KOMITE INTERNAZIONALISTAK CELEBRA SU ANIVERSARIO
30 años de solidaridad de ida y vuelta

Después de tres décadas, Komite Internazionalistak, que
nació al calor de la Revolución Sandinista, afronta el reto de
reactualizar la solidaridad política en un mundo global.

14/12/09 · 23:06
Edición impresa

Corría el año 1979 cuando el Frente
Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN)
hacía su entrada victoriosa
en las calles de Managua, poniendo
fin a más de cuatro décadas de dictadura
somozista y a una guerra civil
que se había cobrado 40.000 almas.
Ese mismo año, a la par que se incrementaba
la ofensiva guerrillera en El
Salvador y Guatemala, el Polisario
obligaba a Mauritania a renunciar a
sus propósitos sobre el Sáhara
Occidental
, concentrándose desde
entonces en combatir al invasor marroquí.
Más al sur, la minoría blanca
que durante 90 años había gobernado
en Rodesia dejaba paso a la creación
del negro Zimbawe, mientras
el sha Reza Pahlevi abandonaba Irán
ante el avance de islamistas y comunistas.
En un mundo salpicado por
dictaduras y con el telón de acero como
mar de fondo, las luchas de liberación
nacional y contra el imperialismo
aparecían como leit motiv de
los grupos de izquierda de todo el
planeta.

En este marco y aquel mismo
año, varios grupos que en las cuatro
provincias vascas servían de sostén
a un FSLN que poco tiene que
ver con el que hoy gobierna en
Nicaragua, se unen para crear un espacio
permanente de coordinación.
De esta manera nace uno de los referentes
del internacionalismo en
Euskadi, Komite Internazionalistak
(KI)
, que el 28 de noviembre celebró
su 30 aniversario con una fiesta y
otros actos en el centro social
Kukutxa de Bilbao.

Varias generaciones
de militantes de la organización
se dieron cita en el gaztetxe para
rememorar la época en la que
cientos de vascos, de la mano de los
komités, viajaron a Nicaragua para
dar apoyo (político y técnico) a uno
de los procesos emancipadores más
potentes y originales del pasado siglo,
la Revolución Sandinista. Pero,
sobre todo, para escenificar que, a
pesar de los profundos cambios ocurridos
desde entonces, la solidaridad
entre pueblos sigue teniendo plena
vigencia. Un tipo de solidaridad, la
de KI, que poco tiene que ver con la
“ayuda humanitaria”.



“KI es una organización
de solidaridad política
(...). Como punto de partida sitúa la
lucha contra el sistema neoliberal actual,
con una perspectiva anticapitalista
y antiimperialista”, reza en su
escrito de presentación. “Escogemos
la concienciación y el enfrentamiento
contra el sistema frente a la cooperación
al desarrollo, denunciando a
los Estados enriquecidos a costa de
la miseria de los pueblos, el reparto
desigual de las riquezas y la imposición
de la cultura ‘occidental’ sobre
el resto”, sostiene.

La actividad de KI,
que se despliega a través de brigadas
en lugares como Palestina, Venezuela
o Cuba
, y de un trabajo permanente
de denuncia y solidaridad en
Euskadi, “no depende de subvenciones
de los Estados porque eso limitaría
nuestra conciencia crítica”, indica
Gontzal Martínez, uno de sus miembros.
Sus brigadistas, tras conocer in
situ la realidad de los pueblos de acogida,
donde KI trabaja con contrapartes
con las que tiene una clara afinidad
política, actúan como auténticos
embajadores de sus causas de regreso
a Euskadi. Un hecho que se
concreta en la organización de actos
informativos, charlas, seminarios,
exposiciones, manifestaciones e incluso
actos de desobediencia civil.

Si en los ‘80 KI focalizó su acción solidaria
en grupos insurgentes de
Latinoamérica como el FMLN salvadoreño,
en los ‘90 el radio de acción
se amplió a lugares como el Kurdistán,
Iraq o Chiapas, para dar paso,
en la década actual, a una implicación
en las luchas contra la globalización
neoliberal y a un apoyo crítico
a los procesos revolucionarios
que hoy en día atraviesan países como
Bolivia, Venezuela o Paraguay.


EMBAJADAS DE RESITENCIA

Desde su creación, una buena
parte de la actividad del KI se ha
centrado en articular brigadas a
lugares en conflicto o a países que
viven procesos revolucionarios. En
2009, sus seis comités (Bilbo, Bergara,
Lasarte, Donostia, Iruñea y
Ermua) organizaron viajes a Palestina,
Colombia, Cuba, Venezuela y
Brasil, donde trabajaron con el
MST. Bolivia, Paraguay y las regiones
mexicanas de Chiapas (con el
EZLN), Oaxaca y Atenco han sido
lugares recurrentes en los últimos
años, sin olvidar Iraq, donde varias
brigadas trataron, en 2003, de evitar
con su presencia el bombardeo
y la invasión del país.


FORTALEZAS

REDES ESTATALES

Después de años, los grupos de solidaridad
internacionalista han logrado
una amplia red de apoyos con
entidades de las zonas donde han
trabajado, fortaleciendo y dando
continuidad a numerosos proyectos.

PRESENCIA EN LA CALLE

A pesar de la pasividad social general,
Komite Internacionalistak sigue teniendo
una presencia importante en
muchas localidades vascas, logrando
un nivel de movilización muy fuerte en
ocasiones concretas.

LARGA EXPERIENCIA

Después de 30 años de funcionamiento,
los komites internacionalistas
han demostrado una notable capacidad
de trabajo y organización, un
valor y unos conocimientos que se
han transmitido entre generaciones.


DEBILIDADES

FALTA DE PERSPECTIVA EN LO LOCAL

En lo local no se ha realizado un
trabajo profundo sobre realidades
que atraviesan el trabajo de Komite
Internacionalistak. Es el caso de
las luchas de los sin papeles y los
migrantes en general.

DESMOVILIZACIÓN SOCIAL

La sociedad ha dejado de mirar los
procesos de lucha de territorios alejados
de su cotidianeidad. Esto ha
hecho que descienda la intensidad
de la solidaridad, a la par que se
expande el ‘mirar para otro lado’.

DESCORDINACIÓN

KI no ha fortalecido suficientemente
la coordinación con otros sectores
locales en lucha dentro de Euskal
Herria, una debilidad que a
veces se da entre los propios grupos
pertenecientes a KI.

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