LA RED TIENE ORGANIZACIONES EN 69 PAÍSES
La Vía hacia un nuevo campesinado

La Vía Campesina se ha convertido en un importante actor contestatario y en el principal referente de movimientos campesinos de todo el mundo.

, investigador de la Universidad Complutense de Madrid
07/11/09 · 12:16
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Cuando a principios de los ‘90, en
un contexto de estallido de la globalización
neoliberal, se acumulaban
las predicciones de ‘crisis’, ‘fines’ y
‘muertes’ (el fin de la historia, la
muerte del marxismo), decir que los
campesinos se convertirían, años
después, en uno de los actores sociales
transformadores más importantes
del globo era, como poco, una
suerte de atrevimiento, dado que éstos
también estaban destinados a
desaparecer. A emigrar a las ciudades.
A renunciar a su condición de
campesinos. El ritmo acelerado de
las transformaciones agrarias así lo
exigía: el sistema agroalimentario
se globalizaba, se expandía el modelo
agroexportador, las zonas rurales
se convertían en espacios de
gran importancia para la liberalización
del comercio y, como consecuencia,
se producía una internacionalización
de los intereses, la
emergencia de nuevos paradigmas
en torno al agronegocio o los transgénicos
y la resignificación de temas
clásicos como la reforma agraria.

Pero mientras muchos auguraban
“el fin de los campesinos”, éstos
se reorganizaban para enfrentar
los retos de la nueva agricultura globalizada.
Cuestión de supervivencia.
Atrás queda la visión de los
campesinos como comunidades
“tradicionales” y “aisladas”. Y empieza
a ponerse en jaque la posición,
todavía con muchos adeptos,
de que los campesinos son parte inherente
(léase pasiva) de esta nueva
vuelta de tuerca de la “modernización”
agrícola. La deconstrucción
práctica de estos imaginarios y políticas
se da con la irrupción de unos
movimientos campesinos renovados.
Con demandas más complejas
como la soberanía alimentaria, un
repertorio de acción colectiva
amplio y radicalizado donde convergen
protestas locales e internacionales
y, sobre todo, una transnacionalización
que marca el salto del
campesinado a la primera plana de
la política contestataria global.

En todas estas cuestiones La Vía
Campesina ejerce un rol de liderazgo
fundamental. Ha pasado a ser el
referente de organizaciones campesinas
en todo el mundo: La Vía hacia
un nuevo campesinado, al albergar
en su seno nuevas discusiones,
proyectos y horizontes de transformación
que sirven como germen de
una nueva construcción simbólica,
política e identitaria para los campesinos.
Lo ha hecho a través de la
revalorización de sus tierras y territorios,
su cultura y saberes, la oposición
tajante al actual modelo
comercial y de producción, la construcción
de procesos y mecanismos
verdaderamente democráticos y de
alternativas ‘glocales’.

Por todo ello La Vía Campesina se
autodenomina un “movimiento internacional”.
No quedan dudas de
ello pero, siendo rigurosos, más que
un movimiento per se, tenemos que
hablar de una red transnacional de
organizaciones campesinas. Es una
plataforma que engloba varios movimientos
y organizaciones y no un
movimiento en sí. No se trata de
cuestionar la autopercepción, pero
en este caso la definición y los matices
importan y tienen profundas implicaciones.
Sus miembros tienen
distintas procedencias, referencias,
mecanismos de actuación, organización
y formas de movilizarse. Las
particularidades del MST brasileño,
de la UNAC de Mozambique o del
KRSS de la India inciden en cómo se
insertan en la red a nivel nacional,
regional e internacional y no sólo en
cómo estos movimientos saltan a lo
global, sino cómo lo global repercute
en lo local. Se trata de un viaje de ida
y vuelta. La mayor debilidad y a la
vez fortaleza de La Vía reside en esta
unidad en la diversidad. Algo bonito,
pero difícil de aplicar y que consigue
llevar a cabo con una advertencia:
no cabe todo en La Vía. Hay criterios
muy bien definidos, se distinguen las
alianzas tácticas de las estratégicas y
se mantiene la autonomía y la centralidad
del campesinado como
actor. Éste es el aspecto más relevante:
la recuperación de la voz del campesino
a nivel internacional, sin la
necesidad de que esté representado
por terceros, en una red que no es ni
fluida ni dispersa, tal y como se suele
interpretar habitualmente por el
“nuevo paradigma reticular”, sino territorializada
y pegada a la base.

Más información:

Entrevista a Magui Balbuena, de la organización paraguaya Conamuri y de la Vía Campesina

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