Para Hetaira, prohibir los anuncios de contactos puede
forzar a exponerse a trabajadoras sexuales que, ejerciendo libremente, no quieren hacerlo en lugares públicos.
Texto de Cristina Garaizabal, psicóloga y portavoz de Hetaira.
La prohibición de los anuncios
de prostitución en los
medios de comunicación
parece que se ha convertido
en los últimos tiempos en el instrumento
principal de lucha contra
las mafias de trata de seres humanos
con fines de explotación sexual.
Teniendo en cuenta que ejercer la
prostitución no es un delito ni una
actividad ilegal, cabe preguntarse
qué tienen de malo estos anuncios
para convertirse en centro de la polémica
sobre la prostitución.
Desde nuestro punto de vista, los
anuncios de prostitución, al igual
que los anuncios de otro tipo de servicios,
no tienen nada malo. Por el
contrario, y según nos consta por
nuestra experiencia, son un buen
instrumento para la captación de
clientela de todas aquellas trabajadoras
sexuales que, trabajando libremente
y de manera autónoma,
no quieren exponerse a hacerlo en
lugares públicos. Su prohibición implicaría
obligarlas a lanzarse a la calle
a buscar clientela o a refugiarse
en los clubes, donde tendrían que
someterse a las imposiciones de los
empresarios, ya que no existe una
regulación de estas relaciones laborales,
provocando ese vacío legal
que las trabajadoras no tengan ningún
derecho reconocido ni ningún
instrumento legal para defenderse
de los abusos y la explotación laboral
que hoy se da en muchos de ellos.
Se argumenta que esta prohibición
ayudaría en la lucha contra las
mafias de la prostitución forzada,
pero, seamos serios, ¿cuándo se ha
visto que una actividad ilegal se publicite?,
¿realmente pensamos que
la mayoría de las que se anuncian
son víctimas de trata? Nuestra experiencia
nos dice que no es así. La
trata es un grave delito que al estar
penalizado se mueve en la ilegalidad
y la semi clandestinidad. Si estuviera
realmente tan publicitado
no habría muchos problemas para
acabar con ella, pero al no ser así
su prohibición no sirve para nada
en la lucha contra la trata.
La lucha contra la trata se debe
llevar por otros caminos y son necesarios
otros medios, como los que
ya se contemplan en el Plan
Nacional contra la Trata aprobado
por el Gobierno. No se puede responsabilizar
a los medios de comunicación
del control de lo que existe
detrás de lo que se anuncia. Si así
fuera, hagámoslo extensible a todos
los anuncios, y especialmente a
aquéllos de marcas de tejanos o zapatillas
que han sido denunciados
por fabricar sus productos en el
sudeste asiático con niños obligados
realmente a trabajar en régimen
de esclavitud. Esas denuncias
están comprobadas. La de que en
los anuncios de prostitución la mayoría
son forzadas no deja de ser
una especulación, ya que no existen
cifras que lo demuestren, tal y como
dejó patente la Comisión mixta
Congreso-Senado para el Estudio
de la Prostitución en sus conclusiones
de abril del 2007.
Dejémonos de moralinas y diferenciemos
la trata con fines de explotación
sexual de la prostitución
voluntaria. Ante la primera, protección
de las víctimas y firmeza en la
persecución del delito. Ante la prostitución
voluntaria, reconocimiento
de que es una actividad legítima y
derechos para las trabajadoras, incluido
el de publicitar sus servicios.
Artículos relacionados en este número:
_ [Las fotos de 'El País' provocan expulsiones de nigerianas->9171]
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para provocar enconadas controversias sin posibilidad
de acuerdo. En septiembre, la publicación en
El País de unas fotografías de prostitutas practicando
sexo con clientes en las calles de Barcelona catapultó
el tema a la escena mediática. Ahora diversos
grupos feministas exigen la prohibición de los anuncios
de contactos en los medios de comunicación.
Mientras, los colectivos en defensa de los derechos
de las prostitutas creen que reconocer y regular esta
actividad es la forma de mejorar las condiciones de
vida de quienes la ejercen y evitar abusos.
_ Por Joana G. Grenzner
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