BRASIL // EL DEBATE DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN LA CRISIS DEL GOBIERNO DE LULA
El MST apuesta por un cambio social impulsado desde las bases

Tras la tormenta política originada por los casos de corrupción en el seno del Partido de los Trabajadores (PT) y del Gobierno de Lula, quedaba la incógnita de la reacción del principal impulsor popular del cambio político vivido en Brasil en 2002. El Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra (MST) habla a la claras de "crisis de sistema" y de la necesidad de una amplia alianza de las fuerzas populares y comunitarias brasileñas
para impulsar un verdadero cambio.

10/06/06 · 14:09
Texto del Comité de Apoyo al Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Madrid.
 
DECEPCIÓN. Según el MST, “el Gobierno ha perdido la oportunidad de consultar al pueblo sobre cuestiones estratégicas”. // Xoan Garcia

Los casos de corrupción son
sólo la punta del iceberg de
esta forma de entender la
política aplicada por Lula,
el PT y el resto de los partidos. El
problema es estructural, es el sistema”.
Así explican, en un comunicado
enviado desde la Secretaria
Nacional del MST, su distante posición
respecto a Lula y el PT tras el
goteo de escándalos de corrupción
aparecidos en los últimos meses,
que implicaban a la formación gobernante
en la compra de diputados
de otros partidos para lograr
sus votos en el congreso.

Ante estos casos de corrupción,
el MST destaca que “mantendrá su
línea política histórica: es autónomo,
tanto en su relación con los partidos
políticos como con el Gobierno
y el Estado”.

Los trabajadores rurales sin tierra
reconocen la ilusión con la que
se vivió la subida al poder de Lula y
las esperanzas de cambio que representó.
El proyecto de Lula fue
apoyado por cerca de 53 millones
de brasileñas y brasileños, pero después
de casi tres años de mandato
gran parte de esas esperanzas de
cambio se están frustrando. En una
vuelta de tuerca, el pasado julio, en
medio de una profunda crisis política,
el Gobierno promovió una reforma
ministerial que reforzó todavía
más la alianza con sectores conservadores.

Desde la Secretaria Nacional del
MST apuntan que “el Gobierno perdió
la oportunidad, a lo largo de su
mandato, de consultar al pueblo sobre
cuestiones estratégicas para la
sociedad brasileña”, entre las que
señalan la deuda externa, los tipos
de interés, la erradicación de los
cultivos transgénicos y la autonomía
del Banco Central frente a las
presiones de los organismos financieros
internacionales. También denuncian
el nulo camino recorrido
en la consecución de la Reforma
Agraria.

En su comunicado, el MST reclama
una “amplia aglutinación de
todas las fuerzas sociales, organizadas
para realizar un verdadero
trabajo comunitario en el que se
debata y construya un nuevo proyecto
para Brasil”. Una primera
muestra de esta estrategia fue la
celebración el 7 de septiembre del
“Grito dos Excluidos” junto con
Vía Campesina y otras organizaciones.
Coincidiendo con el día de
la Independencia, alrededor de
180.000 personas se movilizaron
en todas las grandes ciudades del
país bajo el lema “Brasil, en nuestras
manos está el cambio”. En lo
que queda de mes y en octubre se
realizarán asambleas estatales populares
para discutir un nuevo modelo
económico. Este programa
culminará a finales de octubre con
la Asamblea Nacional Popular en
la que se espera la participación
de más de 20.000 personas, incluidas
más de un millar de personas
de colectivos de apoyo al MST de
otros países.

El MST sobre la corrupción

«... Creemos que existe la corrupción
ilegal, que generalmente beneficia
intereses personales, y la practicada
con métodos legales, aunque
inmorales e ilegítimos, que incluye
la apropiación de recursos públicos
por un grupo económico, un sector
específico de la clase dominante.
Los tipos de interés aplicados en
Brasil y las transferencias de recursos
públicos hacia los bancos, más
de 100 mil millones de reales al
año, son un ejemplo inequívoco de
ello. Hay otra cuestión importante:
de manera general, los medios de
comunicación y las elites protegen
a los corruptores y nos impiden
identificar a los verdaderos culpables.
¿Quiénes son los propietarios
de los millones de recursos desviados
para campañas electorales?
¿Qué intereses están detrás de las
inversiones millonarias en campañas
políticas?
Creemos que es imprescindible exigir
un castigo para todos los casos
de corrupción. Y particularmente exigimos
cambios profundos en el sistema
de representación política y
partidaria: es la única posibilidad
de combatir la corrupción sistémica
que reina en Brasil.
(...) La crisis que estamos viviendo
no se reduce a la corrupción. Es
mucho más grave. Se trata de una
crisis de modelo: la población no se
reconoce en ese sistema de representación,
no tiene el poder político,
y no puede ejercitar lo que se
establece en la Constitución Federal,
que todo poder emana del pueblo.
El pueblo desprecia a los políticos
y los ve a todos iguales. Todo
ello nos lleva a una crisis ideológica,
consecuencia de la falta de
debate en la sociedad sobre un proyecto
para el país. Tememos que se
prolongue esta apatía».

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