Musulmanas marroquíes, subsaharianas, saharauis, afroamericanas, del Sudeste Asiático y del Estado confluyeron en el I Congreso Internacional de Feminismo Islámico, organizado por la Junta Islámica Catalana del 27 al 29 de octubre en Barcelona, para reivindicar la construcción del feminismo desde el Islam.
- Adriana Pérez Pesce
- A contracorriente. Muchas de las organizaciones participantes han recibido críticas por parte de los sectores más conservadores del Islam.
El evento reunió a mujeres que defienden la llamada yihad (lucha) de género, un movimiento que rechaza la interpretación misógina, homófoba y sexista del Corán, exige la igualdad de derechos de las mujeres y reivindica el Islam como herramienta de liberación.
Esta corriente, originada en Egipto a inicios del siglo XX, se extiende a nivel mundial y traba alianzas con el islamismo progresista, por lo que constituye un caballo de Troya para las tendencias fundamentalistas y conservadoras. Las exponentes de la yihad de género rechazan la visión occidental que equipara religión musulmana y opresión de la mujer y postula la emancipación de las mujeres islámicas al estilo occidental y secular, lo que la historiadora Mary Nash tilda de “feminismo proyectado desde un canon universalista de signo blanco y occidental”.
Asociaciones como Hermanas en el Islam (Sisters in Islam, SI), Femmes et Droits Humains (Mujeres y Derechos Humanos, de Mali) o Baobab for Women’s Rights (Baobab por los Derechos de la Mujer, de Nigeria) y estudiosas del Corán buscan recuperar los numerosos elementos igualitarios y liberadores del Islam y reclaman la opción de conjugar libertad y espiritualidad.
Amina Wadud, musulmana afroamericana estadounidense y profesora universitaria de estudios islámicos, estudia la voz femenina dentro del Corán y el rol de las mujeres en la religión islámica y denuncia “una tergiversación de las escrituras sagradas durante 1.400 años”. El 18 de marzo de 2005 ofició la plegaria del viernes (día sagrado de la religión musulmana) en una mezquita de Nueva York donde hombres y mujeres rezaron por primera vez en el mismo recinto, rompiendo la tradición segregacionista y levantando las iras conservadoras. Frente a los “voceros que interpretan los designios de Dios” y el discurso coránico elitista, Wadud reclama la dimensión íntima y personal de la fe y anima a hombres y mujeres a “abordar el problema de siglos y siglos de patriarcado en el Islam”. Según Wadud, la lectura patriarcal del Corán ha reducido el concepto de ser humano a los hombres, impregnando la doctrina jurídica (Sunna) y la ley islámica (Sharia), por lo que “hay que construir redes y puentes que acerquen el discurso teórico a las multitudes y extiendan el paradigma de las mujeres como ser humano”.
Dolors Bramón, profesora de islamología, recordó que “el Islam admitió la existencia de alma en las mujeres en el siglo XIII, mientras la escolástica cristiana todavía se lo cuestionaba en el XVII. Los hombres son los que tergiversaron la mención explícita de las mujeres que se hace en el Corán”. Según ellas, el texto se dirige a hombres y mujeres hasta 12 veces.
Asra Romani, emigrada de In0dia a EE UU, ha liderado la lucha por la entrada de mujeres en las mezquitas y fue la promotora del polémico rezo mixto, además de elaborar una carta de derechos de las mujeres en el recinto sagrado. Se siente orgullosa de ser una de las “niñas malas del Islam” y ve los movimientos de mujeres como “catalizador de una reforma imparable en el mundo musulmán. No es sólo una yihad de género, sino de paz. Nuestros derechos integran una lucha por la paz general. Frente a hombres que hablan de armas y guerras, nosotras somos la alternativa”. Romani abordó temas tabú como “los derechos de las mujeres en la alcoba. Nuestra sexualidad no puede ser utilizada para encarcelarnos, si somos sumisas no podemos estar presentes. Reivindico el derecho al placer y a la autodeterminación porque las decisiones morales responden a un estándar personal. Ninguna mujer merece un castigo fisico y psicológico”.
Zainah Anwar es de Malasia y dirige SI, una asociación que promueve una lectura del Corán con perspectiva de género y apoya la equidad femenina mediante tres ejes de acción: difusión de sus ideas en medios de comunicación, talleres sobre leyes y sensibilización de mujeres mediante charlas, debates y formación. Frente al auge integrista en el sudeste asiático, reclaman presencia en la proyección de leyes y en las instancias políticas para debatir sobre la poligamia, la violencia de género, la libertad de expresión y los derechos fundamentales. Ello les ha valido el veto y las amenazas de integristas que las deslegitiman por no haber ido a escuelas religiosas y las acusan de ser feministas occidentales de la élite y de atacar al Islam. Anwar se pregunta: “¿Quién decide qué es islámico o no, cuando sólo un grupo puede interpretar los textos sagrados?”.
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