Los residente de este edificio del barrio madrileño de Tetuán protestarán el miércoles frente al Ayuntamiento
Dónde está Ofelia Nieto 29 en nueve instantes

Este inmueble madrileño vuelve a la carga en su defensa contra los plantes de derribo del Ayuntamiento.

, Madrid
27/05/14 · 8:00
La familia y el grupo de apoyo denuncia que el proceso judicial es poco transparente y no tiene en cuenta el interés público. / DisoPress

1. Las niñas corretean por su azotea con la ropa del colegio “¡Cómo han crecido en estos meses!” En la mesa de los ponentes Ramón López de Lucio, catedrático de Planeamiento Urbanístico; Jon Aguirre, de Paisaje Transversal; y Diego Peris, de Todo por la Praxis. En las sillas tapizadas, traídas del salón de los Gracia González, o apoyados en el muro de la azotea, activistas, vecinos, amigos. Si es que a estas alturas es posible discriminar unas categorías de otras.

En la terraza de la casa se presenta un manifiesto firmado por más de medio centenar de profesionales de la arquitectura, el urbanismo o la abogacía. Tiene que entregarse al día siguiente, viernes 23 de mayo, en el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid.

2. Para quien no conozca el caso. En virtud de un plan urbanístico aprobado en 2004, el Ayuntamiento pretende tirar la casa en la que habita la familia Gracia González desde 1957 en la calle Ofelia Nieto. Es Tetuán, aunque administrativamente en esa acera comienza el Distrito Moncloa-Aravaca. La familia se niega a aceptar la indemnización establecida por el Ayuntamiento, muy inferior al valor del terreno pero, sobre todo, no quieren marcharse. De su hogar.

“Se cambia todo lo que está por escrito menos lo que es de sentido común, se cambia para Botín, no para vosotros”Tres generaciones, nueve personas y cincuenta años de vida de un lado. El rodillo administrativo del otro. El bien público desaparecido de la ecuación: se trata de suelo urbanizable y no hay previsión de construir allí ningún tipo de equipamiento público. En nada molesta tampoco la casa, salvo seis metros cuadrados que se inmiscuyen en una acera ya trazada –sin estorbar el paso– que la familia ha ofrecido reiteradamente ceder.

El caso se convirtió el pasado verano en un hito de la resistencia en Madrid, con dos semanas de emotivas permanencias, ininterrumpidas, que impidieron que el Ayuntamiento ejecutara en tiempo el desalojo que el juez había autorizado. El juzgado denegó luego la prórroga al Ayuntamiento, obligando a tramitar de nuevo la orden. Un añito de tiempo ganado.

Han pasado ya nueve meses desde que se consiguió paralizar el desalojo. También diez años desde que la familia empezó a pleitear que pesan como una losa. Lo de Ofelia ya es una victoria para los movimientos sociales, sí. Pero una victoria aún en busca de final feliz para las tres familias afectadas.

3. Ángeles lo cuenta. Una versión de la famosa tarta de queso de las vigilias de Ofelia se ha convertido en la tarta oficial de los cumpleaños de la familia. “Ya me darás la receta cuando tenga para apuntar, de memoria no me aclaro”. Isabel es activista por la vivienda, y es ya amiga también. Su hija corretea sorteando a los asistentes a la presentación junto con las niñas de la casa. Algunos se sienten ya con la confianza suficiente para regañarles.

4. “En Madrid, en urbanismo, se funciona actualmente a golpe de excepción, se puede hacer todo si se quiere”. López de Lucio, el viejo catedrático, cuenta cómo estos días son noticia los cambios legales sobre la protección del Edificio España o del Complejo Canalejas. “Se cambia todo lo que está por escrito menos lo que es de sentido común, se cambia para Botín, no para vosotros”. Para la casa de Ofelia Nieto 29 no, para los Gracia González ha habido hasta ahora un escrupuloso y frío criterio técnico. Lo que está en el papel está en el papel, a pesar de que hay indicios claros de que las cosas no se hicieron como es debido.

Insiste Diego, del colectivo Todo por la Praxis, “es un problema de voluntad política, sólo se fijan en lo que pone el expediente, en que la casa fue incluida en ese plan. Si se quiere, se puede sacar. Es habitual”.

5. Flashforward. Hemos avanzado un día y el manifiesto de profesionales ya ha sido entregado. Ha tenido que ser pasado por registro porque, una vez más, nadie se ha dignado a recibir a la familia. Sólo han encontrado a la policía, armada, en actitud desafiante. Y van...

Lo mismo sucedió meses atrás con las más de 4.000 firmas que se entregaron en el Ayuntamiento. Lejos de legitimar y demostrar el apoyo vecinal a la familia Gracia González y a su causa, provocaron indiferencia en las autoridades madrileñas. Cuatro millares de firmas que –triste metáfora de la representación local– no sirvieron ni siquiera para que la revisión del caso fuera tenida en consideración.

Más flashforward. Se está haciendo un llamamiento a la gente para acudir el próximo miércoles, 28 de mayo, a las puertas del Palacio de Cibeles durante la celebración del pleno ordinario del Ayuntamiento de Madrid. Esto aún no ha sucedido, pero sabemos ya que en la foto la familia estará bien arropada de nuevo.

6. Luisa no sabe qué creer. No sabe ya en qué creer. “Si fallan en contra ¿qué hacemos? ¿Nos volvemos a encerrar aquí de nuevo? ¿A quién más podemos apelar? Es el patrimonio de mis padres y la vida de tres familias”. Habla con el peso en la voz de cien puertas cerradas. También con la autoridad de quien lo lleva todo a cuestas y lo enfrenta con la barbilla erguida. El patriarca de la familia mira con ojos cansados, sin intervenir. Ha estado delicado de salud recientemente.

7. En dos juicios a puerta cerrada celebrados los días 14 y 21 de mayo, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha tomado una decisión sobre el futuro del inmueble ¿Cuáles son las impresiones? No hay impresiones. ¿Los plazos? Nada se sabe. La abogada de la familia no ha tenido acceso a las reuniones, se desconoce todo lo hablado –exclusivamente– entre los abogados del Ayuntamiento y los jueces. La incertidumbre se conjuga con la impotencia. La rabia deja paso al agotamiento, y éste de nuevo –resoplo– a las ganas de vencer. Hay que seguir presionando a pesar de todo. Las decisiones, no nos engañemos, son políticas en este caso.

8. Manolo lo ve muy claro: “esto se para, hace ya un año que estuvimos aquí por primera vez. No sé si van a entrar en razón o lo van a dejar pasar por pesados, pero el derribo se para”. Un punto de optimismo necesario. La abuela saca más y más platos enfundada en la camiseta del grupo antidesahucios de Tetuán. Ángeles más y más refrescos. La hospitalidad como logotipo de una causa. El agradecimiento mutuo como base del apoyo mutuo. Y en ese bienestar se encuentran razones en los corrillos para la resistencia.

9. Ya nos vamos. “¿Pero ya os marcháis?”. La gente comenta en la puerta de la casa porque en realidad no se quiere ir. “La única explicación es que ya ha cobrado alguien”. A todos cuesta entender la actitud del Ayuntamiento. Incluso desde una perspectiva utilitarista, con la trascendencia que llegó a alcanzar el caso la última vez. “¿No sería mejor intentar instrumentalizarlo?”. ¿Por qué tanto encono del Ayuntamiento con un esquinazo pobretón en el Madrid de las esquinas del Bernabeu? Quisiéramos creer otra cosa, pero el Ayuntamiento sólo nos deja una posibilidad a los ciudadanos: aquí hay alguien que ya ha trincado.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto