El Tribunal Supremo ruso ha prohibido la celebración hasta el año 2112 del desfile del orgullo gay.

Los desfiles del orgullo gay en
Rusia han sido generalmente prohibidos
por las autoridades de San
Petersburgo y Moscú, las dos ciudades
de Rusia en las que es visible
una red de activistas LGTB
(formadas por personas lesbianas,
gays, transexuales y bisexuales).
El veto se debe a la oposición de
políticos, líderes religiosos y organizaciones
de extrema derecha. El
anterior alcalde de Moscú, Yuri
Luzhkov, describió el Orgullo de
Moscú como “obra de Satán”. Los
intentos de desfiles han acabado
habitualmente en enfrentamientos
entre los manifestantes y los
contramanifestantes, y la posterior
intervención de la policía. La
Corte Europea de Derechos
Humanos dictaminó que Rusia tenía
hasta el 20 de enero de 2010
para responder a los casos de desfiles
del orgullo gay que habían sido
prohibidos. Como respuesta,
en junio de 2012 el Tribunal
Supremo ha emitido una prohibición
de cien años para los desfiles
del orgullo gay. Los activistas de
los derechos homosexuales anuncian
que recurrirán la decisión ante
la justicia europea y se remiten
a sus derechos constitucionales de
libertad de expresión y de reunión.
Estos derechos están garantizados
por la Constitución rusa, así como
por la Convención Europea de
Derechos Humanos, que fue ratificada
por la Federación Rusa en
1998. Pero después de la segunda
subida al poder de Vladimir Putin
se han sucedido los casos de violaciones
de leyes y derechos humanos,
incluyendo la prohibición de
reuniones y mítines, así como el
arresto de opositores políticos.
“Defensa de las fronteras”
El activismo homófobo ruso, que
tiene un fuerte apoyo de la Iglesia
ortodoxa, ha demandado a
Madonna por diez millones de
dólares, por “ofenderlos” durante
su concierto del 9 de agosto, en el
que la cantante apoyó los derechos
de los homosexuales. En la
demanda, los activistas antihomosexuales
escriben: “Quizás haya
quien no vea la conexión, pero
después del concierto de
Madonna puede que algún chico
se haga gay, alguna chica se convierta
en lesbiana; cada vez nacen
menos niños como resultado
de esto y este gran país no
puede defender sus fronteras”.
Toda esta propaganda tiene como
resultado ataques que, después
del juicio a Pussy Riot, se han convertido en algo habitual.
El 28 de agosto, un grupo de los
llamados “activistas ortodoxos”
(reclutados entre matones), atacó
el Museo Erótico de Moscú, amenazando
a la empleada del museo
y destrozando el mostrador.
La guerra rusa “contra los gays”
no es nueva. La homosexualidad
era ilegal en la antigua Unión
Soviética. Después de que ésta cayera,
se descriminalizó el sexo homosexual
en 1993, pero la homofobia
más violenta sigue teniendo
fuertes raíces. El Gobierno de San
Petersburgo tomó en febrero la medida
de criminalizar cualquier posible
discurso positivo sobre los gays
y las lesbianas. Posteriormente, las
ciudades de Novosibirsk, Riazán,
Arkángel y Kostromá han aprobado
legislaciones similares.
En Rusia, los activistas homosexuales
están intentando contrarrestar
este ataque y apelan a la
comunidad internacional. Así, los
activistas llaman al boicot internacional
a los Juegos Olímpicos
de Sochi, que se celebrarán en
2014. Este asunto afecta especialmente
a los miembros de los colectivos
LGTB de todo elmundo a
la luz de las ya mencionadas intenciones
de discriminar a los
atletas homosexuales.
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