CERCA DE 150 ASOCIACIONES Y COLECTIVOS SE AGRUPAN EN REDES CRISTIANAS PARA REFLEJAR LAS CORRIENTES DESDEÑADAS
Cristianos de base forman una coordinadora para mostrar una voz distinta en la Iglesia

La mayoría forman parte de la Iglesia católica, pero su
labor apenas se conoce. Frente a las misas del Papa
concebidas como espectáculos de masas, su día a día
transcurre en parroquias de barrios marginales, en el
contacto directo con toxicómanos o inmigrantes a los
que rara vez se acercaría un obispo. Otros luchan por
un cristianismo abierto a su tiempo, que acepte la homosexualidad
o el sacerdocio femenino; donde la
igualdad y la justicia social constituyan las mayores
preocupaciones. Su actitud, opinan, es la más coherente
con el mensaje de Cristo. Pero eso no evita censuras
o amenazas por parte de la jerarquía eclesial.

14/10/06 · 1:01
Edición impresa
JPG - 23.3 KB
ÓSCAR ROMERO. Este cuadro recibió el Galardón a la Verdad Monseñor Romero del Centro Presente, que trabaja por los derechos de la comunidad latina en Massachusetts. /Bernal Muriilo / www.cpresente.org

El 14 de septiembre en DIAGONAL
se publicaba la carta de un lector indignado
por cómo las actitudes de
ciertos sectores de la Iglesia se confunden
con las de toda la comunidad
cristiana. “Muchos curas han estado
presentes como impulsores de la justicia
para con los marginados y desfavorecidos”,
escribía José Luis
Quirós. “El caso de José María de
Llanos es sólo la punta del iceberg de
una larga lista de curas que han vivido
pobremente, se han manifestado
en las calles, han probado los barrotes
de la cárcel y han hecho suyos los
sufrimientos de sus convecinos”.
En efecto, la biografía del padre
Llanos impresiona. En 1955 llegaba
al barrio madrileño de El Pozo.

A partir de entonces impulsa la
creación de escuelas, asociaciones
de vecinos y colectivos políticos.
Atiende en persona a inmigrantes,
indigentes, drogadictos y ex presidiarios.
Cuando muere, a su entierro
acuden más de 2.000 personas.
Según las crónicas, en el funeral
se alternan el rezo del Ave María y
La Internacional.
No es un caso único. Y, según indican
numerosos colectivos cristianos,
ni siquiera es un caso del pasado.
Lejos de ser una corriente minoritaria,
el cristianismo de base se
agrupa hoy en cientos de colectivos y
asociaciones. Y a ello se suman las
organizaciones cristianas que participan
en movimientos sociales.

Somos Iglesia

Cada una de ellas cuenta con una
identidad y unos objetivos diferenciados,
pero casi todas se reconocen
en una serie de principios. Para Evaristo
Villar, de Evangelio y Liberación,
“se trataría de ser la Iglesia
de la base, de los movimientos ciudadanos
y de los cristianos de a pie, que
va a los problemas sociales”.
Una idea que desde la corriente
Somos Iglesia se resume con una
frase: ser una Iglesia coherente con
lo que plantea Jesús. Raquel Mallavibarrena,
portavoz del grupo, explica
el nombre de su asociación.

“Al decir Somos Iglesia no queremos
decir que seamos ‘la’ Iglesia,
sino que la Iglesia somos también
nosotros”. Y sus ideas difieren de
los planteamientos de la Conferencia
Episcopal. Ante una Iglesia
oficialmente inflexible en lo que
atañe al sexto mandamiento (“no
cometerás actos impuros”) e históricamente
relajada en lo tocante al
dinero, su interpretación del
Evangelio tiene otras prioridades.
Con influencias de la teología de la
liberación, se acepta que para que la
salvación cristiana no carezca de
sentido debe ir acompañada de una
lucha por la liberación social, así como
por la necesidad de tomar conciencia
y optar por las clases pobres.

En cuanto a la organización de la
Iglesia, muchos recuerdan con nostalgia
el aggiornamiento, un plan de
puesta al día iniciado en los años ‘60
por el Concilio Vaticano II. Para asociaciones
como Somos Iglesia esa renovación
pasaría hoy por aceptar la
homosexualidad y la igualdad de la
mujer en la Iglesia (abriendo la puerta
al sacerdocio femenino), así como
por una valoración de la sexualidad
que opte por un enfoque positivo antes
que por la represión.

Redes cristianas

Según lamenta Mallavibarrena, “lo
malo fue que entonces se pensó que
suponía el primer paso de algo nuevo
y luego no se ha avanzado nada”.
El Concilio, puesto en marcha por
Juan XXIII y después ignorado sucesivamente
por Juan Pablo II y Benedicto
XVI, supuso de hecho la base
para la teología de la liberación y una
serie de corrientes que hoy apenas
se sienten reflejadas en los postulados
de la cúpula eclesiástica.
En el caso español, esa extrañeza
llegó a su límite el año pasado. En
medio de los llamamientos de obispos
a manifiestarse por introducir la
asignatura de religión o contra el matrimonio
homosexual, muchos colectivos
vieron la necesidad de hacer
ver que esa actitud no refleja a toda
la Iglesia. Para ello, en septiembre de
2005, en el Congreso de Teología de
la Liberación, se ponía en marcha la
formación de Redes Cristianas, una
coordinadora para expresar la voz
de una Iglesa distinta a la que aparece
reflejada en los medios de comunicación.

Su objetivo: mostrar que el
cristianismo no tiene por qué alejarse
de la realidad, y que en lugar del
afán recaudatorio y la verticalidad de
la jerarquía, hay que apostar por una
institución capaz de autofinanciarse
y con mayor democracia interna.
Desde su aparición no han dejado
de crecer. En abril aparecía su web
(redescristianas. net). Y tras el último
Congreso de Teología, la red suma
unas 150 asociaciones. Para muchas,
la relación con la cúpula no es
fácil. “Si se habla de renovación,
quienes más se inquietan son quienes
tienen más poder”, señala Julio
Lois, presidente de la asociación de
teólogos Juan XXIII. Todavía hoy, a
sus miembros se les censuran a veces
publicaciones y no dejan de ser
criticados por dudar de la institución.
“En la Iglesia está extendida la cultura
del miedo”, opina Mallavibarrena.
“Si criticas de puertas afuera
se te echan encima”. Evaristo
Villar, a su vez, añade: “No sólo criticamos,
además damos alternativas.
Intentamos hacer como Jesús, quecondena
unas actitudes y alaba otras.
Es lo que hace en el sermón de la
montaña, donde dice: ‘Dichosos los
que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados”.

LAS LECCIONES DE
AMÉRICA LATINA

_ El vínculo con la teología de la
liberación y las corrientes renovadoras
de Latinoamérica es algo
que reconocen todas las asociaciones
consultadas. Una de las
que más sigue este legado es el
Comité Óscar Romero, con presencia
en todo el Estado. Nacida el
mismo año en que Óscar Romero
era asesinado, la asociación promueve
proyectos sociales en África
y América Latina al tiempo que
fomenta el recuerdo de este arzobispo
de El Salvador, con una biografía
estrechamente ligada a los
oprimidos por la dictadura y cuyos
encendidos discursos contra el
Ejército salvadoreño acabaron costándole
la vida. El tiempo que está
llevando su canonización, iniciada
en 1990, contrasta con la rapidez
en hacer santos a figuras más
cuestionables como Escrivá de
Balaguer, fundador del Opus Dei.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto