La reunión de representantes de las personas que trabajan en la venta informal se ha centrado en la búsqueda de soluciones laborales y en la reclamación de un "carné de ciudadanía" que faciliten la vida a este colectivo de vecinos de Madrid.

Son las 10h. Unos veinte manteros se reúnen en la plaza Nelson Mandela, en Lavapiés, con carteles en los que reivindican que “ningún ser humano es ilegal”, “papeles por derecho” y que “no somos una mafia”. Mientras suben por la calle Mesón de Paredes hasta llegar a la plaza Jacinto Benavente son varias las personas que se suman a la marcha y, al llegar a las puertas del Ayuntamiento, sobrepasan el medio centenar.
Hoy, viernes 16 de septiembre, tenían concertada una reunión con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. La cita estaba pendiente desde hace más de dos años. La reunión ha tenido como eje las necesidad de oportunidades para las aproximadamente 300 personas que trabajan en la manta en la capital. Las sensaciones, tras la reunión, han sido positivas.
Uno de los portavoces explica que la alcaldesa ha mostrado buena disposición y ha reconocido “el potencial” de estos trabajadores. No obstante, en temas como el relato acerca de las mafias que supuestamente controlan la venta, no se han producido avances en las posiciones de partida del Gobierno local.
La reunión se ha cerrado con el compromiso por parte de la alcaldesa de fijar una nueva cita para seguir avanzando en formas en que “explotar” las aptitudes de estos trabajadores, con experiencia como intérpretes, traductores, mediadores sociales, dinamizadores vecinales, y un largo etcétera, pero sin opciones de desarrollar sus carreras.
Los problemas se repiten, por eso este colectivo ha decidido no personalizar y presentar conjuntamente sus propuestas. No pueden acceder a determinados recursos como los que ofrecen la agencia por el empleo porque, pese a ser parados de larga duración, las condiciones de empadronamiento y nacionalidad les impiden ser reconocidos como tal.
Medidas como la creación de un carnét de ciudadanía –ya anunciado desde el área de Seguridad del Ayuntamiento– con el que acceder con mayor facilidad a los servicios municipales, pero también evitar las continuas identificaciones en comisaría cuando son intervenidos por la Policía; o programas formativos remunerados cuya duración también sea tenida en cuenta a la hora de regularizar su situación administrativa. Desde los colectivos se resalta la importancia de buscar soluciones políticas y no de carácter "asistencialista", a lo que se entiende como un problema global y no exclusivamente madrileño.
No era el día de hablar del hostigamiento policial que sufren quienes están trabajando en la venta ambulante informal. Tampoco del plan policial para sacarlos del centro, ni de la cascada de declaraciones criminalizando estas personas trabajadoras y vinculándolas a mafias, algo que ellos rechazan una y otra vez. Si aún no se han hallado soluciones en el Ayuntamiento, por lo menos se los ha escuchado: “La manta no es mi sueño”, gritaba el medio centenar de personas que esperaban en la calle.
Parados tras el boom de la construcción
Desde hace alrededor de un año, la Asociación Sin Papeles de Madrid (ASPM) viene reuniéndose con distintas áreas del Ayuntamiento para plantearles medidas con las que que poner solución a muchos de los problemas a los que se enfrentan en su día a día las personas que se dedican a la venta ambulante en las calles de Madrid.
Así lo cuenta Brahm, de 32 años: “No tenemos orientación. Por ejemplo yo, tengo muchos cursos, tengo papeles, y aún no encuentro trabajo”. Muchos han vuelto a la manta después de perder trabajos en la construcción, o lo alternan con las campañas agrícolas de verano. Es el caso de Dauda, que trabajó en las estaciones de Atocha, en las estaciones de Chamartín, en Príncipe Pío, y en la construcción de carreteras como la M-30 y la M-40. “Nosotros somos gente humilde que no tenemos posibilidad de trabajar. Cuando llevas currículum a un restaurante dicen que necesitan a jóvenes de 20 años o chicas, otras veces te ven que eres moreno y antes de salir por la puerta ya han roto tu curriculum, ni te valoran. No queremos vender en la calle, pero no tenemos otra posibilidad. Si tienes niños que te esperan en casa, qué puedes hacer, no hay más remedio”, dice Dauda.
A pesar de que hoy era el día para hablar de trabajo y oportunidades, el clima está caldeado por la actuación policial de los últimos tiempos. Así lo explica Dauda: “En los últimos días me han quitado seis veces la mercancía, ahora tengo muchas deudas que no puedo pagar. Las motos de la policía aceleran contra nosotros, si te pegan no importa. Nunca he visto la policía como ahora, nos tratan como si fuéramos animales. Y somos gente digna, no verás a un negro robando bolsos o asaltando casas”.
“Hemos tenido reuniones con Barbero [concejal de Seguridad], con Marta Higueras [concejal de Asuntos Sociales], y ya antes de que se anunciara el Plan integral contra los manteros por parte de la Policía Municipal se concertó una reunión con Manuela Carmena, pero ella no asistió”, explican a Diagonal miembros de algunos de los colectivos que trabajan en apoyo a los manteros.
Tras la reunión, se abre una nueva vía para encontrar en el corto plazo, soluciones que concilien los derechos de estos trabajadores con los recursos del Ayuntamiento, muchos de los cuales hasta ahora les están vedados. En la primera toma de contacto ha habido "sintonía", dicen desde el colectivo de apoyo a los manteros.
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