ANÁLISIS // UNA TENSIÓN DENTRO DE LA IZQUIERDA
Pachamama o desarrollismo
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CRÍTICAS EN BOLIVIA. La Asamblea del Pueblo Guaraní de Tarija exigió la defensa de
los parques naturales frente a las intenciones de extracción. Foto: Gerónimo Molina.

Más allá de algunas frases
desafortunadas del
presidente de Bolivia,

16/05/10 · 13:18
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CRÍTICAS EN BOLIVIA. La Asamblea del Pueblo Guaraní de Tarija exigió la defensa de
los parques naturales frente a las intenciones de extracción. Foto: Gerónimo Molina.

Más allá de algunas frases
desafortunadas del
presidente de Bolivia,
Evo Morales, la Conferencia
logró posicionar a nivel internacional
una interesante mirada
sobre la problemática de la crisis climática
de nuestro planeta.

En este sentido, nos interesa rescatar
la mirada que pone énfasis en
que las causas del calentamiento
global se encuentran íntimamente
ligadas al surgimiento del capitalismo
a escala global como modelo de
desarrollo. Este planteamiento resulta
necesario para salir de una explicación
puramente “ambiental”,
que profundiza en las causas de esta
crisis global que se originan en un
modelo de desarrollo productivo y
científico-tecnológico ligado a una
lógica mercantilizadora y expropiadora
de la naturaleza/Madre Tierra,
donde los recursos naturales son
convertidos en simples mercancías
para la producción y el consumo de
la sociedad de los llamados “países
desarrollados”. Países que, por cierto,
son los que realizan la mayor parte
de las emisiones de gases contaminantes
hacia la atmósfera, provocando
el conocido efecto invernadero,
principal causante del cambio climático.

El desarrollo, en cuestión

Pero las causas estructurales del
cambio climático no se explican únicamente
por esta íntima ligazón entre
capitalismo y depredación de la
naturaleza/Madre Tierra. Esta relación
va más allá y comenzó a discutirse
en la cumbre, aunque más tímidamente.
El modelo de desarrollo se
enmarca en el paradigma de la modernidad,
del cual el capitalismo es
su modo de producción hegemónico
pero que, a su vez, se encuentra anclado
en formas de dominación y
subordinación coloniales tanto en las
relaciones de poder como del saber.

En este sentido, la crítica a este modelo
de desarrollo que comenzó a esbozarse
a escala global en esta cumbre,
excede el análisis de las consecuencias
climáticas para avanzar en
la crítica al sistema capitalista planteando
una crítica radical y profunda
al modo hegemónico de desarrollo
que incluye, potencialmente, a las
formas conocidas de socialismo y sus
variantes (con la excepción del llamado
“ecosocialismo”) que concibieron
su relación con la naturaleza
/Madre Tierra de la misma forma
mercantilizadora y depredadora que
el capitalismo. Esto implica, entonces,
posar miradas críticas sobre todos
los modelos de desarrollo extractivos
que existen hoy en día, no sólo
en los países desarrollados sino también
en América Latina.

Nos interesa profundizar en algunas
tensiones que encontramos en
la propia Bolivia con respecto a
algunas demandas de pueblos indígenas
en torno a los territorios ancestrales
y los recursos naturales.
Pondremos el ejemplo del pueblo
guaraní del Departamento de Tarija,
organizado en la Asamblea del
Pueblo Guaraní (APG). Esta organización
protagonizó, apenas cinco días
antes de la cumbre, una movilización
donde más de 300 indígenas recorrieron
a pie durante dos días casi
cien kilómetros entre las ciudades
de Yacuiba y Villamontes. Tras la
marcha, tuvieron una asamblea
donde participó el ministro de
Hidrocarburos de Bolivia, Luis Fernando
Vincenti. El reclamo de la
APG consistía principalmente en la
titulación de sus tierras ancestrales
y en la defensa de los territorios y
los recursos naturales adyacentes,
entre los cuales se encuentra el
Parque Nacional Aguaragüe.

