Entrevista // Mikel Martínez y Amaia Ruiz, de la Asamblea de Okupas de Zaragoza
“Hay mucha inquietud por estructurar de nuevo espacios autogestionados”

El pulso del movimiento de okupación en Zaragoza vuelve a sentirse. Después de la última okupación temporal, por donde pasaron más de 1.500 personas, hablamos con dos miembros de la asamblea del espacio.

27/01/06 · 23:50
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Autor: Kanibal Esmiz

DIAGONAL: La última okupación temporal durante las fiestas del Pilar ha sido la de una nave abandonada en la avenida de Cataluña que queríais mantener como centro social pero no pudisteis...

Mikel Martínez: Esa zona está llena de casas y naves abandonadas y hay un proyecto de urbanización que pretende derruir toda la zona; muchas casas ya se han demolido, como la nave que okupamos hace unos años en el número 206 de la avenida de Cataluña. Esta vez la Policía nacional llegó el mismo día de la okupación, y nos dijo que si hacíamos una okupación de un día les daba igual, que era mejor tenernos ahí que en otro sitio, pero nos dieron dos días de plazo para abandonar el inmueble. La asamblea no tenía fuerzas ni medios para permanecer y hacer una resistencia, así que decidimos abandonar la casa para no tener complicaciones, sobre todo porque había 13 personas identificadas. Ahora han soldado la puerta y está muy claro que no quieren que entremos allí.

Amaia Ruiz: Desde 2002 hemos hecho tres okupaciones puntuales basadas en la inquietud de una serie de gentes que querían preparar otras fiestas del Pilar y conseguir fondos para apoyar a varios compañeros que sufrieron un proceso judicial por el 20-N de 2001; pero esta vez queríamos trabajar un espacio más estable y seguro y construir un centro social.

M.M.: El problema en esta ocasión llegó cuando la propiedad del inmueble abandonado es un periódico, Heraldo de Aragón, que además de denunciarnos y avisar a la policía utiliza sus páginas para criminalizarnos, cuando lo único que hemos hecho ha sido limpiar esa nave que estaba llena de materiales inflamables bastante peligrosos para la zona. Durante las fiestas, el periódico publicó una carta al director absolutamente difamatoria, ya que explicaba cómo unos brutos habían okupado una nave, habían insultado al vecindario y habían puesto un precio de entrada al espacio para lucrarse.

D.: ¿Sigue funcionando la asamblea que ha coordinado las últimas okupaciones?

M.M.: Sí; somos entre 13 y 15 personas, pero el día de la última okupación vino mucha gente joven que participó en los trabajos de limpieza y habilitación del espacio... por eso esta asamblea se extiende ahora a más de 30 personas. De momento no tenemos un nombre definido públicamente; entre nosotras nos llamamos Asamblea de okupas de Zaragoza, pero ahora mismo hay dos plataformas más que se están juntando para buscar espacios.

A.R.: Todavía no hemos puesto en común el trabajo que hemos hecho, pero nuestra idea es juntarnos e intentar hacer una asamblea que aúne experiencias y diferencias. No sabemos si los otros dos foros de debate que en estos momentos están trabajando el tema de la okupación están interesados en la reivindicación de centros sociales, de vivienda o ambos. Tendremos que juntarnos para reflexionar y a lo mejor actuar conjuntamente.

D.: En la actualidad, los centros sociales existentes en Zaragoza están alquilados...

A.R.: Los centros alquilados que hay ahora -La Revuelta, el Eduardo Langarita-Arrebato y el 4.5.1- son pequeños y tienen limitaciones para la realización de actividades. Gracias a ellos, muchas iniciativas y colectivos pueden seguir vivos, pero esta situación denota una gran necesidad de espacios autogestionados.

M.M.: Las últimas okupaciones han sido para necesidades muy concretas. El centro Miju fue el último espacio okupado más o menos estable, pero a partir de 2001, todo lo que se ha hecho ha sido muy puntual porque no había gente como para mantener un espacio día a día, con las resistencias que implica una okupación. Ahora nos gustaría encontrar un espacio donde poder mantenernos más allá de la realización de unos conciertos puntuales y de la creación de cajas de resistencia.

D.: ¿Cuál es la situación actual de los movimientos de okupación?

