La financiera UCI se especializó en hacer negocio vendiendo paquetes de hipotecas de baja calificación. Grupos de la PAH han salido a la calle en una acción coordinada para hacer visible las prácticas abusivas de la compañia.

El caso de los afectados por las hipotecas de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), que protagonizan hoy acciones en 30 puntos de todo el Estado es similar al de las hipotecas 'subprime', la cadena de contratos hipotecarios de ínfima calificación que Wall Street fue revendiendo como títulos financieros y que se sitúan en el origen mismo de la crisis financiera global desatada en el verano de 2007. Los contratos de los y las clientes de esta financiera del Banco Santander y de BNP Paribas comparten muchos elementos para ser retratados como hipotecas basura. Estos grupos, organizados en su mayoría dentro del paraguas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, se están organizando para hacer visible su situación y arrancar pequeñas victorias en sus negociaciones con una entidad especialmente reacia a negociar que ni siquiera ha firmado el código de buenas prácticas del Gobierno.
"El negocio no lo tenían en cobrar las hipotecas sino en venderlas, para luego colocarlas en paquetes de hipotecas subprime"Según Pablo López, del grupo de afectados de UCI organizado en PAH Madrid, “el Grupo Santander y el banco francés BNP Paribas crearon UCI para vender hipotecas basura. Ellos sabían que muchas eran incobrables ya que se las daban a personas en paro, a inmigrantes con permisos temporales... buscaban sobre todo jóvenes e inmigrantes sin otros créditos, que no aparecieran en los ficheros de morosos para poder justificar la venta. El negocio no lo tenían en cobrar las hipotecas sino en venderlas, para luego colocarlas en paquetes de hipotecas subprime en mercados con mucha liquidez, como el alemán. Estos paquetes ya los tenían vendidos cuando colocaban la hipoteca, por eso hablamos de una auténtica estafa organizada por el Santander y el BNP”. La mayoría de estos contratos hipotecarios se firmaron entre 2003 y 2005, en plena burbuja inmobiliaria.
La financiera llegaba a acuerdos con pequeñas inmobiliarias, que eran las que captaban y derivaban a las familias deseosas de comprar una vivienda aunque pudieran aportar pocas garantías. “En las inmobiliarias nos decían que solo íbamos a pagar 350 euros de letra, que era menos que un alquiler, y que la hipoteca era, por ejemplo, de 120.000 euros. Pero el día de la firma ante notario, que se hacía en tres minutos y sin haber visto un borrador previamente, veías que la hipoteca era de 180.000 euros, pero si no firmabas amenazaban con quitarte la señal que habías dado, unos 15.000 o 20.000 euros. Ellos te decían que no te preocuparas, que si no podías pagar lo vendieras, y al final los clientes confiaban en los comerciales de las inmobiliarias, que son auténticos encantadores de serpientes”. “Y claro que empezabas pagando 350 euros porque nos aplican un tipo francés especial por el que empiezas pagando muy poco pero enseguida la letra sube una barbaridad, hasta 1.200 euros y más”, sostiene López. Tecnocasa y Quirón son las dos inmobiliarias que más negocio han hecho con UCI. Junto a estas, “tasadoras de la propia UCI se dedicaban a sobretasar todas las hipotecas, llegando a los 300.000 euros”.
“Las condiciones de nuestros contratos son leoninas. Tenemos intereses de demora del 18% y el 20%, hipotecas sobretasadas, avalistas que han hipotecado su casa sin saberlo... todos los contratos están mal, pero algunos no hay por donde cogerlos (no incluyen ni la tasación), así que ellos mismos [UCI] son los primeros interesados en tratar de arreglar el problema y quitarse de en medio esas escrituras”, explica López.
Sordos a las peticiones
“Hasta hace unos meses no había forma de negociar con ellos. Además, seguían acosando a los clientes con llamadas, se presentaban en sus casas, les amenazaban, indicando que si no pagaban servicios sociales se llevarían a sus hijos y cosas por el estilo, machacándolos, metiéndoles miedo”, relata López, antes de continuar: “después de meses de visitas a la única oficina de UCI en Madrid, que está en la calle Retama, 3, en el mismo edificio que BNP Paribas, en noviembre empezamos a hacer concentraciones diarias pero pasamos de acusar a UCI a acusar directamente al Banco Santander y al BNP Paribas”.
“Esto les empezó a hacer daño, y decidieron bajar a hablar con nosotros e iniciar negociaciones”, indica López, orgulloso de todos los logros obtenidos por un activo grupo de afectados que en Madrid ronda las 200 personas, aunque se calcula que son varios miles los hipotecados de UCI con problemas de impago en esta región. Desde enero a julio de este año han conseguido 28 daciones en pago, 8 condonaciones de deuda y diversos alquileres sociales. En las negociaciones con la financiera se organizan en grupos de 20 personas. “Cuando conseguimos las demandas de todo el grupo, les invitamos a que comience la negociación con un nuevo grupo o volvemos a presionar en la calle”, afirma López. Ya son tres grupos los que han cerrado negociaciones y el cuarto acaba de iniciarlas. “Pero cada vez se ponen más duros porque ya no pueden engañar a afectados de otros lugares a los que, por ejemplo, decían que nunca han firmado daciones en pago o condonaciones, ya que ahora estamos coordinados en todo el Estado y todos saben que en Madrid lo están haciendo”, dice el portavoz de los hipotecados, que es también un miembro muy activo de la PAH.
Estas entidades han cometido todo tipo de atropellos. Por eso algunos afectados ya han emprendido acciones legales, pero sin resultado alguno por ahora. Y de momento, siguen viviendo del mismo negocio, buscando ahora otros mercados. Tal y como indica López, “UCI, tras hacer negocios en España, Grecia, Portugal e Irlanda -los PIG- ahora se ha ido a Brasil, Colombia y a otros países emergentes, con las mismas intenciones”.
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