MÉXICO // DEL 11 AL 14 DE OCTUBRE SE CELEBRÓ EL PRIMER ENCUENTRO DE PUEBLOS INDÍGENAS DE AMÉRICA (VICAM, SONOR
Hacia un frente común indígena

La pequeña localidad de Vicam, territorio yaqui, acogió
a los más de 500 delegados de 67 pueblos indígenas
de 12 países en un intento de unificar su lucha contra
la recolonización de sus recursos naturales.

31/10/07 · 19:00
Edición impresa
JPG - 74.9 KB
ENCUENTRO. El subcomandante Marcos junto con algunos de los 500 delegados indígenas reunidos en el pueblo de Vicam / Rafael Seguí.

Convocado por el Congreso Nacional
Indígena de México (CNI) y el
Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) las intervenciones
se centraron en la narración de las
experiencias de la lucha indígena
por el territorio, evidenciando una
concepción de la Madre Tierra contrapuesta
a la visión desarrollista y
capitalista que sólo ve en ella recursos
naturales mercantilizados.

TERRITORIO Y DESPOJO

“Somos ricos, no es cierto que seamos
miserables. Nos lo quieren hacer
ser, es un mandato de las trasnacionales...
Tenemos agua, bosque y
muchísimas cosas que podemos encontrar
en la tierra”, aclara María
Ángela Lemuz, del pueblo lenka de
Honduras. Una riqueza que es en
realidad mucho más profunda: “El
territorio lo es todo. En nuestra cultura
es la parte espiritual, pero
también política y económica. Es
nuestra identidad, lo que somos. Si
no tienes derecho a tu tierra lo
pierdes todo”, reconoce Sabich,
delegado de la nación mik mak,
ubicada en lo que la geografía occidental
viene a llamarse Canadá.

De esta manera, tal y como nos
cuenta Koki, de la nación tahino
del Caribe, “la lucha por la tierra lo
es todo; es la lucha por la vida”.
Este vínculo especial con la tierra
es pilar fundamental de una
cosmovisión incapaz de comprender
que la tierra pueda convertirse
en objeto de propiedad individual o
comercial: “Estamos en régimen de
bienes comunales, donde todo es
de todos, pero el Gobierno no reconoce
nuestro territorio”, explica
Mónica Paulina González, de la tribu
cucapá de Baja California. En
México el Gobierno aplica planes
de privatización de las tierras, como
el PROCEDE y el PROCECOM
que, según Conrado Solano, zoque
originario de la región oaxaqueña
de Los Chimalapas, “pretenden
dar títulos de propiedad a
las tierras, fragmentarlas y acabar
con los bienes comunales”.

La lucha contra el despojo se convierte
en lucha por la preservación
de una identidad ajena a una cultura
dominante que teje su soga al
margen de lo colectivo y que ha buscado
desde siempre razones con las
que justificar el destierro y el genocidio.
La excusa es el progreso, y su
versión en la ciencia económica es
el neoliberalismo. Minerales, petróleo,
madera, pero también el agua
se convierten en objeto de la codicia
empresarial. Así, los acuíferos
más importantes de América se ven
en peligro por proyectos como los
Juegos Olímpicos de Invierno de
2010, a celebrar en Canadá (ver
no2010.com). Antonia Parada, desde
Paraguay, explica que el pueblo
guaraní, cuyo territorio alberga el
tercer acuífero de agua dulce más
grande del mundo, “tiene problemas
de agua porque el Gobierno
vende todo a los empresarios y quiere
hacerlo también a los pueblos indígenas.
Pero nosotros no podemos
comprarla porque es nuestra agua”.

Otras veces, la lógica del despojo
se esconde tras un ecologismo estático
y cerrado: “Tuvimos que buscar
los medios para que se pusiera la reserva
porque las empresas habían
acabado con el bosque de Ayotitlán.
Y ya cuando se decreta como reserva,
nos alegramos, pero ahora ya no
quieren que cortemos leña y nosotros
hemos vivido de ello”, nos
cuenta Gaudencio Mantilla, autoridad
del ejido Ayotitlán (Jalisco, México),
el más grande del país y cuna
del maíz criollo.

AUTONOMÍA Y COMUNALIDAD

El territorio como bien comunal, es
parte de una identidad que se convierte
también en colectiva y toma
forma en la construcción de sus propias
formas organizativas. Para
Sabich, “en el momento en que conseguimos
que los invasores no entren
en nuestras tierras, somos libres
de ejercer nuestros derechos y
de decidir cómo queremos vivir”.
Una lucha por la autonomía que
se convierte así en una alternativa
real a lo que los intereses del Gobierno
muestran como inevitable.

