Una charla de sábado acerca de la dificultad de ser nosotros en Egipto cuando lo que se comparte es la victoria y la culpa, la derrota y la batalla.
Contextualizar no siempre es cuestión de datos y siglas, contextualizar es también rellenar el blanco entre las letras de los titulares. El contexto es seguir el hilo de quienes sostienen la actualidad siendo protagonistas de noticias que no son noticia.
Los que ya no son Nadies de Galeano porque son Yoes conversando acerca de la dificultad de vivir con el Otro, de ser masa y ser Gente junto a otros nadies que se desprecian.
Lo que sigue es una charla de sábado acerca de la dificultad de ser Nosotros en Egipto cuando lo que se comparte es la victoria y la culpa, la derrota y la batalla.
Ezz es joven, tiene el pelo muy rizado y muy largo, se está dejando crecer la barba y viste camisetas con eslóganes en muchas lenguas que no son árabe. Hay muchos chicos con barba en la ciudad y otros tantos con el pelo afro. Hay unos cuantos con camisetas contestatarias que como Ezz reconstruyeron su identidad allá por el 2011 al hacerse sujetos políticos. A pesar de su juventud, la generación de Ezz narra sus últimos cinco años con la precisión de un biógrafo, en gran medida porque son y se han hecho a golpes, un Yo que camina por las calles de Alejandría.
Le pregunto cómo cree que le ven los otros y me dice:
Tiene 30 o 35 años. Tiene un hijo o está a punto de tenerlo. Está casado con una chica a la que buscó sólo para que fuera su esposa tras haber tenido unas cuantas relaciones con otras chicas a las que ahora trata de putas. Pero quería una mujer pura, porque él merece una mujer como dios manda. Pasa mucho tiempo en esos bares de Miami o de Sidi Bishr, ese tipo de cafeterías sin ningún tipo de gusto, que no tienen identidad, que son solamente comerciales, turísticas. Que tienen el gusto de las cosas que no saben a nada. Vive en un edificio viejo de la antigua Alejandría, en Mansheya por ejemplo. Tiene un poco de barriga, el pelo engominado y nunca ha pensado en hacer las cosas de una manera distinta a cómo le han dicho que hay que hacerlas. Está convencido que existe un enemigo, pero no se da cuenta que el único enemigo de esta sociedad es la propia sociedad. Y el enemigo está siempre lejos. Y el enemigo siempre intenta convencerte de salvar la sociedad matando a otros.
M: Y tú ¿qué celebras?
E: No sé, puede que llegado a este punto no haya nada que celebrar. Puede que lo único que podamos celebrar es la sangre de la gente que estuvo a nuestro lado en un momento dado. Celebramos esto. Puede que sea esto lo que celebremos porque seguimos vivos y todavía nos queda ruido por hacer, y puede que a esta gente, a los mártires, les gustara hacer sonidos. Así que les celebramos haciendo sonidos a su alrededor cuando les van a enterrar. Tal vez es una manera de darles su conmemoración final, haciendo sonidos alrededor de su cuerpo muerto, porque ya ellos no pueden hacer sonidos con nosotros. Puede, no estoy seguro. Sigue extrañándome la manera que tenemos de celebrar la sangre. Se me hace raro el hecho que sigamos celebrando 2011. Yo mismo, sigo celebrando 2011. ¿Por qué? Porque muchos murieron. ¿Por qué? No sé, murió mucha gente y no ha cambiado nada. Pero no, algo ha cambiado. Yo he cambiado. Y es por esto que lo celebro. Lo celebro por la sangre. Porque la sangre me ha cambiado.
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