Por quinto año, colectivos sociales madrileños
vuelven a encontrarse bajo el paraguas
común de las jornadas Rompamos el Silencio,
Semana de Lucha Social. Sus objetivos:
“Visibilizar los conflictos y luchas e intentar
quebrar el mutismo mediático, buscar espacios
de intervención política y social, recuperar
el espacio publico. Sin mediaciones”.
- MÚLTIPLES ACCIONES. El lunes tocaría educación, urbanismo y globalización; el martes, marginación y antimilitarismo, etc.
Cada día, dos denuncias mínimo, vía concentraciones, charlas y videoforums. La página web es fundamental para informarse. / Quieres Callarte
Del 25 de junio al 1 de julio, la normalidad
madrileña se verá interrumpida
por las acciones en la calle.
En ellas confluyen individualidades,
organizaciones antimilitaristas,
barriales, ecologistas, antiglobalización,
centros sociales y
okupaciones, de solidaridad internacional
y de mujeres, unidas para
hacerse oír. Esta diversidad se
trasluce en las acciones previstas;
aunque formalmente la Semana
empieza el 25 junio -con la okupación
de un céntrico local como sede-,
de hecho, el 16 de junio, tenía
lugar la primera acción -una concentración
de denuncia en la junta
de accionistas de la petrolera Repsol,
junto a la campaña Repsol Mata.
Además de una rueda de prensa
al aire libre el 22 de junio. Y
tampoco acaba realmente el 1 de
julio, sino el 2, sumándose a las
movilizaciones por una vivienda
digna. Una demostración de la voluntad
de confluencia y suma.
Organizadas según ejes temáticos -educación y anticlericalismo,
marginación y exclusión, cultura libre,
urbanismo y vivienda, okupación,
antimilitarismo, globalización
y resistencias, feminismo y antipatriarcado,
migraciones, fascismo y
memoria histórica-, además de denunciar,
las jornadas pretenden difundir
alternativas. Las acciones,
que algunos días serán por la mañana
y por la tarde, son convocadas
a través de citas previas (desde
donde se acude al lugar de la acción),
para que la Policía no las impida.
Toman enorme relevancia el
potente centro de medios puesto en
marcha y la coordinación.
La Semana tiene dos facetas. La
parte visible, la de las acciones,
que pretende evidenciar lo tapado:
marginación, pobreza, exclusión
social, patriarcado, militarización
y aumento del control social,
aburrimiento cotidiano, vallas
racistas, vivienda inaccesible,
devastación del planeta...
Pero esto es fruto de un trabajo
interno, de conocimiento mutuo
entre grupos que, aunque con un
sustrato común, son dispares. “Los
objetivos son complejizar nuestros
discursos, contaminándonos, asumiendo
límites y carencias, potenciar
nuestras propias redes de información,
realizar un análisis del
contexto para poder revolucionarlo
mejor y darle una respuesta contundente.
Eso se traduce en una
serie de acciones bien fundamentadas
y bien comprensibles para
cualquiera”, explica Jose, implicado
en la organización.
Han sido meses de lenta confluencia
a través de asambleas y encuentros
temáticos. Rompamos el
Silencio 2006 se empezó a gestar a
finales de octubre de 2005, cuando
los grupos que participaron el año
anterior desarrollaron las reflexiones
autocríticas y de valoración de
la Semana de 2005 y decidieron
continuar con encuentros quincenales,
que se iban abriendo a nuevos
espacios. A partir de enero, se
mantuvieron, además de estructuras
informales de comunicación
(listas de correos), reuniones periódicas.
De ahí que, por ejemplo, el
eje temático de género haya tenido
reuniones de entre 20 y 30 personas,
y haya desarrollado talleres de
formación. Y que confluyan grupos
que el resto del año apenas
coinciden, o se superen diferencias
como las que se dan entre coordinadoras
con implantación estatal y
proyectos casi personales. Uno de
los cementos para ello, ha sido, según
Jose, “la metodología asamblearia
y descentralizada que ha
funcionado bien, ha habido respeto
y complicidad entre la gente, alejándose
los debates sobre las diferencias
para insistir en los puntos
de acción comunes. El espacio se
fue definiendo en torno a los principios
de desobediencia civil y acción
directa no violenta, dejando
un abanico muy amplio, planteándolo
como una opción estratégica
más que ideológica. E invitando a
colectivos de todo tipo”.
Sin embargo, esta visión ha de
matizarse: algunos de los ejes sólo
han sido desarrollados por una
organización, con lo que la contaminación
y pluralidad es menor.
Ahora, sólo falta comprobar
la capacidad de convocatoria y
movilización.
Precedentes
_ Este tipo de movilizaciones
tienen ya su historia, ya fuese
en un formato de 5 o 7 días
de lucha. Empezaron a finales
de mayo 1998, en
Madrid, repitiéndose en junio
de 1999 en Madrid y Valencia.
En noviembre 1999, se
llevan a cabo, a nivel estatal,
en Córdoba. La idea es abandonada
hasta julio de 2005,
cuando es retomada de
nuevo sólo en Madrid.
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