Ciudades solidarias: pensar el derecho a la ciudad desde las migraciones

El encuentro, en julio pasado, de diferentes iniciativas urbanas en torno a la solidaridad entre migantes, refugiadas y población autóctona, nos permite repasar la actualidad y vivacidad de diversas apuestas por otras formas de convivir en la ciudad.

31/08/16 · 11:51

Hace casi un año que se anunció la llamada “crisis de refugiados”. Junto a otras muchas iniciativas de apoyo mutuo y solidaridad, las ciudades han jugado un papel importante en la acogida. Desde la historia de las Sanctuary Cities en los EEUU –una red de más de 50 ciudades que a partir de los ‘80 se declararon abiertas a los y las refugiadas– a las campañas actuales de 'Ciudad Refugio' de Barcelona o Madrid, hay muchas intentos de apostar por ciudades más abiertas. Con ellas se abre también muchos retos para pensar la acogida y las migraciones más allá del mero derecho de asilo.

En los movimientos sociales hay una larga historia de iniciativas que trabajan en el apoyo concreto, legal y social a personas recién llegadas. En los últimos años, han sido estas iniciativas de base las que han abierto el panorama hacia una solidaridad amplia –mayoritariamente desde las ciudades–. Son ellas las que han respondido a las llegadas masivas en el “verano de la migración” –así llamamos al verano 2015–, que lejos de ser una 'crisis de refugiados' fue un momento de muchísima fuerza desde abajo, tanto para los y las que hicieron su camino a través de fronteras y territorios hostiles, cómo para las y los que esperaban en las fronteras y ciudades
para darles la bienvenida.

Ese año, en Alemania un 10% de la población se involucró en la refugee solidarity – en Grecia, fue un 58% de la población–

Ese año, en Alemania un 10% de la población se involucró en la refugee solidarity – en Grecia, fue un 58% de la población–. Ese tipo de autoorganización y complicidad no se olvida fácilmente: la solidaridad se pega al cuerpo, crea vínculos y horizontes sostenibles, transforma las propias subjetividades y relaciones sociales. En el norte, fue un respiro dentro de un clima creciente de miedo y
hostilidad.

Ahora, un verano después, el discurso de la derecha parece haber ganado en Europa, y muchas iniciativas y experiencias parecen desactivadas: pero muchas siguen en marcha invisiblemente, evolucionan y se reconfiguran. Muchas, más allá del first aid de acogida, se plantean luchas más amplias para que las solidaridades puedan ser sostenidas en las ciudades, creando redes y también campañas para intervenir en las políticas municipales.

Un encuentro para repensar la ciudad desde las migraciones

Algunas de estas iniciativas se juntaron en Barcelona en julio pasado, para hablar de sus prácticas y horizontes políticos en las ciudades. Una de las cuestiones centrales era el trabajo transversal entre habitantes, migrantes y refugiados, y otra la relación entre movimientos sociales y instituciones en la ciudad. El nombre del encuentro, "Ciudades Solidarias, repensando el derecho a la ciudad desde las migraciones" era el fruto de la remezcla de las aportaciones de las iniciativas participantes: Solidarity4All Grecia, Vienna for All, Wir sind alle Zuerich, Barrios Refugi Barcelona, Padova Accoglie y la red de intercambio barrial Tauschkreis de Viena.

Con este modesto encuentro se busca abrir un margen para discutir el papel de movimientos, municipios, regiones y Estados en la acogida y la gestión biopolítica de la migración. Hablamos de la interrelación y fluidez entre migraciones y asilo, de cómo contrarrestar representaciones racistas que hablan de las y los refugiados como buenas víctimas y de los y las migrantes como malas oportunistas. Más alla de que la distinción supuestamente clara entre migración y huida muchas veces falla, hablamos sobre todo del hecho de que incluso 'los refugiados' tarde o temprano llegarán a ser migrantes. Ahí es dónde las ciudades tienen su papel clave, cómo sitio dónde toca inventar nuevas formas y derechos de quedarse. De repensar el derecho a la ciudad desde las migraciones en su complejidad.

