Hoy no vamos a hablar de
sabotajes ni tiroteos, sino
de libros porque al terminar
sus misiones y regresar
a Francia, Jesús Martínez
Maluenda “El Maño” y Ramón Vila
Capdevila “Pasos Largos” tienen la
costumbre de abandonar junto a
caminos, carreteras y poblaciones,
los libros prohíbidos en esa España.
Lo curioso es que a estos libros les
gusta viajar. A manos de guerrilleros,
de campesinos, e incluso de la
Guardia Civil. Pues, por ejemplo,
uno de ellos llega a agricultores por
medio de un número de la benemérita,
quien por miedo o vaya usted a
saber porqué, acaba entregándolo
en esa casa de “izquierdas”.

Dentro de la colección de los libros
caminadores pueden encontrarse
peligrosísimos ejemplares de La
madre de Gorki o La bestia humana
de Zola. Aunque parece que el que
más lejos llega caminanando es un
ejemplar de Mauthausen. Escrito por
un compañero de nuestros protagonistas,
cita el nombre y el pueblo de
muchos de los españoles muertos
en tan siniestro lugar. Cuentan que
el libro cruza la frontera en la mochila
del Maño tras salir de la base del
“Tartás”. Lugar de partida de los grupos
de acción libertarios situada en
La Cerdaña francesa.

En su travesía,
atraviesa el Llobregat y acaba entre
un centenar de cestos con carbón a
medio camino de los municipios de
La Nou y Vilada. No le parece suficiente
el trayecto recorrido junto al
guía aragonés y prueba entonces
zurrones de pastores y paquetes de
contrabandistas. Pasa luego a Manresa
siguiendo el camino hacia el
Mediterráneo. Y allí, descubre el sitio
al que realmente quiere llegar: una
masía cerca de Sant Vicent de Castellet
y el Pont de Vilomara. La familia
de esa masía lleva varios años
buscando información sobre un hermano
de la mujer de la casa que
desapareció en la guerra. En sus
páginas encuentran la desgraciada
noticia que parece que el libro necesitaba
comunicarles.

La historia se la contará la propia
familia a Vila cuando en una de sus
partidas, éste recale en la masía.