En ocho meses, 101 familias se han realojado en siete inmuebles decididas a luchar por una vivienda digna.
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Sevilla. Madrugada de mayo de 2012. Un grupo de familias camina por una ciudad prácticamente desierta. Cada persona lleva una pequeña mochila. Después de varios meses organizando este momento, están nerviosas, pero también decididas. Ha amanecido ya cuando alcanzan su destino, desconocido por la mayoría, y contemplan lo que será su nuevo hogar: la Corrala La Utopía. Mantener el secreto ha sido clave. “Mi propio hijo me preguntó dónde iba tan temprano cuando salí aquel día”, cuenta Manoli, una de las vecinas. Días después levantaron las persianas del edificio para anunciar la primera de las ocupaciones de familias en inmuebles vacíos, conocidas como corralas.
A La Utopía le han seguido seis corralas más, aunque una de ellas ya ha sido desalojada. Hasta el momento, 101 familias –179 personas adultas y 99 menores de edad– han dado el paso del realojo. Según Macarena, de la Intercomisión de Vivienda del Movimiento 15M en Sevilla, “esto no ha hecho más que empezar, teniendo en cuenta que en Sevilla, con casi 120.000 viviendas vacías, diez familias son desahuciadas cada día”. En las trastiendas de las corralas, la vida sigue siendo dura, pero al menos sienten que han recuperado la dignidad que les corresponde. Como dice uno de sus lemas: “Sin luz, sin agua, sin miedo”.
El germen de todo
En sus primeros meses de funcionamiento, desde septiembre de 2011, la Intercomisión de Vivienda, en la que confluye la lucha por este derecho en Sevilla, dedicó muchas de sus energías a frenar desahucios. En diciembre de ese mismo año, tras impedir un lanzamiento en el barrio de Torreblanca, se organizó allí una asamblea con el apoyo de las asociaciones de vecinos para abordar esta problemática. Éste fue el germen del primer Punto de Información de Vivienda y Encuentro (PIVE), un dispositivo que ha alcanzado la cifra de 12 en Sevilla y provincia. En estos espacios, gestionados por asambleas del 15M, además de encontrar apoyo y asesoramiento legal, las familias empezaron a mantener contacto entre ellas. Según Macarena, “se llegó a la conclusión de que los desahucios iban a ocurrir de una forma u otra y fue entonces cuando empieza a dibujarse la posibilidad de ocupaciones masivas reivindicadas políticamente”.
El primer grupo de familias dispuestas a una ocupación nació del PIVE de Macarena, un barrio del norte de la ciudad muy castigado por los desahucios. Según Elena, una de las vecinas de La Utopía, “estuvimos casi cinco meses trabajando en el apoyo mutuo, porque venimos de una educación terrible de ‘lo mío es mío’. Se hicieron talleres de asamblearismo para iniciarnos en ese tema y poder tomar las decisiones horizontalmente y, sobre todo, trabajamos mucho la convivencia, porque es muy difícil en estas circunstancias tan duras”. Una labor intensa, teniendo en cuenta que, para la mayoría, palabras como “asamblea” o “activismo” no formaban parte de su vocabulario cotidiano. También se trabajaron las consecuencias legales de una ocupación o la amenaza del desalojo. “Nosotros estábamos mentalizados, sabíamos el peligro que teníamos si nos cogían, sabíamos todo, y con todo y con eso dijimos ‘p’alante’, porque ya el miedo lo dejamos atrás”, afirma Manoli.
El nacimiento de La Utopía, en mayo de 2012, supuso un nuevo punto de inflexión en la afluencia de familias afectadas en el 15M. Decenas de personas se acercaron a estas corralas para reclamar una vivienda, algo que generó situaciones muy tensas. Apenas una semana después del realojo, tuvo lugar una asamblea en el exterior del edificio con asistencia de más de 300 personas de distintos barrios que se distribuyeron en los PIVE para empezar a organizarse.
La experiencia de La Utopía se ha compartido en la mayoría de corralas posteriores, al igual que en los grupos de activistas del 15M que apoyan esta lucha. Se organizan en asambleas y funcionan de forma colectiva. “Los vecinos nos reunimos todas las semanas para contar nuestros problemas, cómo estamos viviéndolo, lo que surge, lo que vamos solucionando”, cuenta Teresa, de la Corrala La Esperanza. Una manera de habitar inédita, tal y como señala Elena, de La Utopía: “Pasas de no relacionarte con nadie del edificio ni del entorno a solucionar cualquier problema entre todos”. Un camino que se va tejiendo lentamente. Según Elena, “en La Utopía, la mayoría de la gente realojada no estaba acostumbrada ni a hablar de política ni a pensar en política, y hay muchos vecinos que van dando pasos. No esperan a que les digan qué es lo que tienen que hacer, piensan en qué es lo que quieren hacer y qué es lo bueno además para el colectivo”.
Un cambio de vida
Todas coinciden en señalar que esta experiencia les ha cambiado la vida, más allá de solucionar su urgencia habitacional. Teresa, que había regentado durante diez años su propio comercio hasta que perdió su piso, se emociona cuando cuenta que “es duro vivir en una corrala pero no lo cambiaría: aprendes a convivir con los demás, haces muchísimos amigos, valoras más las cosas y lo compartimos todo”. Manoli recuerda su “pánico” cuando estaba amenazada de desalojo: “Que fuera la policía a echarme a la calle con una maletita... yo así no vivía, de nervios, de dolores de las piernas, pero una vez que llegué aquí estoy más tranquila, ¡se me quitaron los dolores sin pastillas ni nada!”, afirma. Igual que Rocío, de la Corrala La Ilusión. Su hijo pequeño dormía con la mano cerrada en puño ante la tensión de un desahucio inminente, “hasta que pasó la primera noche en la corrala y me di cuenta de que, por primera vez, dormía con las manos abiertas”.
El pasado sábado 19 de enero se celebró en La Utopía el primer encuentro de familias realojadas en corralas, incluida Liberación, en la localidad de Alcalá de Guadaíra, que se presentó públicamente ese mismo día. Es la primera que se produce en la provincia, donde la especulación inmobiliaria ha dejado un inmenso reguero de promociones fantasmas. En este primer contacto, compartieron sus pasos, luchas y conquistas. Al hacerse una foto de “familia”, surgió un grito común: “Sí se puede”.
Las corralas sevillanas
La Utopía. Ubicación: avenida de las Juventudes Musicales, s/n (zona norte). Presentación pública: 17 de mayo de 2012. Familias: 36. Más información: corralautopia.blogspot.com
Conde-Quintana. Ubicación: calle Quintana y Conde de Torrejón (entorno Alameda). Presentación pública: 13 de junio de 2012. Familias: cinco. Más información: corralacondequintana.blogspot.com
La Alegría. Ubicación: calle Feria, 158 (centro). Presentación pública: 30 de agosto de 2012 (desalojada el 20 de septiembre de 2012). Familias: cinco. Más información: corrala-alegria.blogspot.com
La Ilusión. Ubicación: calle Lumbreras, 13 y 15 (entorno Alameda). Presentación pública: 24 de noviembre de 2012. Familias: 18. Más información: corralailusion.blogspot.com
La Esperanza. Ubicación: calle Mariano Benlliure, 43-45, entorno Gran Plaza. Presentación pública: 21 de diciembre de 2012. Familias: cinco. Más información: corralalaesperanza.blogspot.com
Libertad. Ubicación: calle Evangelista, 12, Triana. Presentación pública: 21 de diciembre de 2012. Familias: siete. Más información: corralalibertad.blogspot.com
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