Pelea contra el extractivismo
El ministro fue enfático en su intervención
en la asamblea indígena: el
Parque Nacional y las comunidades
serían afectadas por la actividad hidrocarburífera
pues esa región resulta
clave para cumplir con los contratos
de exportación de gas hacia
Argentina. La respuesta desilusionada
de los guaraní allí presentes podría
resumirse en la frase que expresó
al ministro uno de ellos: “Usted
nos habla de dinero y nosotros le estamos
hablando de vida… de nuestra
Madre Tierra”. Aquí aparecen ejemplificadas
las tensiones dentro del
proceso boliviano entre el discurso
de defensa de la Madre Tierra y el
desarrollista ligado a lógicas extractivas.

Estas tensiones existen tanto
dentro del Gobierno boliviano, como
en los movimientos sociales, y forman
parte del proceso de luchas y
resistencias de éstos, en las últimas
décadas. Pero esta mirada crítica sobre
Bolivia ejemplifica también la posibilidad
de crear nuevos rumbos en
las relaciones con la naturaleza/Madre
Tierra. En otros países latinoamericanos
como Argentina,estas discusiones
ni aparecen en ámbitos gubernamentales.
En estos casos la opción
es clara: el modelo de desarrollo
extractivista ligado a la soja transgénica,
la minería a gran escala y la explotación
hidrocarburífera en manos
transnacionales es hegemónico y
aparece como la única vía posible y
deseable.

Por todo ello, consideramos que la
posibilidad de encuentro entre distintas
experiencias campesinas, indígenas
y de sectores urbanos de todo el
mundo permiten rescatar viejas prácticas
y formas de relación diferentes
con la naturaleza/Madre Tierra, así
como construir nuevos saberes y
prácticas que establezcan relaciones
de reciprocidad con la naturaleza/
Madre Tierra a partir de descolonizar
tanto el Estado y el Poder, como
las formas de conocimiento que sostienen
la dominación y que permitan
revertir la crisis climática global que
implica desafíos para la supervivencia
de la humanidad y del planeta en
su conjunto.

*A. Carrasco es investigador del CONICET y profesor de la Univ. de Buenos Aires (UBA) y J. Wahren es sociólogo del Instituto Gino Germani (UBA).


ARTÍCULOS RELACIONADOS:

- La lucha contra las causas del cambio climático

CONCLUSIONES DE LA CUMBRE: SEIS ACUERDOS

Declaración
_ La cumbre aprobó una Declaración
Universal de Derechos de
la Madre Tierra que será presentada
a la Asamblea de la ONU
con el fin de que la asuma. El
texto, de corte anticapitalista y
pacifista, incluye una serie de
prerrogativas que afectan a
todos los «seres» y de obligaciones
a cumplir por los humanos.

Tribunal
_ Con sede en Bolivia, los movimientos
promoverán un Tribunal
Internacional de Justicia
Climática y Ambiental que
tenga «capacidad de prevenir,
juzgar y sancionar a los Estados,
las empresas y personas
que contaminen y provocan el
cambio climático». Sus resoluciones
serán inapelables.

Referéndum
_ Comités Nacionales promoverán,
a través de los gobiernos o
de los propios movimientos, un
plebiscito en cada país que permita
«restablecer la relación
entre la Madre Tierra y sus habitantes».
«¿Está de acuerdo en
cambiar este modelo capitalista
de sobreproducción?» es una
de sus cinco preguntas.

Financiación
_ Los estados desarrollados deberán
destinar anualmente al
menos el 6% de su PIB para
financiar la lucha contra el cambio
climático en los países en
vías de desarrollo. Esta financiación
no será reembolsable y formará
parte del pago de la deuda
climática contraída por la sobreexplotación
atmosférica.

Mercado de CO2
_ Los movimientos reunidos en
Cochabamba, tras haber constatado
el «rotundo fracaso del mercado
de carbono», rechazan sus
«falsas soluciones» (monocultivos,
plantaciones forestales,...),
así como la creación de nuevos
mecanismos que amplíen este
mercado, tal y como acordaron
los gobiernos en Copenhague.

Migrantes
_ Como consecuencia del calentamiento
global, miles de personas
se ven obligadas a cambiar de
residencia: son los migrantes climáticos.
Cochabamba propone su
reconocimiento en los convenios
internacionales, así como la creación
de un fondo -financiado por
los países ricos- para la atención
de estos nuevos desplazados.

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