
mucho más que lo visto en estos
cuatro días. Pero ha sido muy interesante
aclarar muchos tópicos que
rodean la cuestión” sostiene.
Séptima añada del Tinto
“El Tinto de Verano nació como un
encuentro que une lo lúdico con lo
formativo y reflexivo y persigue estimular
el conocimiento e intercambio
entre gente de diferentes organizaciones
en un marco informal que
puede propiciar espacios formales
el resto del año”, indica Nacho Murgui,
presidente de la Federación
Regional de Asociaciones de Vecinos
de Madrid (FRAVM), quien, a
través de su comisión de Jóvenes,
puso en marcha el primer Tinto de
Verano en 2003 junto a Baladre, EeA
y CGT. La FRAVM abandonó la organización
del evento en 2006, año
en que pierde fuelle la citada comisión,
pasando el relevo a otros
colectivos como el Movimiento de
Objeción de Conciencia o la Red
Ciudadana por la Abolición de la
Deuda Externa, hoy plataforma
Quién Debe a Quién. Uno de los rasgos
más notables del Tinto pasa precisamente
por reunir en un mismo
foro y en un marco de enorme confianza
y complicidad a exponentes
muy diversos de la izquierda política
y sindical con aquellos del activismo
social. En este contexto hay
que resaltar la participación en el
Tinto 2010 de la salmantina Asociación
Desarrollo Comunitario del
barrio de Buenos Aires, que trabaja
con personas en riesgo de exclusión.
EeA, por su parte, que hasta el año
pasado había formado parte del grupo
organizador edición tras edición,
ha optado este verano por mantenerse
al margen después del desgaste
de las movilizaciones anticapitalistas
del semestre de presidencia
española de la UE. Este hecho ha
coincidido con “mucha más implicación
de militantes de CGT que en
otras ocasiones, sobre todo de jóvenes”,
afirma Monleón.
¿Más espacio para formación?
Pero la enorme heterogeneidad del
Tinto, que este año, como el anterior,
ha reunido a unos 120 activistas de
colectivos sindicales, conservacionistas,
antimilitaristas, vecinales, internacionalistas
y ecologistas, entre
otros, tiene su contrapunto: la puesta
en juego de experiencias y niveles
muy dispares hace que algunos participantes
no sientan satisfechas sus
expectativas en materia de formación.
Para mitigar este hecho, Manolo Sáez sugiere “como posibilidad
para el futuro que se habilite un espacio
donde 20 ó 30 personas puedan
estudiar y discutir de manera
más profunda ciertos temas, con un
programa específico, a modo de auténtica
universidad de verano”. Aun
así, considera esencial la creación de
espacios que, como el Tinto, “sirven
para aumentar la complicidad y la
confianza entre las activistas”, lo que,
tal y como sucede desde hace años
entre CGT, Baladre, Quién Debe a
Quién y EeA, sirve luego para mejorar
las relaciones entre las organizaciones
y posibilita la puesta en marcha
de proyectos comunes.
RUESTA, UN “EJEMPLO DE METAMORFOSIS”
Resulta difícil hallar un entorno tan
idóneo para la discusión sin prisas y
el encuentro entre subjetividades
diversas. A las faldas de los Pirineos,
a caballo entre las comarcas zaragozanas
de las Cinco Villas y la Jacetania,
sus casas de piedra, su castillo,
el modesto río Regal y el pantano
donde vierte sus aguas, su exuberante
naturaleza, todo en Ruesta invita a
la calma. Pueblo de pasado musulmán,
su historia reciente siempre ha
estado ligada al embalse de Yesa y al
Camino de Santiago, que lo atraviesa
en su vertiente denominada “camino
francés”. En 1993 la UNESCO declara
los bienes de interés cultural (el
propio itinerario, así como los inmuebles
históricos, puentes, etc. que lo
dan forma) del Camino de Santiago
“patrimonio de la humanidad”, dotando
al conjunto de Ruesta de una
especial protección que tiene como
contrapartida unas normas de conservación
y rehabilitación muy estrictas y
costosas. A pesar de este hecho y de
sus limitados recursos, la CGT, sin
apenas ayudas públicas y gracias a
las donaciones y al trabajo voluntario
de sus afiliados, ha conseguido recuperar
la parte más notable del conjunto
de Ruesta, dando vida a un
albergue y a la Casa de Cultura
Ramón Acín, espacio que acoge
desde el año 2000 todo tipo de
actos y encuentros de contenido
social y sindical.
La Ruesta primigenia fenece en
1965: la inundación por las aguas de
Yesa de sus terrenos de huerta provoca
ese año el abandono de sus 368
habitantes, al igual que sucede en
otras localidades como Morillo de Tou
o Ligüerre de Cinca. Veinte años después,
la Confederación Hidrográfica
del Ebro inicia una política de cesión
de pueblos abandonados a organizaciones
sindicales, otorgando este último
a UGT, Morillo a CC OO y Ruesta
a CGT.
Cuando asume la gestión del
enclave, en 1988, la central anarcosindicalista
pone en marcha un camping,
que además de dar servicio a
los visitantes sirve de plataforma para
la recuperación urbanística de la histórica
aldea. Desde entonces, Ruesta
ha sido escenario regular de acampadas
y reuniones sindicales y libertarias,
así como de jornadas de confluencia
de los movimientos sociales
del Estado español y de fuera, como
el II Encuentro Intercontinental por la
Humanidad y Contra el Neoliberalismo,
que tuvo lugar en 1997. Por
ende, se ha convertido en un atractivo
‘centro vacacional’ que ofrece
numerosas actividades relacionadas
con el deporte y la naturaleza. Según
la CGT, “Ruesta debe ser un ejemplo
de metamorfosis, donde confluyan
aspectos socio-humanísticos y ecotécnicos,
con el objetivo de revitalizar
el núcleo abandonado, transformándose
en una eco-aldea, (...) en un
espacio social creativo, autoregulado,
sostenible, de intercambio cultural y
turismo en la naturaleza, donde distinguir
valores de corte humanista,
todos sintetizables en la idea de lo
libertario”.
Un lugar que, tras años de
relativa calma, aparece hoy amenazado
por el proyecto de recrecimiento
del embalse de Yesa y por intereses
especulativos y empresariales, que
tras décadas de abandono ven en
estas comarcas un atractivo foco de
explotación turística. Para combatir la
amenaza de la ampliación del pantano,
cuya declaración de impacto
ambiental ha sido aprobada recientemente,
unas 250 personas se manifestaron
el 22 de agosto cortando las
carreteras N-240, que une Jaca con
Pamplona y la A-1601, que enlaza
Sos del Rey Católico con Artieda.
Más preguntas
que respuestas
Tanto la crisis y la actual ofensiva
del capital contra la clase trabajadora,
como las posibles respuestas de
ésta, entre las que se encuentra la
huelga general del 29-S, estuvieron
en boca de los participantes del
Tinto. Tal y como señala Paloma
Monleón, en un taller sobre economía
social, cooperativismo y alternativas
económicas, Baladre planteo
que cuando empezó la crisis
«mucha gente pensó que esto iba a
ser una posibilidad de movilización,
que iban a florecer por doquier proyectos
de economía social, intentos
de apoyo mutuo barriales, comedores
populares, etc. Pero vemos que
la crisis es cada vez mayor, que las
situaciones son personalmente trágicas
y que sin embargo no hay
nada de esto. En el Tinto se plantearon
sobre todo preguntas, pero tenemos
muy pocas respuestas. Una de
ellas, sin duda, trabajar fuerte para
que el paro del 29-S sea un éxito»
remacha la sindicalista.
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