- GALVE. En el fondo de la imagen.
En la madrugada del 2 de enero un
joven antifascista resultó herido con
un arma blanca por un neonazi en
una zona de copas de Madrid. El joven
agredido, menor de edad y vecino
de Aravaca, tuvo que ser ingresado
en la Unidad de Cuidados Intensivos,
donde permaneció cerca de
una semana con un pulmón gravemente
afectado. Con el recuerdo de
lo que sucedió con Carlos Javier
Palomino todavía demasiado reciente,
el colectivo Noroeste Antifascista,
tras la salida del herido del hospital,
convocó una manifestación el 16
de enero que finalmente no fue autorizada
por la Delegación de Gobierno.
La justificación de la Delegación
era que “no había razón suficiente
para convocarla”, tal como
explica Noroeste Antifascista en un
comunicado. La marcha, que quería
denunciar la impunidad de la que
gozan los grupos nazis en esa zona
de Madrid, estaba apoyada por la
Coordinadora Antifascista de Madrid
bajo el lema “Fuera Fascistas
de Nuestros Barrios”.
El colectivo antifascista ‘1984’ de
Aravaca, municipio natal del joven
agredido, ha dicho reconocer al
agresor y lo relacionan con anteriores
agresiones en Pozuelo de Alarcón
y la propia Aravaca. Recuerdan
que este hecho no es un caso aislado,
“es la última de una larga lista
[de agresiones] de las que hemos
sido víctimas en anteriores ocasiones
jóvenes de izquierdas o migrantes
de la zona noroeste de Madrid”.
Por su parte, Noroeste Antifascista
señala en su comunicado que estas
agresiones son producto de una actuación
policial arbitraria que sitúa
a los fascistas con impunidad ante
la policía, mientras los jóvenes de
izquierdas tienen que soportar el
“acoso permanente por parte de la
policía de Pozuelo y de la brigada
de información”. Denuncian también
que la inmunidad de la que gozan
dichos colectivos es derivada
del hecho de que “algunos de ellos
son militares”.
“Viviste y moriste peleando”
Una manifestación recorrió el sábado
17 el madrileño barrio de Vallecas.
Igualmente sin autorizar por
parte de la Delegación, la manifestación
quería ser un homenaje a
Eduardo Vilella Sánchez, ‘Jelilla’, un
joven de 19 años que, tras una discusión
con miembros de seguridad de
la discoteca Excalibur, fue atropellado
por un vehículo el 21 de diciembre.
Los amigos del joven antifascista
declaran en su comunicado que
algunos de los miembros de seguridad
de la discoteca de quien huía
‘Jelilla’ son de “extrema derecha”.
Por eso, por la instalación de badenes
que “evitarían muertes como esta”
y por el cierre del Excalibur, pero
sobre todo, para recordar a Eduardo,
se celebró el acto tras el cual se
colocó una placa en su memoria.
La marcha de Vallecas bajo el lema
“En memoria de... Eduardo
Vilella Sánchez, ‘Jelilla’. El 21 de diciembre
te asesinaron. No lo olvidamos
ni lo perdonaremos. Te recordaremos
siempre. Viviste y moriste
peleando” transcurrió por la acera,
tras la negociación con la policía.
Se esperaba cierta tensión por la
prohibición del acto y por la coincidencia
con el partido del Rayo Vallecano.
Antes del inicio del encuentro
se registraron algunas cargas
policiales, con el resultado de una
persona herida. Al paso de la manifestación
por el estadio, la policía estaba
lista para cargar.
Un aficionado vallecano contaba a
DIAGONAL que las cargas son habituales
desde hace unos meses a pesar
de que el ambiente es tranquilo.
Éstas se concentran especialmente
contra el grupo Bukaneros.
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