Derechos humanos y pueblos originarios
La hija de Berta Cáceres exige a Siemens que se retire del proyecto Agua Zarca en Honduras

La hija de la activista hondureña asesinada en marzo Berta Cáceres, estuvo en Berlín para reclamar a la empresa alemana que suspenda su participación indirecta en un proyecto que amenaza el ecosistema de los indios lenca

03/05/16 · 10:41
Berta Zúñiga Cáceres en un acto de protesta frente a la Organización de Estados Americanos en abril. / CIDH

“Queremos hacer un llamado a que la presión que se ha tenido sobre el gobierno de Honduras y las entidades que financian el proyecto se mantengan”, explica Berta Zúñiga Cáceres. El proyecto al que se refiere, conocido con el nombre de la comunidad en el que está siendo construido, Agua Zarca, es una presa hidroeléctrica. En el proyecto la joint venture Voith Hydro, un 25% de cuyas acciones pertenecen a Siemens, aparece como proveedor de las turbinas hidroeléctricas para la presa.

La empresa alemana ha explicado que aunque se encuentran “consternados por el asesinato” de la madre de Zúñiga, Berta Cáceres el pasado mes de marzo, y “sus pensamientos están con los familiares y los amigos de la víctima”, hasta ahora se ha limitado a mantenerse al tanto de las novedades porque, según la empresa, “no forma parte del consorcio responsable para la construcción de la presa hidroeléctrica”, sino que la empresa en la que posee participaciones es tan solo un suministrador.

Precisamente, el 2 de mayo se daba a conocer la detención de cuatro personas supuestamente implicadas en el asesinato de Cáceres. Dos de ellas, el ingeniero Sergio Ramón Rodriguez y el empleado de seguridad, Douglas Geovanny Bustillo, están en nómina de la empresa Desarrollos Energéticos SA (Desa), la empresa encargada de construir la presa sobre Agua Zarca.

Este periódico se ha puesto en contacto con la empresa Siemens y está a la espera de una respuesta sobre sus posibles vínculos con los trabajadores de Desa detenidos.

El asesinato de Berta Cáceres ha puesto en el candelero de la actualidad internacional las protestas en contra de dicho proyecto, que amenaza el ecosistema del pueblo originario lenca. “Si se han alcanzado pocas cosas hasta ahora ha sido por la presión internacional que ha habido sobre el gobierno de Honduras y no porque haya voluntad política de esclarecer su asesinato”. Dicha presión ha obligado al Banco de Desarrollo Holandés FMO y del Banco de Desarrollo Finlandés Finnfund, dos de los tres financiadores del proyecto, a paralizar sus fondos. Pero como recuerda Berta Zúñiga, “solo han anunciado una suspensión temporal y tememos que esto sea solo temporal hasta que se pase el revuelo suscitado por el asesinato de mi madre”.

Intermón Oxfam en Alemania ha criticado dicha actitud de Siemens: “Quien a pesar de los numerosos actos violentos en contra de los opositores se mantiene en el proyecto, se vuelve cómplice del constante baño de sangre”, explicaba el portavoz de la ONG alemana. Además de Berta Cáceres, cinco miembros del COPINH, Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, organización de la que ésta formaba parte, han sido asesinados hasta el momento.

Su madre era una auténtica “lideresa”, reconoce Berta Zúñiga Cáceres. La activista por los derechos del pueblo indígena lenco hondureño que fue brutalmente asesinada el pasado 3 de marzo en su casa de la ciudad de La Esperanza había sido reconocida y premiada internacionalmente por su labor.

Leer: Berta Cáceres: tus sueños no mueren por la metralla

Berta, una de los cuatro hijos que han quedado huérfanos, es una joven estudiante que sorprende por su don de palabra, su clarividencia y temple al hablar del propio asesinato de su madre. El miércoles estuvo exigiendo en Bruselas, ante la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, la realización de una investigación independiente para encontrar a los autores materiales e intelectuales del asesinato de su madre. “Otros compañeros han sido amenazados asimismo”, explicaba la joven.

“Queremos que la investigación de su muerte marque un antes y un después en la justicia hondureña, un país en el que es sumamente difícil obtener justicia”. Honduras es uno de los países más violentos del mundo, en el que cada día tienen lugar alrededor de 14 asesinatos. A pesar de los intentos propagandísticos del gobierno de Honduras y del descenso de la criminalidad en los últimos meses a raíz de una mayor militarización del país, para Berta Zúñiga Cáceres, en dicha oleada de violencia “hubo un punto de inflexión a raíz del golpe de estado”, aumentando de forma desorbitada.

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