Al grito de “¡Zapata vive, la lucha sigue y sigue!”, miles de personas, celebraron el I Festival Mundial de la Digna Rabia para conmemorar el aniversario del levantamiento zapatista.
El EZLN convocó a miles de personas
y organizaciones y ser puente,
como lo ha sido a lo largo de estos 15
años, para que movimientos y rebeldías
de todas las partes del mundo se
conozcan, se escuchen y vayan
aprendiendo y caminando juntas.
La rabia entendida desde la dignidad
de quien no quiere ser víctima
sino cambiar el orden de las cosas.
La digna rabia, que como apuntó el
teórico John Holloway en el festival,
“va abriendo otras perspectivas, creando
otras cosas; es un caminar que
deja atrás la política de las víctimas,
de las demandas, de las denuncias
constantes, la política de líderes, partidos
y Estado para desarrollar aquí
y ahora la insubordinación creativa”.
Tras su paso por la capital, el festival
se trasladó el 2 de enero a San
Cristóbal de las Casas durante tres
días más.
Se trataba de brindar un foro en el
que las diferentes luchas y procesos
organizativos se encuentren, compartan
y retroalimenten, “y así ser un
espejo entre nosotros mismos y salir
a través de una ventana hacia el
mundo”. Se inscribieron miles de
personas y se montaron 138 stands
de diferentes colectivos.
El día 26, primero del festival, un
gran número de personas ya había
ocupado su lugar en las tribunas del
lienzo, y ante ellas el portavoz del colectivo
organizador Uníos señaló uno
de los objetivos principales del encuentro:
llegar a acuerdos entre los
colectivos para perfeccionar un
Programa Nacional de Lucha que sirva
de base para próximas movilizaciones.
“Es la primera llamada para
que el pueblo genere las diversas autonomías
de México”, dijo.
Los otros caminos
Matula, una joven griega, tomó la palabra
para decir que, al igual que en
México, miles de jóvenes en su país
han gritado “¡ya basta!”. “Dispárenos,
apúntenos, pero somos muchos
y estamos encolerizados”, aseguró
la activista helena. Así arrancaron
las mesas redondas y foros abiertos
de discusión. Bajo el título de Las
Cuatro Ruedas del Capitalismo, se
trató el tema de la explotación, el despojo,
la represión y el desprecio.
También hubo otros cuatro foros
propositivos bajo el título Los Otros
Caminos, donde se discutieron las
alternativas de “otros movimientos
sociales, otra historia y otra política”.
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