Del 22 al 24 de junio, Saint-Denis, uno de los suburbios parisinos más castigados, albergó el Foro Social de los Barrios Populares, para reconstruir
las capacidades reivindicativas.
Texto de D. Ávila, H. Dalouh y M. Malo
La iniciativa, lanzada por organizaciones
de los barrios como el MIB
(París), DiverCité (Lyon) y Motivée-
s (Toulouse), y a la que se sumaron
numerosos grupos y personas de toda
Francia, abordó temas como violencia
policial, apartheid urbano,
mujeres y compromiso político, educación,
ancianos en la banlieue, el
islam entre la criminalización y el
compromiso político... Los formatos:
talleres, plenarios, conciertos, puestos
de dos docenas de grupos, exposiciones,
folletos y publicaciones
varias... Los recursos: la propia capacidad
de autoorganización desde los
barrios populares.
Contra la idea de que si los jóvenes
habían recurrido a la quema de coches
era porque los extrarradios
franceses eran un ‘desierto político’,
el foro se proponía poner en el centro
otra historia de los suburbios populares,
una historia jalonada de procesos
de lucha y autoorganización contra
la discriminación social y racista
de los barrios populares periféricos
en general y de la inmigración postcolonial
y sus hijos en particular. En
este sentido, se habían preparado especialmente
para el encuentro dos
exposiciones de fotos y una pequeña
publicación sobre los hitos de estas
luchas. Pero historia y memoria no
es pasado y nostalgia: prueba de ello
fueron la multitud de jóvenes y mayores
que acudieron, y la honestidad
con la que se hablaba. “Más allá de
los discursos generalistas sobre el capitalismo,
el colonialismo y bla bla
bla, debemos reconocer la dificultad
con la que nos encontramos hoy para
construir movimiento y relación
de fuerza en nuestros barrios, y sólo
reconociendo esta dificultad y afrontando
la balcanización de la que somos
presa, podremos romper con el
muro con el que chocamos una y otra
vez”, planteaba un componente del
MIB. Justamente, contra la oposición
entre grupos militantes, entre jóvenes
y mayores, entre hombres y
mujeres, entre ‘moros, blancos y negros’,
denunciada como arma fundamental
del control social, muchos
abogaron por construir un movimiento
no sobre identidades esenciales,
de origen y piel, sino sobre la ‘comunidad
de experiencia’: “Construyamos
una identidad común que
refuerce y dé visibilidad a cada una
de nuestras identidades singulares”,
se planteó en la sesión de cierre.
‘Banlieue show’
El propósito fundamental del foro
era romper con el banlieue-show, entre
la construcción ideológica de los
habitantes de los suburbios como
enemigo interno y las intervenciones
espectaculares e ineficaces de “renovación
urbana”, alterar el consenso
antipopular y securitario dominante
y construir una voz autónoma, responsable
e irreversible. En una apasionada
intervención en la sesión de
cierre del evento, Tarik Kawtari,
miembro del MIB, subrayó: “Después
de años tomando la palabra, ha
llegado el momento de dejar de esperar
del Estado y de asumir nuestra
responsabilidad, en autonomía. Nos
queda mucho trabajo por delante, un
trabajo que es también sobre nosotros
mismos”.
“Gracias por haber abierto este espacio”,
dijo una mujer del Colectivo
de Feministas por la Igualdad, mientras
se despedía. “Si en algún lugar
está la voz de las banlieues, es aquí”,
añadió otra. A partir del foro, se han
creado varios espacios de trabajo y
una próxima cita: un encuentro en
otoño para abordar la cuestión de la
renovación urbana. Una cuestión
que “somos los únicos en plantear en
toda su radicalidad, contra el miserabilismo,
contra la idea escandalosa
de la ‘mezcla social’, contra las expulsiones,
contra la pauperización
en general y de los inmigrantes en
particular”, remata el documento de
conclusiones del Foro.
Feminismo
de barrio
_ El espacio autónomo de mujeres
contó con su exposición de las luchas
de las mujeres de las periferias,
dos intensos talleres sólo para
mujeres y un concurridísimo plenario
mixto. Una de las preocupaciones
centrales: responder a la victimización
de las mujeres y a la
conversión del feminismo en un
arma de criminalización de los
habitantes de los extrarradios populares,
plantar cara a ese feminismo
blanco, construyendo un feminismo
propio que coloque en el centro la
cuestión de la justicia y a la vez sea
capaz de combatir el sexismo.
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