CÁRCELES // UN GRAN NÚMERO DE PRESAS DECLARA HABER SUFRIDO ABUSOS FÍSICOS Y/O SEXUALES
Violencia de género, un factor de exclusión

Según el reciente informe Mujer, Integración y Prisión (MIP) sobre la situación de las presas en seis Estados
europeos, la violencia de género es uno de los factores de exclusión que lleva a las mujeres a delinquir.

06/04/06 · 0:29
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Carmen Martín
DESDE DENTRO. Grupo de mujeres en el patio de la antigua cárcel de Carabanchel.

Un gran número de presas ha sufrido
abusos físicos y/o sexuales en la
edad temprana, adulta o en ambas
etapas. Diversas investigadoras relacionan
esta vivencia con la comisión
de delitos con violencia y con
la drogodependencia, otra situación
de marginalidad por la que
acaban entre rejas.

El estudio, basado en entrevistas
a 120 mujeres presas de España,
Francia Inglaterra, Hungría, Italia y
Alemania, fue realizado durante
dos años y medio por entidades que
habían trabajado previamente con
presas (ver DIAGONAL nº 19). Los
informes ingleses, húngaros y españoles
muestran que un importante
porcentaje de ellas fue objeto de
abusos antes del encarcelamiento.
En el Estado español, el 38% de las
encuestadas habían sido maltratadas
antes de pasar por la cárcel; un
25% durante la edad adulta; el 17%
en la adolescencia y el 7% en su infancia.
Un 17% había sido objeto de
abusos sexuales.

Una cadena de violencias

Según Marta Cruells y Noelia Igareda,
de la Asociación de Mujeres
para la Inserción Laboral (SURT), la
interacción entre violencia de género,
exclusión social y delincuencia es
una peligrosa cadena. “Cuando se
agrava o añade a otros factores como
los abusos sexuales de menores,
puede ser una de las causas mayores
de la falta de oportunidades para las
mujeres” Y añaden que “la gran ausencia
de políticas, recursos sociales
y servicios de apoyo para mujeres
que han sufrido violencia ha sido una
realidad para las entrevistadas.
Ninguna de ellas recibió apoyo por
parte de instituciones, servicios de
salud o atención a la mujer antes de
la comisión del delito”. Según cifras
provisionales de una investigación
que SURT realiza en las cárceles catalanas
en colaboración con el
Institut Català de la Dona, un 80% de
las 200 presas encuestadas ha sufrido
violencia a lo largo de su vida y
un 68% abusos sexuales.
Por su parte, en Hungría, el Informe
MIP recogió que una tercera
parte de las entrevistadas afirmaban
haber sufrido abusos frecuentes de
niñas: un tercio físicos y un 50% sexuales.

En esa misma dirección
apuntan los datos de otra investigación,
también en Hungría, entre presas
por delitos de homicidio o abuso
físico grave. En el 60% de casos la
víctima de su delito fue el marido o
pareja, y el 50% de estas presas habían
sufrido abusos físicos frecuentes
por su pareja en el período anterior
al delito. Según Herta Toth, de
la Universidad Central Europea y autora
del estudio, son mujeres “interrumpidas
por la violencia” tras años
de aislamiento y pérdida de vínculos
sociales. A menudo la motivación del
homicidio es la defensa propia o de
sus hijos, pero en una tercera parte
de los procesos judiciales ni la
Policía ni los jueces conocían la situación
de violencia de género. En la
mitad de casos se conocía y se consideró
un factor agravante del delito.
Toth afirma que todas habían intentado
separarse o buscar ayuda.
En cuanto a la relación entre violencia
de género y consumo de drogas,
SURT afirma que es una “estrategia
común para evadirse de los daños”:
un estudio español entre mujeres
toxicómanas reveló que casi el
60% había sufrido maltrato o abusos
sexuales en la infancia. El consumo y
la drogodependencia son una de las
causas principales de exclusión y delito:
en 2002, el 89,8% de las presas
en el Estado español fueron condenadas
por delitos contra la propiedad
o la salud pública, y un 41% de
estos delitos por tráfico de drogas.

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