Lakabe, experiencia comunitaria

¿Qué nos pasa cuando nos ponemos a vivir en grupo? Algunas respuestas tras 27 años dedicados a experimentar con las posibilidades de transformación.

01/02/07 · 0:00
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UN INSTANTE DE HERMANDAD. Encuentro de ecoaldeas en Lakabe en 2003.

Texto de Comunidad Lakabe

Lakabe nació en la primavera
de 1980. Las personas
llegamos de muy diversos
sitios y comenzamos
a vivir de una manera más bien
caótica. Esto nos preocupaba, porque
realmente los días eran difíciles
de vivir y las asambleas eran un
cúmulo increíble de sensaciones y
emociones que amenazaban la supervivencia
del proyecto.
Nuestra idea era la de construir
una minisociedad y ver qué pasa
cuando pones en práctica todas esas
locas ideas de “la tierra para quien la
trabaja”. Por eso ocupamos Lakabe.

Era un pueblo abandonado y lo tomamos
para darle de nuevo vida y
color. “Cada cual da según sus posibilidades
y toma según sus necesidades”,
muy bella frase aunque muy
difícil de vivir hasta sus últimas consecuencias.
De repente te dan ganas
de medirlo todo, reclamas igualdad,
cuando en realidad lo que pasa es
que te sientes mirando todo lo que
hacen el resto de las personas, valorando
si esto vale tanto como aquello
y un largo etcétera de ideas ponzoñosas
que surgen de dentro como
un volcán. Ahí se toma conciencia
de lo contaminad@s que estamos
por dentro y lo sacamos fuera lleno
de moralina disfrazada de justicia.

¡Qué mogollón hay ahí! Cuesta años
desenredar todo ese sistema de creencias
que nos hace ser tan ruines.
Detrás, como por arte de magia, está
un mundo esperándonos, un mundo
fecundo y generoso, libre, sencillo,
austero. Atento a las personas, atento
a la naturaleza, a las criaturas. Es
el comienzo de una nueva fase más
consciente. Desde aquí se puede
construir un vida cotidiana enfocada
en la transformación, el cambio, la
resolución de conflictos y las relaciones
humanas.

Sabemos que una decisión forzada
nos traerá problemas en un
tiempo más bien corto, así que procuramos
tomar las decisiones
cuando todas las personas están
convencidas de la decisión que vamos
a tomar. Avanzamos todas las
personas juntas, aunque cada una
tiene su trabajo, su área de responsabilidad,
su espacio íntimo desde
el que relacionarse con el resto. Es
como una danza entre lo colectivo
y lo individual, continuamente.
Construir una ecoaldea es una
labor que dura toda la vida y que
implica todas las facetas de la persona
y del grupo, pues tiene también
una dimensión social: cómo
se organiza el grupo. Hay momentos
en que la tentación de prohibir
es fuerte, o la de dirigir, o la de privatizar...

Cada vez que el grupo se
enfrenta a un reto y no sabe qué
hacer, lo primero que surge es lo
conocido y por desgracia aquí hasta
hace muy poco sólo hemos conocido
la dictadura y todos sus sistemas
derivados, incluido el educativo.

Por ello siempre hay que
permanecer alerta, pues el sistema
y el patriarcado se cuelan por espacios
ínfimos, y cuando buscamos
soluciones siempre están ahí, ofreciéndonos
el producto de sus miedos
y limitaciones. Ofreciendo violencia
para resolver las diferencias,
autoritarismos para resolver las situaciones
caóticas, control ante los
momentos de vacío y vértigo, que
son muchos y hay que pasar por
ahí, no se puede atajar, son fases a
pasar íntegramente. Hay que desembarazarse
de todo ese material
de ideas preconcebidas y de un sistema
de valores muy deteriorado.

En Lakabe nos hemos tomado el
tiempo de vivir todas estas situaciones,
de experimentar con ellas, de
observarnos y observar. Mientras
levantamos casas, cultivamos los
campos, en las asambleas, en la relación
con el vecindario, cuando damos
a luz, cuando criamos a nuestras
criaturas, cuando hacemos las
cuentas, cuando comemos, cuando
elaboramos conservas, cuando cuidamos
el ganado. Estamos atent@s
para sentir que lo que hacemos es
realmente lo que queremos hacer y
asumimos lo que ello conlleva. Vivir
en grupo, en comunidad, es vivir en
plural, es darle importancia al nosotr@s y comenzar a ver el mundo
desde la totalidad que somos.

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