Para Carlos Manzo, zapoteco oaxaqueño,
parte del CNI y asesor del
EZLN en los Diálogos de San Andrés,
“el ejercicio de la autonomía
se está expresando en un ejercicio
de la construcción de un poder político
alternativo más allá del reconocimiento
constitucional o en las leyes.
Y dentro de esto está el reconstruir
la comunalidad de los pueblos.
No sólo en lo que refiere al territorio
sino a todos los elementos
que son parte de esta comunalidad
(...) y con la recreación de su propia
cultura como una cultura de resistencia,
como oposición al sistema
capitalista”.

La autonomía permite hacer valer
los sistemas normativos indígenas
que iluminan también otros
modos de ejercer la justicia y proteger
la Madre Tierra. Agustín Barrera
nos relata cómo fue creada la
policía comunitaria en el Estado
mexicano de Guerrero. El alto nivel
de delincuencia y la corrupción
de las instituciones policiales “nos
obligaron a formar nuestra policía
comunitaria”, creando “nuestro
propio órgano de impartición de
justicia tradicional”, el cual “busca
la forma de reparación del daño,
pero sin dinero”, como por ejemplo
a través de trabajo comunitario.
El manual de guerra implementado
por los gobiernos frente a la organización
autónoma de los pueblos
está basado en la militarización del
territorio y la creación de grupos paramilitares
en las propias comunidades.

Gilberto Jiménez de Kichan
Kichañob, de la organización de
desplazados de guerra en Chiapas
(México), nos narra el origen del
conflicto en la región: “El Gobierno
no estaba de acuerdo en que hubiera
organizaciones independientes
que no estuvieran a favor de ellos,
entonces es ahí cuando (...) organizó
grupos paramilitares. Es lo
que sucedió con la guerra del ‘94,
queriendo acorralar al EZLN y
cortando la zona norte de Chiapas
para que no se extendiera la fuerza
del EZLN al resto de México”.

LA RESISTENCIA Y LA UNIDAD

La totalidad de los delegados con
los que DIAGONAL pudo conversar
defendieron la necesidad de
conocer las luchas de “sus hermanos”
con el fin de crear un frente
común ante las trasnacionales y
los gobiernos que las amparan.
Una unidad que, sin embargo, debe
afrontar los diferentes contextos
y estrategias de lucha. Para
Víctor Ángel Morocho, quechua
ecuatoriano, “a nosotros las condiciones
nos permiten tumbar gobiernos,
cosa que no se ha conseguido
en México. (...) La propuesta
del EZLN me parece buena porque
rechaza a toda la partidocracia
mexicana. Y en ese contexto su
propuesta está bien. Pero sobre todo,
lo que el EZLN está haciendo
es un movimiento ciudadano convergente”.

Unas diferencias que,
sin embargo, tienen para Carlos
Manzo un sustrato común: “La
esencia del movimiento indígena
se va a definir más por aquellas resistencias
que se oponen directamente
al desarrollo del sistema capitalista
mismo, y eso lo estamos
viendo también en Sudamérica
con pueblos indígenas que, independientemente
de que sus organizaciones
estén incrustadas en el
aparato de Estado, mantienen luchas
desde abajo”. Unas perspectivas
para las que, también de manera
generalizada, este encuentro
ha servido como primer paso de un
camino todavía por recorrer.

La tribu yaqui

«Nosotros estábamos
aquí antes de que se creara
el Estado mexicano e
incluso antes de la invasión
de los españoles»,
aclara Mario Luna, secretario
de la Autoridad Tradicional
de la Tribu Yaqui
de Vicam. Sin embargo, o
quizá por eso, la tribu
Yaqui ha sido desde
siempre reprimida y despojada
de su territorio.
«Porfirio Díaz inició una
guerra de exterminio total
contra la tribu Yaqui con
deportaciones masivas
de mujeres y niños para
borrar de raíz a la tribu
Yaqui». Y más tarde,
«Lázaro Cárdenas, si bien
nos reconoció parte del
territorio, también nos
quitó la mayor parte de
él». Ahora, los megaproyectos
mineros, las maquilas
o las presas siguen
cercando el territorio
Yaqui. Para Mario Luna,
este encuentro ha servido
para «romper las barreras
que nos habían puesto.
Antes del evento nos
encontrábamos solos por
que nos estaban oprimiendo
por todos lados».
«Nuestro principal objetivo
como primer encuentro
era el conocernos: intercambiamos
experiencias y
contactos» y eso ha servido
para «recargar las baterías
y seguir adelante».

Tags relacionados: EZLN Genocidio Militarismo
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto