EL SALVADOR: EQUIPO MAÍZ, EDUCACIÓN POPULAR POR LA JUSTICIA SOCIAL
“La lucha por la justicia y la alegría debe ser la razón de vivir”

Entre 1980 y 1992 El Salvador vivió una
guerra que enfrentó a la ultraderechista
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA),
en el poder, contra la guerrilla del Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional
(FMLN). Los acuerdos de paz en Chapultepec
(México) terminaron con un conflicto
que no resolvió las diferencias sociales.

05/12/06 · 0:00
Edición impresa

DIAGONAL: ¿Qué es el Equipo
Maíz?

EQUIPO MAÍZ: La experiencia comenzó
en 1983, con mucha esperanza,
mucho entusiasmo y ganas
de aportar alegría, un empujón a
una realidad tan triste y dura como
el tiempo de la guerra de los años
‘80. Trabajábamos al principio en
comunidades cristianas, con el convencimiento
de que, aun en medio
de la guerra, la gente tenía derecho
a saber, a entender, a pelear y sobre
todo, derecho a vivir. Teníamos
la convicción -y la seguimos teniendo-
de que la lucha por la justicia y
la alegría debe ser la razón de vivir.
Lo primero que hicimos fueron talleres
de capacitación. Con gente
de comunidades cristianas en los
primeros años, luego con gente de
grupos de base y, poco a poco, con
otras organizaciones como cooperativas,
asociaciones comunales,
sindicatos, grupos de mujeres, tras
el mensaje de liberación y tras la
metodología de la educación popular.

Un espacio para que la gente
que no había ido a las montañas, ni
al exilio, supiera lo que estaba pasando.
Ofrecer herramientas dinámicas
de concienciación para levantar
ese tejido social y organizativo
que la guerra y la represión estaban
desgarrando. Dimos diversos
talleres con la obsesión de que la
gente tenía que encontrar un espacio
donde poder hablar. En ese ir y
venir, con los años y tras los acuerdos
de paz, empezamos a dar talleres
de historia, economía, sexualidad,
hasta temas como el Tratado
de Libre Comercio y el Área de
Libre Comercio de las Américas.

D.: ¿Talleres para la construcción
social de una nueva realidad?

E. M.: En estos últimos años, viendo
la apremiante necesidad de contribuir
a una formación política nos
metimos a la difícil tarea de ofrecer
las herramientas de la economía
política a través de la educación popular.
Es todo un reto, pero las experiencias
tanto en El Salvador como
en Honduras, Guatemala, Nicaragua
y Costa Rica nos están demostrando
que se puede, que es
necesario y que la gente está ansiosa
por aprender o profundizar conocimientos.
Esperamos que nuestro
aporte ayude a la discusión, a la
polémica, al debate, a la formación,
para que se vea por qué Centroamérica
está como está y se descubra
que las cosas pueden y deben
ser diferentes para que los pueblos
vivan dignamente, sin un sistema
que causa miseria e injusticias.

D.: La violencia de las maras, denuncias
de paramilitarismo, pobreza,
desigualdad... ¿Cuál es el contexto
social actual?

E.M.: La violencia de las maras es
creciente y no está siendo enfrentada
adecuadamente por el Gobierno
de ARENA, que aprobó la Ley Anti
Maras (rechazada por la ONU), ley
de mano dura. De nada han servido
esas regulaciones, que enfatizan los
aspectos represivos, para combatir
un fenómeno con profundas raíces
sociales y económicas. El Gobierno
utiliza las legislaciones para mostrarse
como el mayor interesado en
combatir a las pandillas juveniles y
presentar a la oposición y a los organismos
de derechos humanos como
sus protectores. Ésa es una de
las finalidades del Gobierno: aparentar
que combate lo que en realidad
no quiere combatir y mostrar a
la oposición como principal responsable
de ese mal social. La existencia
de las maras le permite al
Gobierno presentar como crímenes
comunes los asesinatos de dirigentes
sociales y políticos de oposición,
perpetrados por escuadrones de la
muerte que ya están operando en el
país. En lo que va de año, se han dado
asesinatos de dirigentes sociales
y militantes de izquierda, al estilo
de los escuadrones de la muerte
que operaron antes y durante la
guerra. Lo que el Gobierno atribuye
a la delincuencia común. Además,
la existencia de las maras le
permite al Gobierno presentar al
FMLN como un partido vinculado
a esos grupos, dadas sus amplias
estructuras barriales y comunitarias,
donde operan las pandillas.
En la campaña electoral de marzo
pasado, un spot de televisión del
partido en el Gobierno presentaba
a un pandillero expresando sus
vínculos con el FMLN. Se trataba
de un montaje, pero con un fin político
muy preciso.

D.: ¿Cómo se percibe la victoria de
Violeta Menjívar, del FMLN, en la
alcaldía de San Salvador?

E. M.: Violeta contó con el apoyo
de muchas organizaciones sociales,
algunas afines al FMLN y otras
con menos tinte partidario. Para
estos grupos la victoria de Violeta
es muy importante, no sólo por su
condición de mujer luchadora a favor
de los intereses populares, sino
porque significa la continuidad del
Gobierno municipal en manos de
la izquierda. Un hecho que resalta
más la importancia de esta victoria
es que la misma se dio sin alianzas
partidarias. A diferencia de los tres
gobiernos municipales anteriores,
ganados por el FMLN en alianza
con otros partidos, esta vez Violeta
ganó sin esas alianzas. En su victoria,
el apoyo de las organizaciones
sociales fue decisivo.

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