MEMORIA HISTÓRICA
Murieron con las botas puestas

Custer no esperó
refuerzos aquel 25 de
Junio de 1876.
Confiaba en una
rápida victoria que le
elevase a la
presidencia de los
Estados Unidos.

03/07/06 · 21:11
Edición impresa



En 1868 se firmó el
Tratado de Fort Laramie,
el cual establecía
los límites de una gran
reserva de la que quedaban excluidos
los colonos blancos. El
tratado aseguraba para siempre
a los sioux una región al oeste
del Río Missouri que incluía sus
montañas sagradas, las Black
Hills. La misión de empujar a los
indios de las praderas a las reservas
recaería en manos de militares
sin escrúpulos como
George Armstrong Custer que
en Black Kettle, a orillas del río
Washita, asaltó un campamento
y asesinó a más de cien mujeres,
niños y ancianos. Un testigo aseguró
que el campamento arrasado
se asemejaba a un matadero
de animales.

Durante años, éste fue su trabajo,
pero Custer buscaba poder
y el camino que conocía era el de
las armas. Necesitaba una guerra
y en 1874, tras una expedición
comandada por él mismo,
dice haber descubierto oro en las
Black Hills. Los blancos invaden
los territorios sagrados de las tribus
sioux. El 3 de diciembre de
1875 el Gobierno de los Estados
Unidos ordena a los indios que
dejen de acosar a los colonos y
se reintegren a las reservas. La
campaña queda en manos del
General Shermann, el cual prepara
tres columnas comandadas
por Crook, Terry (en la que está
integrado Custer) y Gibbon para
formar una pinza sobre los ‘hostiles’
acampados en el valle del
Little Big Horn. Al campamento
de Toro Sentado y Caballo Loco
van llegando los indios expulsados
por los soldados y los que
huyen de las reservas. En la primavera
de 1876 habría allí unas
10.000 personas.

La columna de Crook será barrida
por los indios Ogaglas de
Caballo Loco. Terry y Gibbon,
sin saberlo, se reúnen y mandan
a Custer y su 7º de caballería a
fijar la posición del campamento
de Toro Sentado y esperar su llegada.
Pero Custer dividió sus tropas
en dos contingentes: Uno al
mando del Mayor Reno, que atacó
la retaguardia, y otro bajo sus
órdenes, que se dirigiría, vadeando
el río, al centro del campamento.
Reno fue rechazado y
Custer, que no había conseguido
cruzar el río, fue rodeado y se vio
obligado a trepar por una colina
desde la que defenderse. Caballo
Loco y 1.000 guerreros a caballo
les esperaban en la cima. Amagaron
un ataque para que los soldados
descargaran sus carabinas
Springfield de un solo tiro y
después cargaron contra ellos.
La tropa se disgregó y fueron cazados
uno por uno.

Hollywood se encargaría de
mitificar a Custer y al 7º de
Caballería en la célebre película
de Raoul Walsh. Se tardó mucho
tiempo en desmontar esa imagen.
Muchos soldados fueron
mutilados en Little Big Horn. Ésta
no era una práctica habitual
entre los indios salvo si había un
rencor profundo. Había muchos
supervivientes de la masacre del
Río Washita en el campamento.
Las mutilaciones si eran, en cambio,
frecuentes por parte de los
soldados que recolectaban ‘trofeos’
de los muertos. Hubo soldados
que usaban el útero de las
indias como bolsa para el tabaco.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto