François Houtart / Foto: Dani Sánchez

DIAGONAL: Como uno de los iniciadores
del Foro Social Mundial
de Porto Alegre, ¿cómo ha evolucionado
y qué retos tiene ahora mismo
este foro?

FRANÇOIS HOUTART: Lo que podemos
constatar es que, a día de
hoy, han surgido una serie de iniciativas
y propuestas con un nuevo
signo: la convergencia de movimientos
y organizaciones. Así, a comienzos
de 1999 nació lo que habíamos
llamado el ‘contra-Davos’,
que finalmente se denominó ‘el otro
Davos’. De esta forma tuvimos una
reunión unas 50 personas. Entre
ellas se encontraban cinco movimientos
muy importantes: el Movimiento
de los Sin Tierra (MST) de
Brasil, los Sindicatos Obreros de
Corea del Sur, las cooperativas
agrícolas de Burkina Faso, el
Movimiento de Mujeres de Québec
y el Movimiento de los Desempleados
de Francia, esto era ya emblemático
de las diferentes luchas en
el mundo que empezaban a trabajar
juntas.

El primer acto que llevamos a cabo
fue una conferencia de prensa
en Davos a 300 metros de donde se
estaba realizando la cumbre. Y desde
aquí, se lanzó la idea de empezar
a realizar un foro social mundial.
Esta idea nos rondaba desde
las reuniones de Oventic en Chiapas
en 1997. Evidentemente, la preocupación
inicial fue de protesta de
deslegitimizar el sistema económico,
político y militar, pero también
de buscar alternativas a éste. La
propia carta fundacional de Porto
Alegre dice que uno de los ejes bisagras
de estos encuentros es la
búsqueda de alternativas, a todos
los niveles, desde utopías del tipo
de sociedad que se busca y se desea
hasta el corto y medio plazo de alternativas
concretas y realizables
que ya existían. Evidentemente esta
es la parte más difícil.

D.: Después de cinco foros sociales
mundiales, da la sensación de que
éstos han sufrido un proceso de institucionalización
¿Cómo deberían
evolucionar los foros?

F.H.: La dificultad viene de que los
foros son puntos de encuentro y no
puntos de decisión. No quieren y
no pueden ser la Quinta Internacional,
y estoy totalmente de acuerdo
con ello, porque hay más de 6.000
organizaciones diferentes que acuden
a los foros, cada uno con sus
perspectivas, sus metas y su grado
de conciencia política. Debido a esto,
tener un consenso sobre un texto,
un manifiesto o una campaña es
algo imposible, si realizásemos un
intento así el Foro desaparecería.
Tenemos que guardar la conciencia
de lugar de encuentro. Pero debemos
ir más allá, simbólicamente el
Foro ya es muy importante y también
válido para realizar algunos logros,
pero debemos hallar el modo
de realizar el vínculo con lo político,
porque el problema político no son
sólo los gobiernos o los partidos. El
hecho de que exista Porto Alegre es
un hecho político, pero hay que ir
más allá. Y esto es lo que vamos a
debatir, es difícil saber como se va a
realizar. Yo pienso que existe la posibilidad
de que grupos propongan
acciones a realizar desde el Foro a
las que todo el mundo se pueda acoger,
pero no como decisión del Foro
como tal, sino que respete su papel
de punto de encuentro. Ya se realizó
con la campaña contra la guerra
de Iraq con la manifestación del 15
de febrero de 2003, fue una iniciativa
que salió del foro, y hubo 15 millones
de personas en el mundo que
la secundaron en las calles.

D.: ¿Cómo se está llevando a cabo
la descentralización del Foro Social
Mundial?, ¿qué se inició con la celebración
del Foro en Mumbai en
2004?

F.H.: Es muy importante tener una
presencia mundial, y acudir a
Porto Alegre para asiáticos y africanos
es muy complicado. Porto
Alegre tenía el peligro de quedarse
en un encuentro europeo y latinoamericano.
Y por esta razón el
Foro de Mumbai fue muy significativo
para integrar a grupos y
movimientos asiáticos en esta iniciativa.
A partir de esta experiencia,
esperamos que en el 2007 se
realice en África. Ahora se ha descentralizado
porque se va a realizar
parte en Caracas y parte en
Asía, aunque esto todavía no es seguro.
Yo no estoy a favor de partir
el foro en dos localidades porque
pierde centralidad y visibilidad, pero
fue la decisión que se tomó.