Movimiento vecinal de Lavapiés
De la vida de un solar (piés)

Unos hombres vestidos con un mono azul fuerzan la frágil puerta del Solar de la Plaza Lavapiés. Unos pocos golpes permiten al Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) destrozar Solarpies, uno de los proyectos colectivos de la Asamblea Popular del barrio.

, Madrid
28/05/14 · 8:00

Unos hombres vestidos con un mono azul fuerzan la frágil puerta del Solar de la Plaza Lavapiés. Unos pocos golpes permiten al Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) destrozar Solarpies, uno de los proyectos colectivos de la Asamblea Popular del barrio. Unos pocos golpes y una excavadora que, palada a palada, va removiendo el mismo suelo que fue devuelto al barrio hace tres años y que el IVIMA quiere para especular. "Veo las fotografías de la excavadora en el Solar, y la encuentro tan fuera de lugar, tan de más. Detrás aparece una pintada que dice alegría y rebeldía y es todavía más absurdo todo", escribe una vecina de Lavapiés desde México. "Tres años de ilusiones para que IVIMA deje el solar más inhabitable que antes", tuiteó otra vecina desde Dubai. "Desalojar #Solarpies es constatar el vaciamiento de la política tradicional", tuitearía otro vecino desde Manchester. Alegría, rebeldía e ilusiones versus especulación. La política institucional imponiéndose a la autogestión por la vía de la fuerza. Y, mientras, las vecinas de Lavapiés que siguen en Lavapiés sacando las cosas del solar.

Fuerza versus palabras. La Asamblea Popular de Lavapiés siempre buscó dialogar con la administración desde que, en junio de 2013, llegara un requerimiento. "Según este documento -así se escribía en el blog de la asamblea-, la historia es así: el solar pertenecía a la Comunidad de Madrid. La Comunidad de Madrid se lo cedió, en marzo de 2013 –casi un año después de la liberación-, al IVIMA. Una sentencia les obliga a construir, antes de 12 meses, un edificio. Hay dos sentencias anteriores, de 2010 y de 2011. Si nada de esto parece claro, es porque no lo es: en el expediente falta información, faltan las sentencias anteriores y, sobre todo, falta saber qué edificio va a hacer el IVIMA en el solar. Lo único que dejan claro es que el requerimiento se tramitará de manera urgente".

Como respuesta a ese requerimiento- urgente- que obligaba a abandonar el solar, muchas vecinas del barrio presentaron alegaciones urgentemente. Después se buscaría el diálogo. Primero acudiendo dos o tres personas a pedir una cita y después –ante el silencio- ocupando de forma pacífica las oficinas del IVIMA dos veces. ‘A la tercera va la vencida’, así se titulaba la crónica de esa segunda ocupación – tercer intento- en el que se conseguía ¡una reunión!

Se dijo que durante el verano se podía permanecer en el solar, pero, pasado ese tiempo, no se recibió ninguna noticia por parte del IVIMA. Las preguntas que se hicieron en el bando de respuesta al intento de desalojo seguían ahí: "¿Cuál es la excusa que pone? ¿Construir vivienda social cuando mantiene sus pisos vacíos? ¿Construir una comisaría para reforzar la persecución especialmente de activistas y migrantes? ¿Construir un hotel de lujo para continuar haciendo del barrio un objeto de consumo turístico? Lo que el IVIMA realmente desea es cerrar este espacio porque es un símbolo de la resistencia vecinal contra sus planes especuladores", señalaba la Asamblea en otra entrada del blog.

Ninguna de estas preguntas fue respondida por la excavadora del pasado 29 de abril. Tampoco los hombres del mono azul sabían porqué motivo se sellaba la puerta del solar (piés).

"¿Vivienda social?", se preguntaban en ese momento en que se denunciaba la venta de casi 3.000 viviendas del Plan Joven. Ellos decían que "construiremos un edificio de uso público" de boquilla y, al lado, en lo físico y real de la vida, en la misma calle Valencia, un bloque de viviendas que podría solucionar necesidades habitacionales del barrio continuaba vacío; el IVIMA, organismo público de vivienda, sigue ejecutando desahucios. Hoy el juzgado de instrucción número 48 de Madrid ha admitido a trámite la querella contra la Comunidad por "malversación de caudales públicos y prevaricación continuada" en la venta de aquellas 3.000 viviendas del IVIMA a fondos buitre. Y el 9 de Junio, Ana Gormendia, directora del IVIMA, declarará como imputada.

