COLOMBIA // III ASAMBLEA NACIONAL DEL COORDINADOR NACIONAL AGRARIO
Por el derecho a permanecer y a la vida

Entre los días 22 y 24 del pasado mes de febrero, 250 delegados de organizaciones campesinas, en representación de 12 regiones agrarias, se reunieron en la localidad de Bugalagrande para avanzar hacia un “proyecto político para el campo colombiano” en el marco de la III Asamblea Nacional del Coordinador Nacional Agrario (CNA).

03/04/08 · 0:00
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SOBERANÍA. Imagen del encuentro campesino celebrado en Bugalagrande / CNA

Texto de Ethel Odriozola y Amarela Varela

El CNA es una plataforma de organizacionescampesinas, indígenasy afrocolombianas que, según AlbertoCastilla, uno de sus miembros,desde 1997 trabaja contra la“descampesinización del campo,apostando por el retorno de los desplazadosporque, mientras el modeloneoliberal operado por ÁlvaroUribe impone para nuestro campola agroindustria, nosotros apostamospor la soberanía alimentaria.Y, ante la implantación del PlanColombia, nosotros respondemoscon los planes de vida”. Los ‘planesde vida’ son una estrategia integralrecuperada de la tradición organizativadel movimiento indígena colombiano,y consisten en planear acorto, medio y largo plazo el proyectocolectivo que plantean las comunidadespara vivir en su territoriocon dignidad, sin el acoso constantedel paramilitarismo, el narcotráfico,el embate de las transnacionalesy la guerra orquestada por elGobierno colombiano.

 

La guerra por la ‘descampesinización’
del territorio, que consiste
en la limpieza poblacional o
el desplazamiento forzado y deja
como consecuencia la pérdida de
los saberes y haceres campesinos,
si bien hoy tiene como operadores
al Gobierno de Uribe y
al paramilitarismo, es un fenómeno
endémico, que definió que
los que sobran son los habitantes
del territorio.

Por eso, en 2007 el Gobierno de
Uribe puso en marcha el Estatuto
de Desarrollo Rural, en el que se
otorga, entre otras cosas, la titularidad
de las tierras a los paramilitares
colombianos tan sólo cinco años
después de que éstos hayan expulsado
a los dueños originales de sus
parcelas. Es el “modelo costarricense”,
explican miembros del CNA, el
del “etnocidio para un campo productivo,
por eso en Colombia, a la
demanda de la tierra para quien la
trabaja, le añadimos la del derecho
a permanecer en el territorio y el
derecho a la vida”.

Las luchas y organizaciones
que confluyen en el CNA pelean
por la autonomía y la soberanía
alimentaría, por conseguir que en
sus comunidades puedan practicarse
los derechos económicos,
sociales, culturales, políticos y
ambientales. Estas coordenadas
hermanan al movimiento campesino
colombiano, que ha sido extinguido
por la guerra como ‘sujeto
político’, con otros actores
políticos para reconstituirse como
interlocutor. Coordenadas
que también emparentan a los
acosados habitantes de los territorios
colombianos con organizaciones
regionales, continentales y
globales, como la Convergencia
de Movimientos de los Pueblos de
las Américas, la Coordinadora
Latinoamericana de Organizaciones
del Campo y Vía Campesina.

Mientras las organizaciones
campesinas colombianas apuestan
la vida para defender el derecho a
permanecer en el campo sembrando
alimentos en sus tierras, la pregunta
que queda es cómo tejer complicidades
efectivas entre los pequeños
productores colombianos y los
consumidores en las ciudades. En
este sentido, las organizaciones del
CNA emitieron un llamado en el
que invitan “a las comunidades rurales
y urbanas a conversar, nutrir
y articular los planteamientos políticos
sintetizados en los siguientes
aspectos: soberanía y seguridad alimentaria,
tierra y territorio, medio
ambiente, cultivos de uso ilícito,
desplazamiento, solución política al
conflicto social y armado, vida digna
y derechos económicos, sociales,
ambientales y culturales” (declaración
final del encuentro, disponible
en redcolombia.org).

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