A finales de febrero tuvo lugar el encuentro El nuevo rapto de Europa, una cita para la producción y el debate.

La Europa posterior a la II Guerra Mundial fue acumulando progresivamente un nudo densísimo de contradicciones y alternativas, pero al mismo tiempo de procesos novedosos de todo orden que han modificado el continente, con la irreversibilidad que es propia de la historia profunda.
Desde la Europa de Yalta a la caída del Muro, pasando desde luego por la fundación de las comunidades europeas (y sus posteriores ampliaciones), la segunda mitad del siglo XX se tradujo en un laboratorio político y social europeo sin precedentes. A la par que inexplicable fuera del contexto del nuevo sistema mundo surgido de aquella guerra (hegemonía de EEUU; Bretton Woods, descolonización y dependencia, Guerra Fría y amenaza “roja”), las resultantes de aquellos factores han producido transformaciones irreversibles de las nociones de soberanía, gobierno, representación, economía nacional, ciudadanía, por no citar sino las más evidentes.
Resulta paradójico que el continente que inventa (y exporta) las naciones haya producido, mediante una “heteronomía de los fines” más bien positiva, las condiciones materiales e institucionales de una superación no ficticia de la identidad entre democracia, soberanía, Estado, pueblo y nación (y sus correlatos de justicia social, ciudadanía, derechos, etc.) Ha producido sólo las condiciones, no las consecuencias. Por eso se ha dicho que sólo aquellos que, recordemos, “no tienen patria” podrían encarnar esa democracia real continental, una creación política sin precedentes, preludio y etapa de una democracia real mundial.
Décadas de hegemonía neoliberal, con su corolario actual de expolio, austeridad y tecnodictadura financiera, han asestado un golpe de muerte a ese proyecto. Chovinistas, estalinistas y fascistas de todo tipo tienen hoy sueños lúbricos de abundancia demagógica hecha de exclusiones, aventuras imperiales y soberanías revanchistas. Pero muchas recordamos el Euromayday, las Marchas contra el paro, la pobreza y la exclusión social, la Europa de los migrantes: Europa desde abajo. Tenemos toda la razón, pero es hora de dejar de hacer de Casandras de la catástrofe europea, certeras pero impotentes. Para eso hemos organizado El nuevo rapto de Europa, para comenzar a desbaratar la catástrofe, preparando las máquinas de guerra social que reinventen, en las luchas, desde abajo, el sueño de una democracia continental real.
Organizado por la Fundación de los Comunes junto a l’Internationale (una red transeuropea de museos de arte contemporáneo que aspira a dar una nueva encarnación política y cultural a la tradición internacionalista), el encuentro europeo El nuevo rapto de Europa ha querido ser un encuentro de producción, antes que de representación, tan habitual en las agendas comunitarias, de la diversidad y la concordia europea. Consistió en una parte pública, compuesta por una serie de mesas redondas en las que pensadoras y/o activistas discutieron con la participación del público presente, tanto en el auditorio del museo como a través de las redes sociales, y en una parte de trabajo en grupos de discusión entre activistas, productores y productoras culturales, pensadoras y pensadores desde Lisboa a Estambul, desde Londres a Kiev, desde Málaga a Helsinki.
Los grupos de discusión fueron cinco: deuda; común/público; producción cultural; democracia/procesos constituyentes y tecnopolítica. En los artículos relacionados a éste tratamos de reflejar muy someramente algunos de los debates e ideas más relevantes de los grupos de discusión.
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