¿Comisaría? ¿Hotel de lujo? Desde la primavera del 2012, en Lavapiés hay un ‘Plan de Seguridad’ que, según la misma Cristina Cifuentes, tiene dos objetivos: por un lado, incrementar la presencia policial mediante un aumento “de la vigilancia a pie y motorizada, tanto a cargo de agentes uniformados como de paisano, intensificando además la coordinación policial” y, por otro, revitalizar el “barrio mediante iniciativas que no sólo deben incluir medidas para la rehabilitación arquitectónica, sino también para la mejora de la integración social y la dinamización económica”. Lo que se traduce en incremento de la represión policial y el urbanismo como forma de imponer un estilo de vida concreto. "Lavapiés es de los últimos barrios céntricos que faltan por modernizar y reestructurar, siguiendo la estela de Malasaña y Chueca. Pretenden acabar con la interacción de los vecinos/as en la calle para favorecer el comercio y el consumo", como se explica en el blog Lavapiés Ingentrificable. Dicho de otra manera: Lavapiés está en pleno proceso de gentrificación.

Ahora, con la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) de 2013, este proceso se verá reforzado, ya que todos los comercios que pagaban una renta antigua tendrán que hacer frente a los precios que marque ‘la ley de la oferta y la demanda del mercado inmobiliario’, según palabras de la alcaldesa Ana Botella, a partir del año que viene. Grandes superficies versus comercio tradicional.

Conscientes de ello, desde la Asamblea de Lavapiés se lanzó en su día una campaña titulada ‘Vive el Solar, defiende Lavapiés’, orientada a defender el Solar del desalojo y también a combatir la gentrificación desde la práctica. "Solarpiés tampoco es sólo Solarpiés. Solarpiés es lo que construimos cuando tomamos el control de lo que es nuestro. Es crear entre todas lo que es de todas, es decidir qué barrio queremos, y cómo, y declarar que todas cabemos en Lavapiés y que un espacio desocupado es la negación de un espacio común", así se definía el espacio en una de las entradas del blog de la Asamblea de Lavapiés. Frente a la privatización de los espacios públicos, la liberación de otros para el común. Frente a la mercantilización de la vida, el libre disfrute del tiempo y la oferta a la participación de cualquier persona en la actividad del solar. Frente al asfalto, la tierra. "Porque en el solar podemos reunirnos sin tener que consumir, porque podemos sentarnos al fresco y tomar aire, porque podemos simplemente estar y simplemente hablarnos", así continuaba la entrada.

Como escribe una vecina de Lavapiés, "lo importante no era el espacio, nunca es el edificio o el hueco del edificio", lo importante es lo que ocurre dentro. Asambleas, talleres, proyecciones, juegos, celebraciones, huerto urbano, encuentros agroecológicos, comedores populares veganos, jornadas antiespecistas, debates, conocer cómo funcionan las empresas de vivienda y suelo de Madrid, la décima edición de la Muestra de Cine de Lavapiés o la celebración de las fiestas alternativas del barrio de Lavapiés han sido solo algunas de las actividades que se han dado cita en el solar.

Pero, como bien decía esta vecina, lo importante no es el hueco. Por eso la Asamblea Popular de Lavapiés se ha llevado todas esas cosas a otro lugar. A un solar ubicado en la calle Embajadores 18. A un lugar en el que se erigía un palacio del siglo XVII, que fue declarado ruinoso en 1963, expropiado por el Ayuntamiento en 1999 y que, en lugar de ser restaurado, ha sido demolido este año, según se explica en el blog de la asamblea.

Ahora, este lado de la vida ocurrirá allí, hasta que la Asamblea decida si seguir batallando por el Solar(piés) de la calle Valencia. Pero, sea como sea, la Asamblea Popular de Lavapiés lo tiene claro, lo importante no es el hueco sino lo que hay dentro, aunque lo expresa de otra manera: “Nunca podrán desalojar nuestras ideas”.

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