Del devenir-migrante de refugiados en tránsito sobre todo nos habló Christos Giovanopoulos de Solidarity4All, una red de infraestructuras de solidaridad animadas por ‘habitantes con arraigo’, migrantes y refugiados en Grecia. Christos contó cómo en la actual situación en Grecia, mucha gente que quería pedir asilo en países del norte se encuentra bloqueada y termina convirtiéndose en 'migrantes', es decir residentes no-autóctonos –y muchas veces no regularizados– en las ciudades.

For All: infraestructuras de y para quien reproduce la ciudad

Solidarity4All (S$A) es una red que se financia con de sueldos de parlamentarios del partido Syriza –y que hasta ahora ha funcionado con mucha autonomía– para conectar y sostener comedores populares, clínicas de solidaridad y redes de intercambio. Su génesis nos muestra como las prácticas de solidaridad se sostienen a través de aprendizajes mutuos entre sujetos y momentos distintos: las clínicas de solidaridad nacieron cómo estructuras para personas sin papeles, y con la crisis económica y generalización de la exclusión y miseria en Grecia se convirtieron en modelo alternativo de atención sanitaria para toda la población sin acceso a la misma. El 'for all' reinventa formas de autogestión y apoyo mutuo entre personas con todo tipo de estatus legal, crea infraestructuras transversales para sostener la vida y los lazos sociales entre todas.

S4A pone en red muchas iniciativas –comedores populares, clínicas solidarias, redes de compraventa agrícola sin intermediarios, tutoría exraescolar, campañas– sin pretender coordinarlas. Desde sus inicios, debatieron mucho su relación con Syriza, S4A “se planteó la importancia de su autonomía ante el partido y decidió no usar ciertas palabras – 'sociedad civil' y 'ciudadanía'– por ejemplo”, cuenta Christos. Se trata de pensar modelos alternativos de instituciones –de lo común y de todas para todas–. Para no reforzar ciertas divisiones sociales, insistieron en el 'para todas' y mantuvieron una relación crítica y pragmática con Syriza. Actualmente, esta relación con el partido se hace amarga y nacen nuevos proyectos parecidos.

¿Quién sostiene la ciudad?

No suelen ser los varones blancos autóctonos que los sostienen y reproducen nuestras ciudades. Las casas, las calles, los espacios públicos: ahí hay otros sujetos trabajando. Cómo partir de otro sujeto –mujer, migrante, mestizo, entre-lugares, en tránsito– cuando pensamos el derecho a la ciudad. El for all'parece importante justamente para eso, para poder inventar infraestructuras que permitan articular las muchas situaciones y posiciones de 'la gente común'. No tiene sentido dividir a la gente según su estatus legal, hacer ratings de miseria o precariedad, es mejor permitir que se genere solidaridad. En el encuentro hablamos de lo que las instituciones públicas podrían aprender de este for all, de cómo se puede pensar y presionar por políticas en esta línea. Las ciudades solidarias serían las que acogen 'a todas' y las escuchan para hacer políticas efectivas que pueden intervenir en las situaciónes de violencia u explotación que hacen que gente tenga que abandonar su país. Tanto los jóvenes que lucharon en las 'primaveras árabes' o o por el Kurdistan por ejemplo, cómo los que se opusieron a Boko Haram [grupo armado rigorista musulmán adherido al Estado Islámico (ISIS) que actúa en Nigeria, Camerún, Chad, Níger y Malí] o fueron desplazados por la pesca europea en la costa de Senegal.