M.M.: Hacía tiempo que la gente no hablaba de okupación en Zaragoza. Hay mucha inquietud por tratar el tema en profundidad y estructurar de nuevo las reivindicaciones de espacios autogestionados. Creo que de aquí a poco tiempo, saldrá algo interesante de todas estas confluencias.

D.: ¿Véis continuidad con los movimientos de mediados de los ‘80?

M.M.: Sí; hay gente de aquella época que sigue estando en las asambleas y los objetivos siguen siendo los mismos porque las carencias son las mismas. Ahora hay mucha gente nueva que tiene ganas de participar en la construcción de nuevos centros sociales okupados y mantenemos relación con los gaztetxes de Euskadi y con algunas casas de Barcelona.

A.R.: Seguimos la misma línea de la Casa de la Paz, la intentona de San Agustín y de la Casa del Río o de la Miju el tiempo que duró.

D.: ¿Cuáles serían vuestros objetivos dentro de un nuevo espacio?

M.M.: La falta de oferta de actividades por parte de las instituciones y la falta de espacios para la autoorganización política hace que esta reivindicación de lugares tenga un carácter de urgencia. El objetivo, por tanto, es claro: autogestionar nuestros propios espacios sociales, políticos y culturales.

A.R.: Pasamos de la oferta cultural existente, porque no nos tiene en cuenta. Por ello queremos generar nuestra propia oferta cultural y un abanico amplio de actividades. Teatro, conferencias, charlas, proyecciones, conciertos... que no sean un mero consumo de la cultura, sino iniciativas autogestionadas y dirigidas a la participación de toda la gente. El objetivo, de momento, no está tan enfocado a la vivienda, sino a la estructuración de centros sociales autogestionados.
También tenemos pensado hacer un balance público de nuestras intenciones y de nuestra actividad, así como agradecer públicamente el esfuerzo de toda la gente que participó en la última okupación de la avenida de Cataluña. En el próximo número del fanzine Bandolero, publicamos un texto de nuestra asamblea.

D.: ¿Y la relación con el vecindario?
M.M.: Lo ideal sería crear un abanico amplio de apoyo vecinal con futuros espacios okupados y autogestionados, pero lo vemos bastante difícil. Los barrios de la Madalena y de Torrero son, quizás, los únicos que se implican y solidarizan con nuestras reivindicaciones. Además, la Expo 2008 va a significar mucha represión y muchas dificultades para okupar y dialogar con el vecindario.

Apuntes sobre la okupación en Zaragoza

El movimiento de okupación en Zaragoza tiene una larga trayectoria y ha sido uno de los pioneros en el Estado español. En 1986 colectivos como el Equipo A, Estudiantes Anarquistas, y otros grupos libertarios entran en el edificio del diario Amanecer, un inmueble abandonado perteneciente al Estado. La okupación dura 13 días y la policía desaloja el edificio sin incidentes. En 1987, grupos de carácter ecologista y pacifista okupan un inmueble abandonado perteneciente al INSALUD y crean la Casa de la Paz, que llega a legalizarse ante la Delegación del Gobierno como C.S.O.A (Centro Social Okupado Autogestionado). El inmueble será asumido por el Ateneo Libertario de Zaragoza, el C.A.M.P.I. Aragón, (colectivo antimilitarista pro-insumisión), el colectivo feminista Ruda, la distribuidora Mala Raza, la Cooperativa, Rebel, y Gays y Lesbianas de Aragón. La Casa de la Paz ha sido la okupación más importante que ha existido en Zaragoza. Su desalojo llega en diciembre de 1993. En 1994 estos colectivos okupan durante una semana el antiguo Colegio de San Agustín y el 25 de mayo de 1996, día que entra en vigor el nuevo Código Penal, se reokupa este espacio durante cinco días. El 1 de mayo de 1998 se ocupa la Casa del Río, otra escuela abandonada que dura una semana y será desalojada por la policía tras realizar identificaciones. El 11 de marzo de 2000 el Kolectivo Alternativo L'Almozara (KALA) promueve la okupación del centro social Miju, con una intensa actividad cultural; pero la asamblea lo abandona en marzo de 2001, ante el desalojo anunciado.

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Autor: Kanibal Esmiz
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