Retos para las 'ciudades del cambio'

Es fácil decir esto, y complicado realizarlo, claro. Cuesta combinar el 'estamos aquí porque ustedes están destrozando nuestros países' con el 'todos los y las que viven aquí, son de aquí'. En España, los municipalismos tienen ahí un reto clave para transformar las ciudades 'para todas'. Es un reto el articular bien sus campañas por la acogida para que puedan fomentar formas sostenibles y transversales de la famosa convivencia, de tener en cuenta el amplio ciclo de desplazamiento-asilo-migración y de seguir articulando gobernanza local con justicia global. A veces esto puede pasa por no-gobernar, no-intervenir, confiar en la solidaridad y los movimientos para que abran espacios y generen infraestructuras.

Probablemente el futuro nuevo Gobierno no aprobará la llegada masiva de personas queriendo pedir asilo en España

Hay mucho por aprender sobre cómo responder cuando la realpolitik amenaza el horizonte del 'para todos'. También hay herramientas ya existentes, aunque ninguna es la solución mágica. Los DNI municipales de ciudades santuarios como Nueva York por ejemplo, son medidas concretas para descriminalizar personas sin papeles y para generar acceso a infraestructuras municipales. Se trata de una tarjeta con la que cualquier persona empadronada puede acceder a descuentos en transporte, piscinas, etc y que también es aceptada por la policía local cómo documento. Una estrategia (cuasi)legal de la ciudad contra el Estado para generar derechos y seguridad. Una opción sugerente cuando se trata de combatir la exclusión de colectivos que sufren la discriminación policial: en EEUU, el DNI municipal nació para facilitar el que personas sin papeles pudieran llamar a la policía en situaciones de amenaza.

Ciudad, no ciudadanía 

En el encuentro de Ciudades Solidarias se pusieron en común también ejemplos de nuevas plataformas en ciudades cómo Viena, Zürich, Berlin y Padova. Plataformas que intervienen en las ciudades y en su mayoría se llaman 'de todas' en vez de 'ciudadanas'. Desde Viena, Julia Tirler nos contó de 'Vienna for All', una confluencia de grupos que trabajan tanto la precariedad como las migraciones: participan colectivos de austríacos, de migrantes mediterráneos de la crisis europea, y del este y del sur no-UE. La Oficina Precaria de Viena, una alianza de apoyo mutuo y información-debate entre gente de todas partes, es una experiencia importante para el intercambió de saberes para afrontar los ámbitos burocratico-administrativos así como para el aprender sobre otros países y sus luchas.

'Zürich es de todxs' es una alianza de individualidades, grupos y organizaciones para crear un derecho a la ciudad de todas, con cierta énfasis en imaginar otra política municipal. Promueven el concepto de 'ciudadanía urbana' (urban citizenship) para proponer otros modos de generar derechos a nivel de la ciudad. En Berlin hay una iniciativa parecida en marcha (Berlin für Alle), y en Italia también se están planteando iniciativas parecidas desde centros sociales y redes activistas –por ejemplo, Padova Acoglie–. Comparten la necesidad de articular luchas y redes entre centros sociales y colectivos existentes junto con viejas y nuevas migraciones.

Desde Barcelona, y en diálogo con los Barrio Refugio, se discutió las posibilidades, retos y límites de la(s) campaña(s) 'Ciutat Refugi'. Campaña(s) tanto de movimientos, barrios, organizaciones y del ayuntamiento. Su objetivo principal –presionar al Gobierno central para que deje entrar a las y los refugiados– ahora está en cuestíon, ya que que muy probablemente el futuro nuevo Gobierno no aprobará la llegada masiva de personas queriendo pedir asilo en España, ni la regularización de personas sin papeles. Es el momento para entrar en una nueva fase y abrirse a cuestiones más amplias de convivencia local y solidaridad internacional. Queda poco tiempo para contrarrestrar divisiones racistas y abrir nuevos espacios de posibilidad: la subida de las derechas xenófobas en el resto de Europa nos lo demuestra. Pero también está claro que hace falta paciencia, escucha y cuidado para construir el 'para todxs'.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto